El Príncipe y El Guerrero

Capítulo 13: Orden Real

Algunas semanas después de la visita del consejero, el deshielo llegó a las tierras de Gusu y poco a poco la vida volvió a la normalidad. Los comerciantes empezaron a abrir sus tiendas y los pescadores volvieron a las costas para traer alimentos del mar. La hadas estuvieron muy atareadas con el despertar de los animales que habían hibernado y los regalos que habían hecho para el pequeño Yuan empezaron a florecer. Las fiestas para la diosa Ostara marcaban el fin del invierno para dar paso al renacimiento y la luz con la primera siembra de granos y el pastoreo del ganado en los campos.

Todo era tranquilidad para el Príncipe y su familia; sin embargo, para Cheng las cosas en la ciudad se habían complicado a tal grado que la situación era insostenible... para los miembros del consejo privado, el carácter del Rey era narcisista y ambicioso, no se detenía ante nada para cumplir sus objetivos, se dieron cuenta que al tomar las riendas del reino no tenía ni la dedicación ni la prudencia suficientes para llevar la política... en muchas ocasiones prefería evitar enfrentarse a situaciones delicadas y se había rodeado de leales y aduladores por conveniencia. Su salud se deterioraba día a día y a pesar de ello, las fiestas y los excesos no dejaron de hacerse presentes... por cualquier insignificancia había celebraciones en el castillo, derrochando los tesoros de la corona en muchas excentricidades.

Al finalizar el mes de las fiestas de primavera, organizó una evento en los jardines del castillo a plena luz del día... invitó a los miembros más destacados de la corte. Dos de los miembros del consejo privado habían decidido acercarse para hablar con él sobre la situación en la ciudad. Al llegar al castillo encontraron al Rey terminando de arreglarse para salir a la celebración.

Cheng se miraba al espejo mientras varios de sus chambelanes lo rodeaban pasándole diferentes túnicas y fajas para completar el atuendo. Con tono aburrido dijo.- No me agrada... creo que combina más la faja amarilla...

Chambelán.- De inmediato Majestad...

A su espalda, los ministros de guerra y Guangyao estaban planeando un ataque a los rebeldes del sur... y uno de ellos dijo.- Majestad... estamos por enviar tropas al Bosque Negro... el ataque será al amanecer...

Cheng volteó con desdén.- No... no subestimes a los rebeldes- dijo bajándose del banquillo en el que estaba parado, se acercó a la mesa donde tenían el mapa y dijo- Debes cercar a sus grupos de ataque a través de los árboles y tener cuidado con el paso de las montañas... varios de sus arqueros se esconden entre las rocas... sugiero que ataquen con fuego- respondió haciendo algunas anotaciones en el mapa- si... con eso bastará...

Regresó para mirarse de nuevo en el espejo... con un poco de timidez, el consejero que había visitado a Wei Ying se acercó para tratar de hablar con él.- Majestad... como consejeros es nuestro deber informarle que la situación en la ciudad se ha complicado ... hay alborotos en la ciudad...

Cheng lo miró con indiferencia.- Alborotos? Pero cómo puede decirme eso... Idris es la ciudad más hermosa del mundo... no puede haber disturbios... eso debe ser una completa equivocación... que otra cosa podría sentir mi pueblo sino orgullo y felicidad...

El consejero lo miraba estupefacto.- Desde luego Majestad... su pueblo seguramente se encuentra orgulloso y feliz... pero también tienen hambre...

Cheng se miraba al espejo de nueva cuenta sin prestar atención al hombre que le hablaba.

-Majestad... si distribuyéramos equitativamente los granos que se almacenaron para la milicia entre la gente del pueblo... muchos de nuestros problemas se resolverían... habría tiempo para...

En ese momento, uno de los chambelanes de la puerta anunció la llegada del jefe de la Guardia Real y todos voltearon a la puerta.

Cheng.- Lo siento mi buen señor... me temo que debo dejar esta conversación... encárguese de resolver el problema... para eso le dejé conservar su cargo... así que haga lo que se le pide y tráigame los resultados- dijo haciendo una seña para que el consejero le informara al Guardia Real mientras él continuaba preparándose para su celebración.