5 - TRAFICANTE

100 23 4
                                    



Había un silencio sepulcro entre Alex y la mujer, así que ésta decidió romper el hielo.
- ¿Es tu novio, tu esposo, algo?
- ¡No, no! Solo… se ofreció llevarme a la Estación de Servicio y luego todo se salió de control.
Y… soy lesbiana… así que…
- Entiendo.
¿Logró hacerte daño?
- Solo me haló… no me hizo el daño que el quería, gracias a que llegaste justo a tiempo. Gracias por eso.
- Así soy… muy oportuna… aunque tu amigo encarpado no creo que piense lo mismo.
Ambas se rieron.
- Al carajo con ese imbécil. Es un pervertido acosador. Ahora solo quiero llegar a la Estación y… besar a mi esposa.
La mujer le dio una media sonrisa mirándola, luego volvió a mirar el camino.
Otro silencio se apoderó de la situación, pero esta vez fue Alex quien lo rompió.
- ¿Cuánto tiempo falta para llegar a la jodida Estación? Se me ha hecho eterno este camino.
- No es para menos…
Estamos a unos… veinte minutos… llegaremos cuando ya haya oscurecido.
- Mierda.
- Sí, eso no es muy bueno.
Alex comenzó a desesperarse otra vez. La mujer trató de distraela.
- Y… ¿de dónde vienes?
- Yo… acabo de salir… de… prisión.
- ¡Oh, mierda!
- Sí… y mi esposa vendría por mi pero su auto se averió y está en la jodida Estación ahora… esperándome.
- Linda historia…
¿y qué hiciste para caer presa?
- Nada bueno, obviamente.
- ¿Mataste a alguién?
Alex la miró.
- No fue esa la razón de mi estadía en la carcel.
- Y… ¿estás pensando en matarme?
Quizás… para robarme mis hermosos órganos y venderlos en el mercado negro de la frontera.
Alex comenzó a reírse, ahora mucho más relajada.
- No… pero ya que lo dices de esa manera, debería pensarlo… aún estoy a tiempo.
Esta vez la mujer sonrió.
- Por tráfico… Era traficante.
- ¿De órganos? ¡Mierda, lo sabía!
Alex soltó una inmensa carcajada. La miró detenidamente.
- Drogas. Traficaba drogas.
- ¡Wow! Si que eres una caja de sorpresa con esa carita.
- ¿Cuál es tu nombre?
- ¡No! Eso está mal…
- ¿Es tan feo tu nombre?
- No, eso no, mi nombre es hermoso… pero tu estás creando empatía con tu víctima. Eso lo va joder todo.
- Oh, entiendo… bueno, ya que te mataré y no podrás delatarme, yo sí te diré mi nombre.
La mujer la miró sonreída y atenta.
- Mi nombre es Alex.
La mujer pareció algo sorprendida y por un momento perdida. Pero a los segundos, volvió a la conversación.
- Es un placer para ti conocerme, Alex… mi nombre es… Emily, puedes decirme Emmy.
- Emily… nada mal para mi primera víctima.
Ambas se miraron y sonrieron.
De repente una luz se divisaba cada vez más resplandeciente. Era la luz led de un anunció.
- OMG, esa es la…
- Yeah… esa es la estación de servicio. Hemos llegado a tu destino.



MORE ORANGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora