Capítulo 19: Ante la presencia del Rey

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Mientras Wei Ying caminaba por las calles de Idris, detrás de su guardia personal y sus dos inseparables amigos caminaban más de quinientos guerreros y poco a poco una muchedumbre siguió al grupo hasta la plaza principal que llevaba al puente para entrar al castillo. Muchos de los elfos que lo acompañaban eran campesinos, artesanos, obreros y ciudadanos que se habían visto afectados y privados hasta de sus tierras por las medidas mal impuestas por Cheng y su consejo. Estaba parado justo en el extremo del puente y pudo darse cuenta que todos esos elfos que lo seguían habían depositado su confianza en él... no podía permitirse fallar.

De reojo vio al pequeño Yuan quien venía sonriendo sorprendido por las cosas nuevas que veía en la ciudad; sin embargo, por momentos escondía su carita en el cuello de su papá buscando refugio de los gritos de molestia de la muchedumbre. Un grupo de guardias atravesó el puente hasta llegar y Wei Ying avanzó escoltado por Wen Ning y Huaisang.

Deseo hablar con el Rey- dijo en voz alta.

Guardia.- El Rey no quiere verte... será mejor que te retires...

Wei Ying.- Entonces tendrás que explicárselo a mis guerreros y a los elfos detrás de ellos... estás seguro de que podrás controlar a una turba completamente enojada?

Un fuerte gruñido, gritos e insultos contra los guardias hicieron palidecer al elfo que se interponía en el camino del Príncipe.

-Perdóneme Alteza... recibimos esas órdenes- contestó en un susurro.

Wei Ying hizo aparecer su espada y Yuan volvió a sonreír emocionado. A sus espaldas, sus guerreros lo imitaron. Los elfos del pueblo no cesaban de gritar y de presionar para que los guardias los dejaran avanzar.

-Voy a anunciar su llegada mi Príncipe- dijo el elfo.

Wei Ying.- Mi hermano ya lo sabe... así que tú y tus guerreros deberán permitir el paso de mi guardia personal... además deberás respetar a quienes nos acompañan mientras me entrevisto con el Rey.

En cuanto el grupo de guardias desapareció por la puerta, Wei Ying regresó sobre sus pasos y al acercarse a la tropa que los acompañaba pidió ayuda para que lo apoyaran en calmar un poco a la muchedumbre. Alzando el brazo que tenía libre pidió silencio.

Escúchenme todos!-gritó- Deseo que mi hermano cumpla sus promesas... por favor prométanme que mientras mi guardia personal y yo estamos dentro del castillo, se comportarán evitando a toda costa enfrentamientos innecesarios entre ustedes y la guardia real... están dispuestos a seguirme?

De pronto un fuerte grito de aprobación resonó a las afueras del castillo. Dentro Guangyao y sus allegados se encontraban completamente alarmados por el clamor que se escuchaba, de inmediato acudieron al gran salón para demostrar su apoyo a Cheng. Por su parte, el Rey estaba completamente alterado y cuando eso sucedía, la gravedad de su enfermedad era imposible de esconder. Había ocupado el trono portando la delgada corona de Idris en su sien y tenía en una de sus muñecas a su inseparable brazalete en forma de serpiente. Sin embargo, su rostro no era el de un vencedor. Su rostro denotaba sus rasgos cansados, una tez sumamente pálida y ojos brillantes.

En cuanto Wei Ying lo miró pudo adivinar que le roía una fuerte enfermedad desde las entrañas...el pequeño Yuan hizo un puchero y se escondió entre sus brazos. Al llegar a los pies de la escalinata hizo una reverencia señal de respeto.

Wei Ying.-Que los dioses te den paz hermano...

Cheng.- Paz?... lo que oigo a tus espaldas son los gritos de la muchedumbre que te acompaña...

Wei Ying.- Yo no soy el responsable por la furia de tu pueblo... la muchedumbre como tú la llamas solo espera una cosa de ti...

Cheng puso los ojos en blanco esperando los comentarios reprobatorios de su hermano menor.-Podrías ser más específico?

El Príncipe y El GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora