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❝Incluso la persona más fría e inexpresiva de la faz de la tierra puede llegar a sentir un amor tan puro e inocente, transportándole a un nuevo mundo donde su corazón solamente palpite de emoción❞


Tiempo de primavera, tiempo en el cual la flora representativa florecía y se levantaba con cada cuidado establecido, dando sus deliciosos frutos para el consumo de cada habitante.

La bella entidad divina de la primavera se encontraba tan presente en sus pensamientos más ocurrentes de sus adentros, aún así continuó contemplando cada espacio verdoso y colorido del lugar cerrando sus pequeños ojos ante el refrescante aire que daba en dirección justo a donde descansaba en una postura cuidadosa, sentado sobre el verdoso pasto oyendo de si el cantar de las bellas aves y cada uno de los muchos murmuros de las ninfas que le rodeaban.

"Ves como hace florecer y llenar de vida el jardín"

"Su amor a la naturaleza es tan puro"

"Todo de si es muy puro"

Tan sumido, tan frágil y tan alegre se veían sus expresiones fáciles. Desprendiendo así solamente pureza con cada paso o acción que daba.

Desde lo lejos una mujer con rasgos finos y elegantes, de una cabellera negra demasiada larga le observaba con una mirada pensante queriendo analizar más del esbelto cuerpo que descansaba sobre el jardín, girando un poco su rostro a un tanto cerca del lugar donde la figura divina de la primavera se hallaba radiando felicidad con las ninfas a su cuidado, distinguió al Dios del inframundo en su coche tirando de los temibles corceles negros en dirección al Olimpo; tan seria y sobría fue la expresión de aquel poderoso Dios.

Irene, Diosa de la belleza, vió a ambos Dioses con un mismo sentimiento mutuo, dejando que sus pensamientos fluyeran llegando al final de esto con una idea increíblemente perfecta para las jóvenes identidades.

"DoYoung es una alma que vive escondida del mundo radiando desde lo más profundo su inocencia y alegría, y JaeHyun, él vive solo bajo un lugar aterrador todo triste sin luz visible"

Apesar de saber a la perfección que ambos Dioses estaban alejados de los círculos pasionales que involucrara cualquier acto romántico, siendo el más destacable el Dios del inframundo quien siempre había esquivado las flechas del joven Dios de los enamorados bajo representación del sobrenombre permaneciente, Cupido, hijo del amor prohibido entre el Dios de la Guerra y la Diosa de la belleza.

Irene llamó a su hijo, JiSung, el ángel poseedor de unas brillantes alas blancas y de una cabellera ondulada muy dorada ante los rayos del sol. Con un arco en mano llevando consigo cada una de las flechas que siempre empleaba a las parejas que requerían de su ayuda y, por supuesto al dar ésta justo en su punto dicho no pueden ni logran ser detectadas por nada.

Escuchó atentamente las palabras de su madre, eligió la flecha más afilada y apuntó a la primera al corazón del Dios del inframundo, en el preciso momento que su mirada oscura recayó sobre la divinidad de la primavera. Admirando la radiante belleza de tan divino ser que reía con las ninfas a su alrededor.

Se enamoró a primera vista, sintiendo los latidos de su corazón al contemplar cada unos de sus aspectos; el traje blanco con la bella corona de flores del mismo color más la esplendorosa sonrisa figurada, lo llevó a dejar su anterior camino hacia el Olimpo yendo ahora a donde el maravilloso y genuino ser.

Esperó el momento indicado para acercarse, mientras quedaba solo en la oscuridad de su sombra.

La divinidad de la primavera ante su contemplo con el lugar que le acogía dejó en unos segundos no estar presente con las ninfas, alejándose por completo de la zona de cuidado, con un hermoso narciso de colores vivos y una exquisita fragancia que agradaba tanto por igual al cielo, al mar y la tierra. Centrándose más a lo profundo del bosque, siendo cada uno de sus pasos seguidos por un individuo que tenía la frialdad y oscuridad de su lado, le miraba atento sin oportunidad de querer apartar sus penetrantes ojos del bello ser que había consumido su corazón llevándolo a un mundo desconocido aún para él.

El andar de ambos se detuvo.

DoYoung giró su cuerpo al notar que en esa parte del bosque no se halla solo, y su presentimiento dió al blanco, al tener en frente suyo el rostro completamente serio del Dios del inframundo, un leve escalofrío recorrió su espina dorsal obligándolo a estremecerse de miedo.

Un impulso rápido olvidando todo y el lugar sumamente importante ante el cuidado de la divinidad, le fue olvidado al abrir en solo microsegundos la tierra llevándose consigo la bendición más preciada de la Diosa de la agricultura que también era la parte primordial de cada cuidado de la naturaleza.

[•••]

Bajo el submundo, con el pasar de cada día, JaeHyun trató de ganarse duramente contra todo pesar el amor de DoYoung con tan magníficos regalos, pero simplemente la divinidad lloraba continuamente negándose en múltiples ocasiones a comer o beber de los centenares de alimentos que JaeHyun le ofrece. La salud del ser celestial del cual está enamorado lo preocupó, al verle llorar sin querer comer se estaba envolviendo en una misma situación de una flor; cuando esta se van marchitando poco a poco, y presenciar tal hecho solo oprimía el corazón del enamorado Dios.

"Cariño, no llores"

Secaba cada una de sus lágrimas.

Pasó muchos días junto a DoYoung, queriendo parar su llanto y hacerle lo más feliz que pudiera. Incluso entre las miles de ideas que giraban entorno en su cabeza, contrató un jardinero experto para que lograse producir un maravilloso jardín solamente dedicado para su amor. Lo llenó de verdosos árboles y bellas flores, específicamente las favoritas del hermoso ser divino.

"Has logrado que mi corazón palpite por ti"

"Se siente bien amarte"

"Nunca había sentido tanto calor sobre mí"

"Todo, bajo esta parte irradia luz gracias a ti"

Change Of Stations ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora