14. REVELATIONS

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Después de pasar un rato disfrutando del día soleado, ambos regresaron al interior de la casa para salvaguardarse de la brisa fría de afuera. Adrien caminó hacia la cocina a preparar algo de comer, mientras que por su lado, la azabache se quedó en la sala de estar revisando su teléfono.

En esos días nadie la había llamado. Solo recibiendo mensajes triviales de alguno de los grupos de WhatsApp, y uno de su amiga Alya preguntándole para citarse cuando le fuera posible. Una débil sonrisa surcó sus labios y luego apareció la incertidumbre en sus rasgos.

« Qué raro que no me hayan llamado del trabajo... »

Cada vez más convencida estaba de que algo olía a chamusquina en aquella enmarañada situación. En un estado reflexivo apagó la pantalla del móvil y se levantó del sofá, dirigiéndose a uno de los extremos de la estancia con la vista puesta en la ventana.

La verdad, no tenía idea de cómo iban a lograr resolver ese rompecabezas, pero las opciones que se presentaban no resultaban demasiado optimistas. En sus divagaciones, el foco de sus luceros fue captado por un grueso tomo que sobresalía de una de las estanterías ubicadas en la estancia.

La muchacha, carcomida por la curiosidad, se acercó al mueble y tomó el libro con cautela; acto seguido, lo abrió y se sorprendió al descubrir las fotografías que contenía en su interior. En concreto, una instantánea en que un pequeño rubio de inconfundibles ojos verdes sonreía en compañía de los que debían ser sus padres.

Adrien terminó de preparar una sencilla comida para ambos, que consistía en un par de filetes de ternera con unas verduras salteadas.

Colocó los platos sobre la mesa, junto a los cubiertos, las copas y la botella de vino que había dejado allí con anterioridad. Puso en el centro un cestillo con algo de pan cortado y se encaminó a la sala para buscar a la azabache.

Al llegar, la observó durante unos segundos, en silencio, admirando cómo la luz que se filtraba por la ventana hacía destacar su hermoso perfil, mientras ella miraba, sumamente concentrada, un libro que tenía entre las manos.

El rubio se fijó mejor en el volumen que sostenía y reconoció en él ese álbum de familia que tanto le gustaba mirar junto a su madre.

Con pasos lentos se acercó a la muchacha, que tan absorbida como estaba en el libro, no se percató de su presencia hasta que él habló.

- Fueron tiempos muy felices.- comentó observando por encima del hombro de la azabache una imagen de su madre y él montados en un hermoso caballo negro.

La fémina dio un respingo, sobresaltándose levemente por esa inesperada aparición que la dejó con el pulso acelerado y una sonrisa nerviosa surcando sus labios.

- Di-dios, me has asustado.- soltó un suspiro, sosteniendo bien el álbum de fotos.- Yo... Este... Sentí curiosidad, y... Bueno... Siento si te haya molestado.- se disculpó un deje avergonzada, revisando de nuevo la plana donde se apreciaban a madre e hijo.- Si mis deducciones no son erróneas... Este principito debes de ser tú con tu madre. ¿No?

Adrien contempló la fotografía con nostalgia, asintiendo con la cabeza mientras acercaba la mano hacia la imagen y rozaba con la yema de sus dedos la zona donde aparecía su progenitora.

Una tímida sonrisa acudió a sus labios, cerrando con suavidad los ojos al rememorar aquel día de primavera en que había montado por primera vez a caballo.

- Ese día fue muy especial.- narró con calma.- Mis padres me llevaron por sorpresa a la finca de un amigo y allí conocí a Plagg.- la muchacha le miró con curiosidad y el rubio señaló el corcel negro que aparecía en la imagen.- Es mi caballo.

[+18] ADRINETTE       ▪FURTIVE LOVE▪ Collab w/ Moni_armonica  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora