Besarte cuando quiera

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Alba entró rápidamente en el restaurante donde había quedado con sus amigos para celebrar el cumpleaños anticipado de Natalia. Aunque bueno, realmente no era un restaurante como tal, más bien una especie de restaurante recreativo con maquinas para jugar donde la gente solía ir a celebrar muchos cumpleaños. 

- ¿Buscas a alguien? - la chica de la entrada la miró con curiosidad cuando se quedó estática en la puerta mirando a todos lados. 

- Uhm... sí, a un grupo de personas - dijo - Una chica alta... y - esa solía ser suficiente información. 

- Ah, si, creo que ya sé de quienes hablas - se rio entre dientes - Sígueme. 

Alba la siguió a través de las luces parpadeantes que emitían las máquinas. Estaba muy nerviosa, aunque no sabía por qué. 

No es que esté volviéndome loca pensando en la cita de mañana ni nada de eso... 

- Allí están - la chica le hizo un gesto hacía una especie de cabina de fotos vacía de la que salía Natalia en ese momento. 

- Gracias - le sonrió y siguió el camino señalado. 

- ¡Albi! - exclamó la morena cuando la vio - Estaba empezando a pensar que no ibas a venir - formó un puchero con sus labios.

- Lo siento, llego tarde, es que... - empezó a hablar, pero se detuvo cuando Natalia le puso una mano en la cintura y le dio un beso en la mejilla, de hecho no se estaba poniendo nerviosa, se estaba poniendo histérica - Eh... sí... tarde... llego tarde...sí - mierda, no sé ni qué estoy diciendo. 

No dio ninguna otra explicación, porque el verdadero motivo era que no sabia que ponerse. Después del largo debate que había tenido consigo misma cara al armario de su casa, se decidió por un vestido blanco floreado y sus Converse blancas de bota alta. Estaba segura que a Natalia le iba a encantar. 

Aunque no es que realmente me importe...

- No te preocupes, Albi - se rio Natalia - Me alegra que por fin hayas aparecido. 

- Ya - sonrió Alba al ver que la mano de Natalia seguía apoyada en su cintura - ¿Y los demás?

- Pidieron la comida y se fueron a jugar - explicó la morena - Hemos pedido pizza, una sin lactosa y vegetal solo para ti, espero que te parezca bien...

- Sí, perfecto - dijo rápidamente - ¿Y tú? ¿Cómo es que no has ido con ellos?

- Prefería esperarte. 

- Vaya... - respondió Alba ante su confesión - Pues aquí me tienes morena. 

Natalia sonrió y la aferró más por la cintura, acercándola hacia su propio cuerpo. 

- Sí que te tengo sí - susurró sobre su oído. 

Alba se aclaró la garganta para disimular la estúpida risita que se le escapó y se puso de puntillas para mirar por encima del hombro de ésta. 

Algo captó su atención. 

- ¡Vamos a jugar al Air Hockey!

Natalia giró su rostro en la misma dirección que Alba y se encogió de hombros. 

- Bueno, creo que puedo patearte el culo un ratito antes de que llegue la comida - dijo Natalia sonriendo y ambas se dieron la vuelta para emprender el camino en dirección a la máquina. 

- Sigue soñando - Alba la fulminó con la mirada. 

Una vez estuvieron cada una en su posición empezaron a jugar la primera ronda. Después de un par de golpes, Alba anotó el primer tanto, lo que provocó que le mostrara una mirada triunfante a la otra chica que la miraba con la ceja levantada. 

Una fina líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora