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GRECCO ME TIENDE LAS PRENDAS que debo de utilizar en la arena este año: consisten en un leggings de color negro, una camisa blanca, un impermeable amarillo y unas botas gruesas marrones
—¿Alguna idea de que será la arena? —Le preguntó esperanzada. Ahora mismo, tener la más mínima pista sobre la arena puede significar la vida o la muerte
—La tela de tu pantalón está hecha para secarse rápido—Explica el señalando mis piernas—. El poncho es suave por dentro y plástico por fuera; es impermeable, tal vez halla mucha agua. Procura no romper nada
Cuando ya he terminado de vestirme, Grecco se saca del bolsillo el collar de Atlas. No recuerdo habérmelo quitado en ningún momento, pero agradezco que lo haya traído para mi
—Vuelve por tu hermano —Me dice en voz baja, y ha acertado en la frase que ha elegido para incentivarme, porque si fuese por Atlas, iría hasta la luna y devuelta.
Me guía hacia una plataforma en forma de círculo y yo agito los brazos para ver si la ropa me ha quedado bien
—Me queda perfectamente —Informo a sabiendas de que eso era lo que el iba a preguntar
—Está bien... Ahora solo queda esperar la llamada —Dice el. Noto como su voz ha temblado un poco. Se que está nervioso, y yo también lo estoy, simplemente no puedo creer que de entre todas las personas, esto me está pasando a mi
Los nervios se conviertan en terror cuando empiezo pensar en lo que me espera: Podría estar muerta, muerta del todo en una hora o menos
De la nada, un cilindro de cristal me rodea, y puedo sentir en mi el verdadero terror. Grecco esboza una sonrisa quebrada, y cierra un puño en señal de que debo ser fuerte, y yo hago lo mismo, aunque el pánico me esté inundado por completo.
