Muchísimo

9.1K 377 60
                                    

Alba estaba tumbada medio dormida sobre su cama, esperando a que el repartidor de pizza les trajera su pedido, cuando de pronto escuchó un ruido estruendoso en su ventana, seguido por un "joder" de una voz que le era muy familiar.

Se incorporó para sentarse y ver lo que estaba sucediendo. Natalia tumbada en el suelo, con un pie todavía fuera de la ventana quejándose del dolor de culo que le había provocado la caída.

Se levantó de la cama con rapidez y se acercó, arrodillándose junto a ella.

- ¿Por qué sigues negándote a entrar por la puerta? - le preguntó.

Natalia la miró con los ojos entrecerrados por el dolor.

- No te preocupes por mi posible conmoción cerebral - dijo con sarcasmo - Una de mis cosas favoritas de nuestro acuerdo era entrar a hurtadillas, intento mantener viva la llama de ese recuerdo - le sonrió.

Alba resopló y sacudió la cabeza.

- ¿Y cómo has podido caerte?

- Bueno... se me ha enganchado el pie y me he ido de cabeza - explicó brevemente mientras sacaba el pie de la ventana y se quedaba sentada en el sitio.

- Voy a empezar a echar la persiana abajo, eh - apartó la mano que Natalia tenía sobre la zona lastimada de su cabeza para colocar la suya y comprobar sí tenía algún bulto.

- Creo que deberías hacerlo, no por mí... sino porque podría entrar cualquiera, es peligroso - dijo Natalia, con su mirada fija en la de la otra chica. 

Alba entrecerró los ojos.

Ya... en verdad tiene razón.

- Solo... entra por la puerta a partir de ahora, ¿vale? - dijo Alba - ¿O tienes miedo de que no sea yo la que abra? - se rio entre dientes.

Natalia contrajo la frente y le sacó la lengua. Alba se levantó y le dio la mano para ayudarla a levantarse del suelo.

- ¿Puedes levantarte? - le susurró cuando la morena le cogió la mano y se levantó de un salto - No me has enviado ningún mensaje avisándome de que venías - dio un pequeño paso hacia atrás cuando el cuerpo de Natalia quedó demasiado cerca del suyo.

No necesito un infarto ahora.

- Me gusta sorprenderte - parecía insegura por como iba a tomarse esa confesión.

Y con razón.

Alba resopló y caminó de regreso a su cama, sentándose en el borde.

- Sabes, un día vendrás y la que se llevará la sorpresa serás tu cuando me encuentres con alguien más...

Aunque eso realmente no va a pasar, pero...

Natalia se llevó una mano al pecho y dejó caer la mandíbula dramáticamente.

- Pensaba que teníamos algo tú y yo - dijo con tono de sarcasmo a la vez que se acercaba a la rubia y se sentaba a su lado con un puchero entre sus labios.

Alba tuvo que esforzarse mucho por no sonreír, porque Natalia haciendo pucheros era la cosa más mona que había visto jamás.

Pensó a responderle algo como "¿de verdad pensabas que esto iba a durar para siempre?" o "eso es lo que consigues por pensar tanto", de broma, por supuesto, quería que Natalia finalmente abriera la veda y sacara el tema que parecía ser tabú para ambas.

- Sí... - masculló Alba en voz baja, a lo que Natalia solo pudo que abrir los ojos de par en par - Quiero decir... ¿por qué iba a querer tirar a la basura tan buen sexo? - agregó en tono de broma para equilibrar la primera parte de la respuesta.

Una fina líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora