7 - UNA NOCHE SIN DORMIR

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Alex, Piper y Emmy, entran a la habitación en la cual pasarían la noche.
- ¡Dios! No puedo creer que mi primera noche fuera de los compartimentos, sea así. No lo merezco. – Dijo Alex resignada.
- Y en este lugar tan… peculiar. – dijo Emmy en tono de burla.
Alex la miró con la ceja levantada.
- Después de haber viajado por tanto lugares, esto es… – respondió mientras caminaba hacia el baño.
- ¿Mejor que la prisión? - retumbó Emmy para que Alex cayera en cuenta que a pesar de la precaria e insólita situación, estaba mejor, en un mejor lugar.
- ¡Exacto! Miren esto… es… un sueño para mí.
- Te entiendo, mi amor. – dijo Piper mientras la abrazaba.
- Quisiera tener más ropa limpia. Quiero una pijama
Roja, de seda, no me importa el puto invierno. Y quiero una bata de baño que haya sido lavada con suavizante con olor a rosas.
- Todo eso lo tendrás, Alex.
Piper se acercó a ella, la miró con compasión y le acarició su cabello.
- Pero saben que, eso no arruinará mi gran baño de horas.
- Claro que no.
Piper y Alex se comienzan a besar y a tocar apasionadamente, lo que comenzaba a incomodar a Emmy. Así que interrumpió el momento romántico.
- ¿Tienen hambre? No creo que haya servicio a la habitación pero, puedo salir a ver que encuentro.
Alex voltea, y se separa de Piper.
- Emmy, lo siento, es que…
- ¡Oh, no, tranquila! Las entiendo…
- Yo no tengo hambre, la verdad. ¿Quieres que busque algo, P?
- No, amor, estoy bien.
- Sí, bueno, yo de verdad quiero ducharme allí por horas.
- Oh, bueno - dijo Emmy ya desde la puerta - yo sí buscaré algo de comer e iré a mi auto a buscar unas… cosas. Quizás me tarde lo suficiente…
Nos vemos al rato. – dijo con mirada pícara mientras salía de la habitación.
Tan pronto salió Emmy, Piper se avalanchó sobre Alex. La comenzó a besar desenfrenadamente y comenzó a quitarle la ropa. Tocaba su cuerpo a horcajadas, como lobo encima de su oveja a punto de hacerla rendirse.
Entonces Alex interrumpió el momento.
- ¿Y si llega… y nos ve? ¿Haremos un trío? - le dijo mientras se reía.
Piper se detuvo y la miró.
- ¡Cállate! Tu amiga entendió que necesitamos estar solas, desnudas…
- Estoy de acuerdo con eso, así que aprovechemos este tiempo muy bien.
Alex terminó de quitarle la ropa a Piper, mientras que Piper había hecho lo mismo. Ambas se miraban con el más grande los deseos. Sus cuerpos eran dos llamas que se rozaban y se convertían en una sola. Eran lava de un volcán que estuvo en erupción por horas.
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Emmy llegó a su auto y al entrar en el, sacó su celular y realizó una llamada.
- Hey, Giddish.
Estoy en la Estación de Servicio que está en la vía a Ohio.
Estaba visitando a mi madre, se me hizo algo tarde, y en el camino conseguí… oro… diamantes… perlas.
Pasaré la noche aquí. Saldré temprano. Te contaré de que se trata, personalmente. Solo puedo decirte que tenemos trabajo, un gran trabajo.
Sí, estoy bien… Algo cansada de tanto manejar, pero bien.
Okay. Nos vemos pronto.
Emmy colgó la llamada, y se recostó en su asiento en su cara se iluminó una sonrisa, pues en su cabeza estaba naciendo una idea que hasta ese entonces, solo ella conocía.
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- ¿Emmy?...¡Emmy! – gritaba Alex por el vidrio de la ventana del auto, con cara de preocupación.
¡EMMY! – gritó aún más fuerte mientras golpeaba el vidrio que estaba un poco entreabierto.
Emmy finalmente abrió los ojos, aturdida.
Bajó completamente el vidrio.
- Por Dios, ¿qué hora es? – le preguntó a Alex mientras se agarraba el cuello y fruncía su ceño.
- Casi las seis de la mañana. Piper y yo nos preocupamos cuando no volviste… nosotras… ¿Estás bien?
- Estoy bien, chicas. Todas alguna vez hemos pasado una noche sin dormir, ¿no?
Alex y Piper se miraron con cara de vergüenza y culpa.
- Entraré a echarme un baño, para poder retomar el viaje.
Necesito un café.
- Sí, ve a ducharte. Yo conseguiré café para las tres.
- Oh, gracias. Te lo agradezco.
Emmy caminó hasta el hostal.
- Ella durmió en su auto para dejarnos solas en la habitación toda la noche. – dijo Alex con mucha culpa en su hablar.
- Creo que no quería un trío. – le respondió Piper con tono de burla.
Alex la miró con una sonrisa sarcástica, y comenzó a caminar.
- Mejor vamos por el café. Es lo mínimo que podemos hacer.
- Tu ve por eso, yo veré si ya hay alguien en el almacén… con buen corazón... que pueda ayudarnos con nuestro auto.
- Suerte con eso, Chapman.
- Estamos juntas en eso, Vause.
Ambas se rieron y fueron cada una por su camino.

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