DaiKage: Parte 5

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Narra Kageyama...

No puedo creerlo, realmente no puedo. ¡Tengo un alfa!

Después del partido de práctica con Aoba Josai, Daichi-san se volvió aun más sobreprotector conmigo, no me dejaba ir a ningún lado solo, no es que a mí me molestara, pero todo el equipo creía que yo era el omega de Daichi-san y me molestaban por ello.

Hoy no era la excepción, así que decidí que era hora de hablar con mi capitán. Lo cite en la azotea, donde ninguno de mis compañeros de vóley podría vernos. Él vino, como siempre con una sonrisa.

- Kags, ¿sucede algo? -Me pregunto, cuando llegó.

- Sí. -Asentí- Todo nuestro equipo cree que soy tu omega porque siempre me estas cuidando. –

- ¿Y eso es malo? -Me cuestiono, parecía nervioso.

- Sí, yo no soy tu omega, y en realidad no entiendo por qué siempre estas cuidándome. -Le respondí, estaba empezando a enojarme. Él no parecía entender el problema.

- Me gusta cuidarte. -Me espeto, y se acerco más a mí. -Me gusta estar cerca de ti, así que, por favor, Tobio sé mi omega. –

En ese momento no podía creerlo, me quede mirándolo sin decir nada, mi mundo empezó a dar vueltas, creo que él me pregunto si estaba bien, pero de un momento a otro todo se volvió negro.

Me desperté en la enfermería con él al lado.

- ¡Hey! Al fin despiertas. -Me dijo. - ¿Estás bien? –

- Lo siento. -Me disculpé, y le sonreí, él no parecía contento. -Estoy bien, creo que entre en shock. –

- Sí, me diste un buen susto. -Me comento, se veía muy incómodo. -Creo que te dejare para que descanses. –

- Claro, pero antes. -Le dije, y agarre su mano. -Si, me gustaría ser tu omega...-

La cara que Daichi-san puso era muy graciosa, no pude evitar reírme, él me pregunto que pasaba, le dije que su cara era divertida, se río. Me beso y yo le correspondí, podía oler su aroma a felicidad por toda el aula, y empecé a ronronear.

Durante la práctica Daichi le dijo al equipo que oficialmente yo era su omega, todos nos felicitaron, en especial Suga-san, parecía aliviado de que nosotros saliéramos, lo cual fue bastante raro, pero lo deje pasar.

Ahora estoy en mi casa, en mi cama, y no puedo parar de sonreír...¡Al fin tengo un alfa! Y uno muy bueno, y no voy a dejar que nadie me lo quite.

3 Historias de Kageyama OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora