El sol de mediodía se filtraba por la ventana de aquella blanca y aséptica habitación de hospital.
Adrien, vestido con un traje formal de color negro y con unas marcadas ojeras bajo sus hinchados ojos, hablaba en voz queda con su padre.
Gabriel se encontraba en la cama, recuperándose de los diferentes males que había contraído durante su encierro, y de las heridas que la bala había provocado durante su liberación.
Aunque, según le habían dicho los médicos al joven Agreste, ni la desnutrición que presentaba, ni la herida de su brazo eran preocupantes. Sin embargo, la neumonía que lo aquejaba sí lo era.
El mayor procuraba mostrarse fuerte para no preocupar más a su hijo en aquel duro momento, pero la fiebre alta y la molesta tos que interrumpía cada intento de conversación con él, se lo hacía sumamente difícil.
El rubio miró el reloj de nuevo y suspiró, antes de ponerse en pie y aproximarse a la cabecera del lecho donde reposaba su progenitor.
- Debo irme ya, papá - susurró estrechando la mano del hombre - Tengo que recoger a los padres de... Marinette antes de ir... al cementerio.
Gabriel lo miró con una gran pena.
Aquel joven alegre, risueño y amable que siempre había sido su hijo, se veía ahora demacrado, apagado y sumamente triste. Y él se sentía impotente por no poder ayudarle.
- Desearía poder ir contigo - murmuró el mayor, apartando ligeramente la mascarilla de oxígeno que cubría su boca - Y estar... a tu lado... en un día como... hoy y...- un golpe de tos impidió que siguiese hablando.
Adrien agradeció interiormente aquella interrupción, pues no se sentía con fuerzas de hablar de aquello en ese momento. Se inclinó nuevamente sobre el lecho, colocó bien la mascarilla de su padre y besó su frente.
- Volveré en cuanto pueda, papá. Duerme un poco.
Tomó su chaqueta y salió de la habitación con pasos lentos en dirección a aquel lugar que aborrecía, y que le traía tan dolorosos recuerdos.
Recorrió los pasillos del hospital cabizbajo. Tratando asimilar aún todo cuánto había ocurrido y que tan inverosímil se le hacía.
Apenas se percataba de quiénes lo rodeaban, pues en los últimos días, parecía muerto en vida por las escasas horas de descanso, y las pesadillas que lo abordaban cuando milagrosamente lograba conciliar el sueño.
Al salir del centro, se dirigió directamente a su vehículo estacionado enfrente del edificio. Inmiscuyéndose en el interior del automóvil, y dejando caer la cabeza sobre el volante en un gesto cansado.
- Maldita sea...- cerró los párpados y contuvo las ganas de llorar.
Se sentía exhausto y vulnerable, pero no debía dejarse vencer. Colocando la llave en el contacto y así encendiendo el motor, mientras trataba aclarar la vista y centrarse.
Estaba ya por ponerse en marcha e iniciar el trayecto. No obstante, y antes de que pudiera tantear la caja de cambios, el sonido de su móvil lo exaltó y le hizo desviar su atención en el aparato.
Palpó el bolsillo de su pantalón, localizando el teléfono y descolgando con una mueca extrañada.
- ¿Diga?
- ¿Adrien Agreste?- preguntó una voz varonil y calma.
- Sí, soy yo. ¿Con quién hablo?
- Soy el Doctor Vincent Feraud, del hospital.- enunció su interlocutor-. Hemos detectado un cambio en el estado del paciente, y... Bueno...
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[+18] ADRINETTE ▪FURTIVE LOVE▪ Collab w/ Moni_armonica
FanfictionLa suerte puede buscarse o encontrarse; aún y así, no siempre es como uno desea. A veces, algo que se ignora puede convertirse en contra de uno mismo. En una penitencia. Así como un alma pura puede ser corrompida al ser manipulada por los caprichos...