PRÓLOGO

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Adrien llevaba un par de horas en el coche, con la vista fija en la puerta de aquel edificio de oficinas.

A su lado estaba el dosier con toda la información sobre aquella mujer. Ni siquiera sabía por qué lo tenía allí delante, pues lo había memorizado de principio a fin. Sus horarios, sus rutinas, sus gustos y aficiones... todo lo que habían conseguido recopilar sobre ella. Y, por supuesto, varias fotos.

En ellas había visto por primera vez aquellos hermosos ojos azules, su precioso pelo azabache y su escultural figura. Aunque, para ser sincero, las fotos no le hacían justicia. En persona era una mujer verdaderamente espectacular.

« Deja de pensar así, Agreste. No estás aquí para ligártela. »

Desde su coche, aparcado entre las sombras, como los últimos seis días, esperaba que el reloj diese las nueve para ver salir por la puerta a aquella mujer.

Por otro lado, estaba Marinette. Llevaba los últimos días trabajando sin tregua alguna; se le había acumulado una montaña de trabajo a última hora, en parte, debido a la inutilidad de algunos de sus compañeros.

Daba gracias que ya era viernes, animándose por tener todo el fin de semana por delante para relajarse y desconectar. Cuando en el monitor de su ordenador vio que ya daban las nueve de la noche, decidió apagarlo todo y recoger sus pertenencias.

- Se acabó...- expresó soltando un bufido, tomando su chaqueta del perchero y enfundándosela de mientras se dirigía al ascensor.- ... En cuanto llegue a casa pienso irme directa a la cama.

Después de bajar al hall principal, sacó el móvil de su bolso, revisándolo distractoramente a la vez que andaba hacia su coche estacionado en la entrada de un callejón.

Adrien se tensó en cuanto vio salir a la azabache y encaminarse en su dirección. Había aparcado su viejo Ford negro muy cerca del de la mujer y, con cuidado de que no le viese, salió de él, refugiándose en las sombras de aquel oscuro callejón.

Sentía su corazón acelerado, a punto de salírsele del pecho. Gotas de sudor recorrían su frente y su espalda. Su estómago estaba revuelto y sentía náuseas.

« Puedo hacerlo. Puedo hacerlo. »

Había ensayado aquello cientos de veces, había practicado cada movimiento que haría. Y sabía que sólo tendría una oportunidad.

Cerró con fuerza su mano derecha, aquella en la que tenía el pañuelo impregnado de cloroformo, y se dispuso a cumplir su cometido.

De mientras, la muchacha suspiró hastiada al leer uno de los mensajes de su teléfono, luego disponiéndose a abrir su coche tras sacar las llaves del bolsillo de la chaqueta. No obstante, no hubo siquiera presionado el botón que el llavero cayó al suelo.

- Joder, ¿enserio?- se agachó para recoger el juego de llaves, luego incorporándose con engorro.- El día al revés...

No consiguió quitar el seguro del automóvil que notó como la asaltaban por detrás, colocando un paño húmedo que cubría su nariz y boca.

« ¡¿Qué demonios ocurre?! »

Intentó forcejear, sintiendo como alguien la sostenía con fuerza desde sus espaldas. Impidiendo que ella pudiera liberarse de aquel infortunito ataque que, aun y su terquedad a darse por vencida, podía notar como poco a poco su mente se nublaba y su cuerpo desfallecía al caer inconsciente a brazos de su asaltante.

Cuando Adrien sintió que aquella mujer dejaba de oponer resistencia, aflojó la presión que estaba ejerciendo con el pañuelo sobre su boca hasta retirarlo.

[+18] ADRINETTE       ▪FURTIVE LOVE▪ Collab w/ Moni_armonica  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora