Una fina línea

¿Te puedo llamar?

- Hola, Reche - la interrumpió Carlos mientras alimentaba a los cachorros de la tienda. 

Se dio la vuelta con cuidado.

- Hola, Right. 

- Oye, ¿crees que Julia querría adoptar un cachorro? - preguntó el joven, caminando hacia donde estaba su amiga para ver a los animales. 

Alba se giró hacia el y frunció el ceño confusa. 

- ¿Un... cachorro? ¿Cómo? ¿Juntos? - preguntó. 

- Uhm, ¿sí?

- Vale, me estoy perdiendo algo, porque sé que os hago la broma de que sois novios y eso, pero, ¿lo sois? - se cruzó de brazos e inclinó la cabeza hacia él. 

El moreno la miró de reojo mientras observaba a los cachorros. 

- Bueno, ya sabes que esto empezó siendo algo... casual - susurró - No sé. No nos hemos puesto ninguna etiqueta todavía, pero está claro, al menos para mí. He pensado en pedirle que nos vayamos a vivir juntos.

Alba parpadeó con sorpresa. 

- ¿QUÉ?

- Sí, eso, que he pensado en pedirle que se mude conmigo - dijo rápidamente. 

- Espera, espera, espera - agitó las manos en el aire - ¿Ella sabe esto?

- No, obviamente - dijo - Pero siempre estamos en su casa o en la mía y... estoy... enamorado de ella. 

Estaba tan sorprendida que ni siquiera sabía qué decir. Hasta hace unos meses era solo sexo entre amigos que intentaban esconderse de todo el mundo. 

Y ahora...

Entrecerró los ojos.

En realidad, tampoco es que estuvieran intentando esconderlo de todo el mundo ni nada de eso. Y estaba claro que ambos se querían, solo había que verlos interactuar. Pero, ¿irse a vivir juntos?

- No lo sé, Carlos - suspiró Alba - Yo me lo tomaría con calma e iría dejando pistas por aquí y por allí para ver lo que piensa ella. 

- Puede que tengas razón - el moreno se giró hacia ella - No quiero asustarla, ¿sabes? Es que... estoy muy bien con ella y... - suspiró - Hace tiempo que no me sentía así. 

Ya lo sabía. 

Claudia. La chica de la que se enamoró perdidamente hace 5 años y que no se lo merecía ni en dos mil vidas. Estuvieron juntos durante 4 años antes de que la joven se marchara argumentando que ya no estaba enamorada de él. Justo el día en el que el moreno había decidido dar el paso. 

- No quiero que eso me vuelva a pasar. Sobre todo con ella - continuó Carlos. 

- Lo sé - le dedicó una sonrisa triste y dirigió su atención a la bolsa de papel que tenía en la mano - Y bien, ¿qué haces aquí tan pronto?

Carlos parpadeó, saliendo del trance en el que se había metido. La historia de como le habían roto el corazón nunca había sido demasiado agradable de contar. 

- Te he traído un bocadillo vegetal. No sabía cuándo ibas a almorzar pero...

Le sonrió y le agarró por el brazo para llevárselo a la oficina. 

- Ya es hora de almorzar - le dijo. 

- ¿No deberías cerrar la tienda mientras tanto? - Carlos rio entre dientes. 

Alba se encogió de hombros y miró el reloj. 

- No, si viene alguien Sabela está a punto de llegar.