Confraternizar con el enemigo

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El lunes por la tarde, Alba entró en la pequeña cafetería para tomarse un café con leche sin lactosa y un croissant. 

Lo cierto es que no le apetecía pasar mucho tiempo con sus amigos ultimamente, pues todo lo que hacían era hablar sobre su relación con Natalia. 

Pagó las cosas en el mostrador y las cogió para llevárselas a la mesa, cuando de pronto, vio a alguien familiar en la mesa del final. 

Sonrió y se acercó. 

- Ey, ¿qué haces aquí?

Natalia levantó la vista de su portátil y le sonrió. 

- Necesitaba salir de la tienda - explicó - ¿Y tú? Pensaba que trabajabas por la tarde. 

- Trabajaba - dijo Alba mientras se sentaba frente a ella - Me han dejado salir antes. 

Natalia arqueó una ceja. 

- ¿Qué has hecho?

- ¿Nada? - entrecerró los ojos - No teníamos mucho trabajo y Sabela puede ocuparse perfectamente.

Natalia tarareó.

- Ya veo - dijo sonriendo. 

- Natalia, me voy a... - Alicia se acercó a su mesa y vaciló un momento antes de seguir hablando - Me voy a merendar a otro lado con mi amiga Rosa, te llamo luego para concretar - dijo antes de que la morena pudiera contestarle. 

Alba la observó mientras se alejaba de ellas.

¿Estaban juntas merendando?

- No me había dado cuenta que estaba contigo - bajó la vista.

Natalia observó su gesto decaído y suspiró profundamente. Cerró la tapa del portátil y apoyó sus brazos encima de la mesa. 

- Estábamos trabajando. 

- ¿Trabajáis mucho juntas?

- En realidad, sí, es mi empleada y además es mi amiga - respondió Natalia - ¿No confías en mí?

Alba suspiró y levantó la vista. 

- Confío en ti, no en ella. 

En realidad, su problema seguía siendo que no se podía creer que Natalia la prefiriera a ella de entre todas sus opciones. No tenía nada que ver con la confianza hacia la morena. 

Natalia observó su rostro, como si pudiera leer perfectamente sus pensamientos. 

- ¿Puedo contarte un secreto?

- Claro...

- ¿Te acuerdas cuando Alicia me dijo que no quería seguir acostándose conmigo si estaba contigo? - preguntó, y Alba asintió - Pues... te mentí.

Alba la miró confundida.

¿Qué?

- Cuando empezamos... esto - hizo un gesto entre las dos - Le dije que no quería seguir acostándome con ella. 

Alba parpadeó sorprendida. 

- ¿En serio?

- ¿Por qué te sorprendes? - entrecerró los ojos un poco. 

- Supongo que sigo acostumbrándome a que todo ésto esté pasando de verdad. 

Natalia inclinó la cabeza hacia un lado. 

- No tienes que preocuparte por ella ni por nadie más, ¿vale? - señaló - Estoy contigo, única y exclusivamente contigo.

- Vale - asintió con una pequeña sonrisa. 

Una fina líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora