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4 - SALIDA TORMENTOSA

Alex iba incómoda, y llegó a la conclusión que haber aceptado el ofrecimiento de Smith de llevarla a la Estación de Servicio, no había sido una buena idea.
- ¿Qué tipo de música te gusta, Alex?
Alex lo miró, y respiró profundamente intentando relajarse un poco.
- Ya no tengo muchas preferencias. Ahora escucho de todo. Cuando estás en prisión ciertas expectativas disminuyen y tu tolerancia crece.
Smith se carcajeó, mientras la miraba de arriba a abajo.
Alex se sentía nuevamente muy incómoda.
- ¿Cuánto falta para llegar a la Estación de Servicio? Llevamos rondando como quince minutos y nada del jodido lugar.
La mira con una media sonrisa.
- Falta... lo suficiente.
- Lo suficiente... ¿para qué?
Smith redujo la velocidad de su auto, y fue estacionándose lentamente a un lado de la solitaria carretera.
- ¿Qué rayos haces? ¿Por qué nos estamos deteniendo?
- No pasa nada, cariño. Solo llegó la hora de... divertirnos.
Puso su mano en la pierna de Alex, mientras su mirada se volvía perversa.
- ¿Qué mierda te pasa? ¡No te atrevas a tocarme!
Gritó mientras se quitaba el cinturón de seguridad para bajar del auto.
Él la tomó fuertemente por el brazo.
- Vamos, Vause. Solo nos divertiremos un rato y luego te llevaré donde tu amorcito.
- Quítame las manos de encima, pervertido.
Alex se liberó, abrió la puerta, logrando salir del auto.
Smith también desciendió rápidamente de su auto, yendo hacia Alex.
- ¡Ya basta! Te hice un favor, perra, ahora debes pagarme.
- No se te ocurra acercarte más o...
- -¿O qué? ¿Me matarás como mataste al Guardia de Litchfield? Aquí no hay huerto. ¿Dónde me enterrarás?
Dijo Smith con tono burlón y sonreído.
Alex quedó sorprendida, sin imaginar como se había enterado de aquel suceso.
Smith seguía caminando hacia ella, mientras que ella seguía retrocediendo.
- Si me vuelves a tocar, me voy a defender, puto pervertido de mierda.
Smith soltó una risa sarcástica.
- ¿Qué pasa contigo, cariño? ¿No te gusta la libertad que ya quieres volver a Máxima Seguridad por agredir a un Funcionario? Te aseguro que eso será el puto infierno.
Alex comenzó a temblar. Miraba reiteradamente de un lado a otro en busca de algo o alguien que la ayudara, pero no tenía éxito.
- Móntate en tu puto auto, y vete de aquí.
- Ambos iremos a mi auto. La pasaremos bien en los asientos traseros por unos minutos, cariño.
- No voy a ir contigo maldito acosador. ¡Lárgate de aquí!
En ese momento, Smith perdió la paciencia y comenzó a caminar rápidamente hacia Alex, con una mirada aterradora.
Alex comenzó a retroceder lo más rápido que pudo, luego comenzó a correr, pero el hombre la alcanzó, la haló por su cabello, obligando a Alex a volver a donde estaba el auto, donde colocó violentamente su cuerpo contra una de las puertas.
- Quise hacer las cosas fácil para tí, perra, pero te gustan las cosas rudas, entonces seré muy rudo.
- Te voy a denunciar por abuso, maldito hijo de perra.
Lo amenazaba mientras forcejeaba para liberarse de aquel hombre.
- ¿En serio piensas que te creerán? Eres solo una maldita ex convicta, y yo soy el honorable Alcaide de tu maldita prisión. No me hagas perder más el tiempo y entra al auto.
Justo cuando el hombre estaba abriendo la puerta trasera, un auto se divisó, y este, al percatarse de la situación extraña, se detuvo.
A Smith no le quedó más que soltar a Alex tras ver aquel auto estacionarse, de donde descendió una mujer.
- ¿Todo bien? ¿Algún problema con el auto? - preguntó la mujer mientras se acercaba a ellos.
- Todo bien. - respondió Smith con algo de rabia, mientras cerraba de un golpe la puerta trasera del auto. - solo estamos descansando. Puedes seguir tu camino.
- Está bien. - dijo la mujer no muy convencida y dirigiéndose a hacia su auto.
En ese momento Alex reaccionó y divisó la clara oportunidad de huir.
- ¡Espera! - le dijo.
La mujer se detuvo y volteó hacia ella.
Alex comenzó a caminar hacia aquella mujer, pero Smith la retuvo tomando fuertemente su muñeca. La jaló hacia su cuerpo y colocó su boca en su oído.
- Estás muerta, Alex Vause.
Alex lo miró fijamente con mucha ira y sin demostrarle miedo, y se liberó bruscamente de él.
- ¡Hey, chica! ¿Estás bien? - le preguntó la mujer mientras observaba la confusa escena.
Alex siguió caminando hasta llegar a su lado.
La mujer la miraba esperando con atención aquello que Alex le iba a decir.
- Necesito llegar a la Estación de Servicio que está en esta misma vía. ¿Puedes ayudarme?
La mujer la observó algo sorprendida por unos segundos.
- Por favor, no me dejes aquí... con él. - le dijo Alex con tono casi de súplica.
La mujer respiró profundamente.
- Salgamos de aquí.
Alex exhaló aliviada, mientras ambas se subieron al auto y se marcharon, dejando atrás a Smith frustado y enojado.

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Piper seguía en la Estación de Servicio en espera de que repararan su auto... y de Alex.
- Disculpe, ¿cuánto tardará esto?
- La verdad, Señorita, esto está muy mal. Hay que cambiar la batería, y unas tuercas. - dijo el mecánico.
- ¡Bien! ¡Hagámoslo!
- Eso tendrá que esperar hasta mañana.
- ¿Qué? ¡No! No podemos esperar hasta mañana. Casi anochece y el camino es muy largo. Y mi esposa ya tuvo una... salida tormentosa para también tener que pasar por esta mierda.
- Pues, hasta mañana abren el almacén para comprar lo necesario para arrancarlo.
- Estoy segura que hay una manera de arreglar esto hoy, ¿no es así? Esto es una... emergencia.
El mecánico guardó silencio unos segundos, mientras Piper lo observaba.
- A lo mejor podemos...
- ¡sí! ¡Claro que sí!
- Tengo guardado lo que necesita. Lo tengo para mi uso personal, pero puedo ayudarle.
- Me parece genial. Gracias.
- Solo serán... mil quinientos dólares.
- ¿Qué? ¿Mil quinientos dólares? ¿Estás bromeando?
- Es una emergencia. Y eso le cuesta salir de ella.
- ¡No! Eso me costaría otro auto que no fuera esta mierda inservible.
- Entonces... hasta mañana.
- ¿Es en serio?
El mecánico tomó su caja de herramientas, y se fue alejó rápidamente de Piper.
Piper quedó sola, sumida en un gran sentimiento de frustración.
- ¡Mierda, mierda, mierda!
¿Dónde estás, Alex?