AkaKageIwa: Parte 3

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Narra Iwaizumi...

Ya habían pasado unas dos semanas desde que al fin había conocido a mis dos almas gemelas y nos habíamos mudado juntos. La verdad no puedo estar más feliz.

Siempre había querido conocer a mi otra mitad, o bueno, a mis otras mitades. Soñaba con la idea de tener a mi omega conmigo, de poder cuidarlo y protegerlo... Honestamente, nunca imagine que sería Kageyama, pero eso no es algo que me importe; él es tan lindo, y muy dulce, y realmente adoro que me deje abrazarlo y llevarlo de la mano. Es mi omega perfecto.

Tampoco imaginaba que tendría otro alfa como compañero, pero Akaashi es mi contraparte exacta, si yo soy brusco, él es suave; si yo soy ruidoso, él es tranquilo, nos complementamos a la perfección. Adoro que muchas veces parezca que pensamos lo mismo y actuamos al mismo tiempo, algo que, quizás enoja un poquito a nuestro omega, porque dice que nos ponemos de acuerdo para estar en su contra, pero a mí me encanta.

No creo que hubiera podido pedir dos almas gemelas mejores que las que tengo... aunque no todo es felicidad... Oikawa ha sido mi mayor pesadilla desde que los conocí, alegando todo el tiempo que Tobio me separo de él, cuando no es cierto. Lo único que espero, es que no intente hablar con él, podrá ser mi mejor amigo y todo, pero si hace sentir mal a mi omega, no sé cuanto más pueda durar a su lado.

De todas formas, hoy es un nuevo día, y no tengo que pensar tanto. Junto a mis dos compañeros hemos armado una rutina diaria que seguimos al pie de la letra sin razón. Hoy no era la diferencia.

Me desperté con el sonido de la ducha de nuestro cuarto. Tobio tiene la costumbre de levantarse a las cinco de la mañana y salir a correr, yo también lo hago, pero a las seis porque no consigo despertarme más temprano. Lo intente un par de veces, pero mi cerebro no funciona como corresponde, así que al final, sigo dejando que él corra solo. Cuando regresa, se baña, y me despierta para que yo salga, y al regresar, siempre lo encuentro preparando el desayuno.

Nuestro lindo omega es un gran cocinero, todo lo contrario de Keiji y de mí, ya que, mi compañero apenas sabe lo básico y yo ni eso. Bueno, después de llegar, voy a nuestro cuarto, despierto a mi alfa y ambos nos damos una ducha rápida, nos ponemos el uniforme y bajamos a la cocina.

Tobio, siempre termina el desayuno antes de que lleguemos, lo comemos juntos, Keiji y yo limpiamos los platos porque, si nuestro omega cocina, es justo que nosotros limpiemos. Y luego nos vamos. Acompañamos a Keiji a su parada de autobús, lo despedimos, yo llevo a Tobio a su escuela, y luego finalmente voy hacia la mía. Así es todos los días, hoy igual.

- Buenos días, Iwaizumi-san. -Escuché una voz detrás de mí y me di vuelta.

- Bueno días Kunimi, Kindaichi. -Salude a mis dos kohais. - ¿Qué tal todo? –

Ellos dos son almas gemelas desde la secundaria, y siempre están juntos. Es algo lindo verlos, sobre todo porque Kindaichi es muy protector con su omega.

- Bien sempai, ¿qué tal usted? -Me respondió Kunimi. -Makki sempai dijo algo sobre que te mudaste. –

Yo no les había contando nada sobre la mudanza con mis almas gemelas. Sobre todo, porque era obvio que Oikawa pegaría el grito en el cielo si se enterara. Makki y Matsun eran los únicos que lo sabían.

- Sí, Tobio y Keiji se vinieron a vivir conmigo. -Supongo que era hora de que lo supieran. Sé que su relación con mi omega es muy delicada...

- ¿Y cómo está Kageyama? -Era raro que Kindaichi me preguntara por él.

- Bien. Keiji y yo no lo dejamos solo ni cinco minutos. -No era una broma, ambos somos demasiado cariñosos con él, y si está en alguna parte de la casa siempre tenemos que estar cerca. Creo que es una cosa de alfas.

- Lo compadezco, si yo con uno apenas aguanto, no me lo quiero imaginar a él con dos. -La respuesta de Kunimi apenas era un susurro, pero llegue a escucharla.

- En general no le molesta. -Le replique, mi kohai alzo una de sus cejas. -Bueno, algunas veces sí, pero no muchas. -

Tobio casi nunca tenia problema con que Keiji y yo estuviéramos a su lado, exceptuando cuando cocinaba, porque lo ponía histérico que metiéramos mano en lo que horneaba, y siempre terminaba amenazándonos con una sartén en mano, o lanzándonos la cuchara de madera a la cabeza.

- No te creo. -Kunimi nunca mentía, si tenia que decir algo malo de frente, te lo decía.

- Habla con él. -Le conteste.

- No lo incites porque lo hará. -Me advirtió Kindaichi.

- Yo creo que sería bueno, a fin de cuentas, Tobio no conoce a muchos omegas. -Le refuté y seguí mi camino.

En el equipo de mi alma gemela solo había dos omegas, su vice capitán que da bastante miedo, y su compañero de primer año, Yamaguchi. Le haría bien conocer más personas con su segundo género, no es que yo se lo vaya a decir claro... y espero que Kunimi no lo haga.

Y era obvio que Kunimi si se lo diría, porque si no estaría mi dulce omega, esperándome con Suga-san al lado y el ceño fruncido adorablemente.

- Hola, bebé. ¿Listo para irnos? -Intente aligerar el ambiente. A Tobio lo avergonzaba que lo llamáramos con ese apodo y siempre se ponía rojo, exceptuando hoy al parecer.

- Tienes suerte que no tenga la sartén en mi mochila. -Mascullo, y yo no lo negué.

Como dije antes, cuando nuestro omega se enojaba, nos amenazaba con la sartén y a veces nos golpeaba. No era agradable cuando pasaba, Tobio tiene mucha fuerza.

- Iwaizumi-san. -Suga-san parecía querer sepultarme con la mirada... -Me gustaría que me explicaras porque piensas que Kageyama tendría que conocer más omegas. ¿Acaso no te agradan los que ya conoce? –

- Yo no dije eso. -Me defendí, pero su mirada no cambio. -Es solo... -

¿Cómo le dices a alguien que da mucho miedo que no quieres que tu alma gemela se parezca a él?

- Lo que Hajime quiso decir, es que quiere que Tobio tenga más amigos. -Keiji eres mi ángel guardián.

- ¿y por qué tienen que ser omegas específicamente? -El enojo de Suga-san no había disminuido, pero al menos nuestra alma gemela ya no me miraba como si quisiera golpearme con una sartén.

- ¿Por qué así no tenemos que andar vigilando todo el tiempo? -Me aventure, y eso pareció convencer finalmente al vice capitán de los cuervos.

- Bien, supongo que acepto eso por ahora. -Me dijo, se despidió de nuestro omega y se fue.

- Te salvaste de pedo. -Me susurro mi alfa. No lo podía negar.

- Keiji, ¿qué haces aquí? -Cuestiono Tobio, yo también tenia esa duda.

Como la preparatoria de Keiji queda en Tokio, él siempre es el último en llegar al departamento.

- Se suspendió nuestro entrenamiento, y pensé en venir a buscarlos. -Nos respondió. -Espero no te moleste, bebé. –

Ahora sí, Tobio se sonrojo. ¡Es tan lindo!

- Para nada, podemos ir juntos a casa. -Comente.

De esa forma, los tres nos encontramos volviendo al departamento de la mano, y hablando sobre cómo nos había ido en el día. Tobio estaba un poco enojado conmigo, pero un par de abrazos y besos, y logre que me perdonara. Aun así, mañana hablaría con Kunimi sobre no divulgar cosas que puedan ponerme en peligro mortal... no quiero imaginar que puede llegar a hacerme la "madre" de Karasuno. 

3 Historias de Kageyama OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora