VII: Aperitivo de Madrugada

1.8K 291 89
                                    

La menuda pelinegra despertó en medio de la noche sin motivo aparente después de haber descansado varias horas tras dormirse a mitad del cuento; Finnian la cargó a su habitación y Mey-Rin se ocupó de colocarle el camisón para dormir.

Ahora el sueño en su sistema parecía haberse evaporado tan rápido como el agua en punto de ebullición. Salió de la cama, caminó por la reducida pero cómoda estancia de un lado a otro sintiendo el frío del piso bajo los pies. Iba de aquí para allá intentando cansarse lo necesario para volver a dormir, debía hacerlo si quería cumplir eficientemente con sus tareas y no una incompetente por la factura de la mala noche.

Aceptó que eso no la ayudaría a dormir.
Recordó que más de una vez su madre le ofreció leche tibia cuando atisbaba pasar la noche en vela, así que decidió que eso haría; se calzó los zapatos, se colocó un abrigo de lana que se le hacía cálido y cómodo, por último encendió una vela con ayuda de los fósforos antes de salir al pasillo con la intención de llegar hasta la cocina.

Mientras caminaba por el oscuro pasillo pobremente iluminado por velas cada tanto, se preguntaba como el Conde Phantomhive pudo hacerse con tanta riqueza heredada a sus escasos diecinueve años. En más de una ocasión escuchó como jóvenes nobles podían llegar a extremos horribles para hacerse con la fortuna que les correspondía por derecho de nacimiento pero ella no creyó que Ciel Phantomhive fuese de esa calaña aunque bueno, poco conocía de él ¡casi nada!

De todas formas, aunque así fuera; eso no era de su incumbencia, no tenía que pensar en eso y no cambiaría la imagen concebida del conde por pensamientos sin fundamento, menos cuando él fue tan amable con ella.

La chica bajó las escaleras en silencio, sujetándose de la barandilla poniendo especial atención donde terminaba un escalón y donde empezaba otro. Sin más, se dirigió hasta la cocina donde vertió la medida de un vaso de leche en una olla pequeña que calentó a fuego lento en la estufa luego lo sirvió en un vaso pero cuando estuvo a punto se cerrar los dedos al rededor del recipiente, una voz le interrumpió.

—¿Leche tibia a las tres de la mañana? ¿has tenido pesadillas? —le preguntó.

La voz grave pero agradable y suave le hizo dar un breve salto en su lugar, estuvo a punto de gritar en lo que se llevaba la mano a la boca. Miró en dicha dirección con los ojos abiertos en grande por la sorpresa.

Ciel Phantomhive estaba sentado en uno de los mesones, vestido con su pijama blanca e inmaculada y el cabello le cubría la mitad del rostro hasta el nivel de la nariz. Había poca luz, pero la suficiente para que Shae pudiera ver el azul de su orbe pero que rápidamente dejó de mirar para no pasar por una insolente. Tenía un pedazo de pastel con crema y fresas en un plato pequeño en su mano izquierda mientras que en la derecha sostenía una cucharilla cargada con una fresa que no tardó en desaparecer entre sus labios.

La pelinegra estaba pasmada, nerviosa ¿es que hizo algo mal? ¿estaba molesto por la salida nocturna? ¿y como es que no lo vio al entrar? ¡y si no le hubiese hablado, habría vuelto a la cama sin saberlo!

—¿y bien? —insistió el noble tras un par de minutos de sepulcral silencio donde la chica no emitió sonido alguno.

—No, y-yo... —empezó a decir, tomando el envase entre sus dedos, apretándolo suavemente al igual que sus labios, con los que formó una línea fina—. Solo no pude dormir más, desperté sin razón aparente y no podía dormir otra vez.

—Ya veo —murmuró Ciel, desviando la mirada hasta el postre que comía con tanto placer implícito—. Bien, ya deberías volver a tu habitación.

Ella asintió, se dio la vuelta para irse e incluso dio un par de pasos con dirección a la salida pero se detuvo antes de cruzar el arco que hacía como puerta de la estancia. Movió el rostro en su dirección pero no alzó la mirada más allá del postre casi extinto en el plato del Conde y se percató del vendaje en su mano.

Un Mal Augurio | Ciel Phantomhive |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora