4.-¡Juegos de agua!...o...¿asesinatos?

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¡¡Din, dong, din, dong, din, dong!!

— ¿Eso que acaba de sonar era una sirena de colegio...? — Perdido en su mirada confundida, inevitable fue percatarse del monitor que se encontraba a sus espaldas.

— Hinata-kun, fíjate en el monitor de ahí.

— ¡Enhorabuena a todos! ¡Parece que todos habéis terminado de recolectar Fragmentos de Esperanza!... estoy... estoy tan feliz... asi que... ¡He preparado para todos un regalo que les va a alegrar muuuucho!  Perdón por las molestias, pero, ¡por favor, reunanse en la playa! ¡ji, ji, ji!
¡Que la esperanza reluciente los acompañe!

— Ha dicho que vayamos a la playa... — Que rápido se marcharon esos dos. Antes de que me diera cuenta, me hallaba a solas con
Hinata.

— ¿S-Seguro que irá todo bien...? Empiezo a tener un mal presentimiento de todo esto...

— Pensarlo no va a solucionar nada. Podemos seguir después de ir a la playa.

— ¿Seguro que estamos siendo lo bastantes precavidos?

— Hinata... mejor no perder el tiempo, anda que nos esperan. — No me molestaba en lo absoluto estar con él en solitario, sin embargo, debía tener en cuenta a los demás.

Ni un solo ruido. La recepción vacía. La piscina igual. Las habitaciones totalmente en silencio. Lo único que provocaba en Hinata era ponerle los pelos de punta. Me inquietaba, pero no lo admitiría.

— ¿Carreras? — No fue tiempo suficiente lo que me dio para procesar esa pregunta antes de que se hechara a correr.

— ¡E-Espera! — Intentar seguirle el paso sería definitivamente inútil. No hacía falta ser observador para percatarse que Hinata se hallaba en una perfecta condición física a comparación de la mia.

Utopía. En las horas que he pasado acá, jamás imaginé que fuera un sueño. Por más irreal e imposible que me pareciera. Pero el que Hinata halla regresado por mi para correr juntos me atemorizo.

Quiero despertar.

Extraño. Juntar las manos solo hacía que se pusieran pegajosas. Sin embargo, sostener su mano no se sintió "extraño". Que tu acompañante corriera con torpeza le hubiera molestado a cualquiera, pero él... en ningún momento demostró disgusto hacia mi contacto físico, si quiera a mi persona.

— Hemos llegado Komaeda.

— ¿E-Eh?

— Fue un empate. — No intenté disimular al ver fijamente nuestras manos. El escuchar su voz me hizo voltearle a ver. Parecía que solo habíamos recorrido un pequeño tramo, pero yo apenas podía respirar. Al verme, formó una sonrisa. — Repitamoslo otro día. No importa si no hay un ganador. — Despegó nuestras manos suavemente

— Son los últimos en llegar. ¿En que se les va el tiempo?

— Perdonenos por llegar tarde.

— Bueno, no pasa nada. Lo que importa es que esta es nuestra única oportunidad de hablar entre nosotros antes de que vuelva ese conejo. — Las cámaras no era para adornar el lugar. Incluso si nuestra maestra no se encontraba con nosotros, en todo momento nos observaba. Me removí en mi lugar. Incómodo.

— ¡Jajaja! ¡Hablemos!

— De acuerdo, cuentenme sus primeras impresiones de esta isla. — Era fácil de suponer que Togami quiere tomar las riendas del asunto.

— Me he fijado en que hay varios puentes bloqueados que salen de esta isla central. — La espadachín de hebras plateadas había mantenido la calma en todo momento.

Un punto de vista un tanto,¿diferente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora