LAS MUÑECAS DE LALITH.El jardín de las almas perdidas.
CAPÍTULO 03
Sábado veintidós de septiembre.
El tiempo transcurría su marcha, aquella mañana en la casa de Michael. Arely y Bryan ya se levantaban temprano yendo con rumbo a la cocina. Sus hijas Mitzi, Carón y Careen junto con su sobrina Heidi, todavía estaban en la recámara durmiendo profundamente.
Ellos para ganar tiempo, se dispusieron a desayunar algo en lo que llegaba su madre, quien aceptó
cuidar a las niñas por los tres días y este ya era el segundo día.
-Prepara el café Bryan y calienta el pollo en un sartén, te ayudaré poniendo las tazas y los platos. -
Ordenó su esposa con su tono autoritario, después de colocar las cosas, ella se sentó en una silla recargándose en la mesa, solo miraba que él servía el desayuno. Cuando entró Michael a la cocina, se detuvo, y en silencio cruzó los brazos mirando la espalda de su hermana, quien muy tranquila se encontraba sentada a la mesa.
Michael miraba de frente a su cuñado, viéndole su cara de
cansancio y sus ojos azules que a ella tanto le encantaban, la mujer con una sonrisa en su rostro, con la mano derecha le lanzaba un beso, Bryan la miró poniendo una sonrisa en sus
labios, escuchando a Michael decirles: -Buenos días, desayunen bien que nos espera otra buena limpiada del primer piso. -
Enseguida Bryan contestó el saludo: -Buenos días, Michael. ¿Descansaste bien cuñadita? Porque yo estoy muy molido, a noche después de que me bañé, me quede bien noqueado en la cama, vamos siéntate que el desayuno ya está caliente. -
-Buenos días hermanita. -
Arely al escuchar que la saludaba, se giró mirando de pie a su hermana, con una sonrisa le contestó: -Buenos días, Michael, ya mero llega mamá y nos tenemos que ir, vamos tú
también desayúnate algo, necesitamos reponer todas las fuerzas. -
-Es lo que tengo pensado hermana, desayunar bien para rendir en el trabajo, y ya vez que todavía es bastante lo que hay que hacer en tu casa, necesitamos hoy terminar de limpiar todo el primer piso. -
Bryan miró el reloj de la cocina, eran las siete en punto de la mañana, con ambas manos colocaba el pollo en un plato extendido grande, para que ellas agarraran su porción, les dijo:
-De seguro llegaremos antes a la casa, que Jonathan y sus muchachos. -
-Mamá quedo de llegar a las siete, pensé que desayunaríamos todos juntos. -
Comentó Arely bebiendo su café caliente. Michael colocando su taza de café caliente sobre la mesa les mencionó:
-Ya no tardará en llegar, pero en cuanto ella llegue, nos apuramos para terminar en la casa lo más que podamos, esa casa está quedando hermosa... los felicito, fue una gran adquisición esa propiedad. -
Al escuchar las felicitaciones, Arely enseguida le expresó: -Por un momento, creí que me moriría viviendo en ese pinche chiquero de tres cuartuchos, hasta que empieza a mejorar mi vida al lado de este pobre inútil. -
Michael la escuchaba lucirse con sus palabras de humillación, mientras vaciaba café caliente de la cafetera a la taza de Bryan, enseguida la colocaba sobre la mesa, ahora se sentaba en una de las sillas, muy seria miró a su hermana a la cara
preguntándole:
- ¿Tan temprano ya comenzarás a ofenderlo Arely? -
-Perdón, perdóname, ya llegó la protectora de los animales, para que no los ofenda. -
Bryan en silencio miró a su esposa y después puso su vista en Michael, quien le señaló:
-Escúchate lo que dices Arely, fracasaste con tu primer esposo, el cual solo fue juntarte contigo dejándote un recuerdo, da gracias que Mitzi se parece más a ti que a tu ex fracasado marido, el mentado Edwin Herrera que... creo su segundo apellido era Bazán.
Quien, por cierto, nunca tuvo las mínimas intenciones de darte una casa, solo usó tu cuerpo, se divirtió y después se fue de tu vida,
burlándose de ti. -
Al escuchar estas palabras. Arely la miró muy seria, colocó una pieza de pollo en su plato, enseguida puso una sonrisa fingida en su cara respondiéndole:
-Pues a ti no te fue también hermanita, quedándote sola con un recuerdo de tu mentado Kevin Manríquez, tu enano de porquería que tanto querías, te usó como un pañuelo, y después te dejo con un recuerdito. -
-Bueno, pues entérate hermanita, que fui tan cabrona, que esa niña no fue de él, esa criatura es de un bello pecado que cometí a sus espaldas, o más bien desde antes de que estuviera conmigo. -
Al decir estas palabras, Michael sonrió mirando enseguida a Bryan por un momento, después continúo diciendo: -Kevin solo me sirvió para tapar las apariencias de mi embarazo, y adoro la sangre que corre por las venas de mi hermosa Heidi,
si tú supieras quien es el padre, te morirías de un infarto. -
Ante estas palabras, Arely muy seria la miró directo a la cara,
respondiéndole:
-Tus pinches nalgas no me interesan hermanita, ni cuántos hombres pasaron por ti, para hacer a tu pecado. -
Michael contraatacó a su hermana señalando:
-Después que te dejaron embarazada, deberías de agradecer Arely, de que Bryan aceptó ponerle sus apellidos a tu pequeño tropiezo. -
Al escuchar estas palabras. Bryan miró a su esposa y después puso la vista en su cuñada diciendo:
-Por favor las dos ya cállense, que a Mitzi la quiero igual que a las gemelas, Carón y Careen. -
Al escuchar estas palabras, Arely se sintió atacada, enseguida levantó su mano derecha apuntando con su dedo índice a Bryan gritándole:
- ¡A mí no me calles estúpido! ¡Ni te atrevas a decirlo! ¡Así que mide tus palabras conmigo! ¡Pendejo imbécil! ¡Pinche idiota! Porque si no te callas, tendrás muchos problemas conmigo durante todo el día. ¿Me oíste pinche
estúpido? -
Michael enojada por estas palabras, bebió su café mirando directo a los ojos de su hermana, bajó la taza colocándola sobre la mesa, le preguntaba:
- ¿No te hartas de hacerle la vida miserable? Siempre escuchó llamarlo idiota, tonto, estúpido, tarado, imbécil, pendejo. ¿Por qué no mejor lo dejas y vives feliz tú sola? ¿Por qué no demuestras al mundo que tu sola puedes con tus tres hijas? -
Al escuchar esta pregunta. Arely abrió la boca buscando en su mente respuestas, agarró un profundo aire, enojada le respondió: -Porque este idiota tiene la responsabilidad de mantener a sus hijas, quería gozar de mi cuerpo, ahora que me aguante. Además, Michael, un día más y tendré mi propia casa, perdóname mi presencia en tu casa, anoche quise irme a mi chiquero, y tú nos dijiste que nos quedáramos aquí, que ya
era muy tarde, es más, esta misma noche ya nos podemos quedar en mi nueva casa, así que al rato Bryan, bienes ya por las niñas y evitamos de dar estos problemas en casa ajena. -
-Yo no te estoy corriendo de mi casa Arely, que quede muy claro, solo que no me gusta cómo le hablas a Bryan,
cuando él te ha apoyado tanto queriéndote dar una vida mejor. -
- ¡Pues son problemas de casados! Y eso es cosa que tu no entenderás, por vivir sola y abandonada hermanita. -
- ¿Ya están peleando tan temprano? -
Ante la pregunta, los tres voltearon su cara mirando entrar en la cocina a la madre de las dos mujeres, tratando ellas de cambiar su cara.
Era doña Juliana Alvarado Lozano, había llegado a la casa para cuidar a sus nietas, era una mujer de cabello lacio hasta la cintura, de color negro entre cano, de tez morena clara, de ojos cafés claros, nariz chata, labios delgados, de cincuenta años, uno sesenta y cinco de estatura.
Estando de pie la señora miró fijamente a su hija Arely, muy seria le expresó:
-Ya les dije que las dos tienen que respetarse, como hermanas tienen que apoyarse, sin tu padre estamos solas contra el mundo, y tú Arely, siempre eres tan rebelde, Bryan debería de darte unas buenas nalgadas para que lo respetes, tu hermana tiene toda la razón, él te está dando una casa y te está apoyando en todo, trabaja duro para que no te falte de comer, viste a las niñas y las alimenta, les da la escuela, pero no sé qué te sientes que siempre quieres hacer tu sagrada voluntad. -
Ante estas palabras, Arely de inmediato respondió: -Mamá yo me he ganado mi lugar. -
-Tu lugar Arely, es respetarlo y apoyarlo en sus proyectos, también escuché como lo llamas, después que él te ha apoyado tanto con Mitzi. Deberías de sentirte muy avergonzada por insultarlo con tus palabras, algún día te dará la espalda y entonces, quiero ver esa fiera que presumes que llevas por dentro para mantener a tus hijas. -
Ante las fuertes palabras de la madre, hubo un momento de silencio en la cocina. Michael se levantó de su silla, de inmediato en una taza la llenaba de café caliente, y ponía el pollo en un plato extendido, enseguida lo colocó sobre la mesa diciéndole: -Siéntate mamá, este es tu desayuno. -
Michael ocupaba nuevamente su lugar en la mesa. Doña Juliana trató de sonreír, ahora puso su vista en su yerno, cambiando su voz a una más amable le preguntaba: - ¿Qué tal
está su nueva casa Bryan? -
-Es muy grande por dentro, tiene cuatro recámaras, tres baños y...
Contestó muy seria Arely mirando a su madre, quien al escucharla de inmediato giró su cara, mirándola frente a frente, interrumpiéndole sus palabras, le expresó: -Yo le pregunté a Bryan, dime. ¿Tú eres Bryan? ¿Tú te llamas Bryan? No lo creo. -
-Perdón mamá, es que a veces él ni siquiera sabe que contestar, es tan... -
- ¿Tan qué? Dímelo, dime Arely como lo llamas, y ahorita mismo me quitaré la chancla enfrente de todos, y te daré en la boca para que aprendas a callarte, a respetar a las personas y te acordarás de cómo te educaba. -
Ella con la boca abierta se quedó callada, solo mirando a su madre, quien estaba forjada con mano de hierro, ahora doña Juliana giró su cara mirando a Bryan esperando su respuesta.
Michael también volteó para mirarlo, él trató de sonreír ante el regaño, quitó la vista de Arely y enseguida sus ojos azules se posaron en su suegra, muy atento le contestó:
-Doña Juliana, la casa es grande tiene tres baños, cuatro recámaras, lavandería, cocina, sala, comedor con una chimenea, tiene un patio grande y está cercada. -
Al escuchar la descripción de la casa la señora con una sonrisa le respondió:
-Te felicito por esta adquisición, sé que la familia vivirá mejor, siempre te esfuerzas por darle lo mejor a mi hija, y mira que unos meses después de vivir en la otra casa, ahora tienen algo mucho mejor, realmente te felicito por todo tu esfuerzo Bryan. -
Arely tragándose su enojo término su café, muy molesta les decía:
-Vámonos ya o no terminaremos hoy de todo lo que nos falta por limpiar. -
Michael miró Arely que se encontraba muy molesta, se levantó diciendo:
-Okey mamá, ya nos vamos, volveremos en la noche, gracias por cuidar a nuestras hijas, te estaremos
llamando por teléfono para saber si están bien, y que sepas que estamos bien. -
Doña Juliana sonrió, enseguida señalaba con su dedo índice de su mano derecha a su hija Arely, a quien le comentó:
-Cuídense que todo les salga perfecto, y pórtate bien, Arely. ¿Me oíste? Si escuchó una queja de ti... -
-Mamá, ya tengo veintiséis años, no deberías de recordarme que me porte bien. -
-Pues hasta hoy, solo te comportas como una chiquilla de quince años, deberías de avergonzarte por la manera como le hablas a tu marido, ya te dije necesita él darte unas buenas nalgadas. -
Después de decir estas palabras, doña Juliana miró a Bryan y sonriendo le indicó:
-Váyanse con cuidado Bryan, los espero en la noche, no se preocupen, cuidaré muy bien a las cuatro niñas, en cuanto se levanten yo les daré algo de desayunar. -
-Gracias doña Juliana. -
Salieron los tres de la casa de Michael, de inmediato se subían al auto compacto, con rumbo a la casa que limpiarían.
Arely estaba muy molesta por lo sucedido en el desayuno, se sentó en el asiento del copiloto, en seguida levantó su mano derecha señalando con su dedo índice a su esposo, en tono muy enojado le decía: -Ahorita ni me hables Bryan, ni se te ocurra decirme alguna pendejada, porque aquí mismo te cacheteo ante la estupidez que me digas. ¿Me oíste pinche idiota? -
Michael sentada en la parte de atrás, con una sonrisa en la cara le comentó: -Qué bueno que mamá te ajuste la correa hermana, buena falta que te hace para que te portes bien. -
Arely no le contestó, se encontraba muy enojada por no dejarla expresarse como le gustaba, con los brazos cruzados muy enfurecida miraba las calles que pasaban, volteando de vez en cuando a mirar a Bryan con ganas de golpearlo, por-
que por "su culpa" su madre la regañó.
Avanzaron todo el camino en absoluto silencio, hasta llegar a la casa estacionando el automóvil en la acera, ya la camioneta de Jonathan se encontraba estacionada, enseguida se bajó uno de los trabajadores, caminaba a paso apresurado acercándose a Bryan, se detuvo en frente de él, con una cara muy seria lo saludó: -Buenos días, Bryan. -
- ¿Cómo estás Sergio? Buenos días. -
El joven miró a Bryan, puso la vista en la casa, después en la camioneta, preocupado le comentó:
-Estoy bien, hoy llegamos temprano, ya los muchachos se encuentran trabajando en la parte trasera de la casa. -
-Qué bien, ya nos ganaron, como dices empezaron temprano. -
Mientras hablaba. Bryan miraba alejarse a su esposa Arely y a su cuñada Michael, entrando ellas en la casa para continuar limpiando, ahora escuchaba al joven decirle:
-Puedo notar que no sabes la mala noticia. -
- ¿Cuál noticia? -
-Jonathan tuvo un fuerte accidente a noche, se salió de la carretera, rebotó su automóvil contra un árbol y se fue girando su carro quedando volteado en la parte de abajo de una colina. Bueno, hasta ahora eso dicen los policías en el peritaje que hicieron en el lugar. -
Al escuchar esta información, Bryan se sorprendió contestando: - ¡No me digas! Que mal. ¿Por qué paso esto? ¿Cómo esta él? O ¿En dónde está? -
-No sé porque pasó, Jonathan ahora está en el hospital y se encuentra muy grave, el doctor comentó que cuando los paramédicos lo sacaron del carro, él débilmente les decía una
y otra vez: "saquen a las niñas" "saquen a las niñas". -
Al escuchar estas palabras. Bryan miró hacia la casa, después puso su vista nuevamente en Sergio. Preocupado le preguntaba:
- ¿Saquen a las niñas? ¿Qué niñas? ¿Estaba Jonathan acompañado cuando chocó su vehículo? -
-No, no se encontraba acompañado, manejaba él solo, como cada semana, nada más fue a comprar unas cosas al pueblo, la policía buscaba a alguien más a dentro del carro, porque Jonathan decía una y otra vez, "saquen a las niñas", "saquen a las niñas", pero... pero nadie sabe a qué se refería, no encontraron a nadie más adentro del vehículo, no había a nadie más que sacar. -
-Cuanto lo siento Sergio... pero. ¿Él había tomado? ¿Estaba borracho? -
-Claro que no, solo fue por unas cosas y regresaba a su casa, hasta donde se sabe, el accidente llegó de la nada. -
Bryan con su mano derecha se rascó el cabello, desconcertado miraba nuevamente hacia la casa, después vio a Sergio preguntándole:
- ¿Viajaba solo? Dices que estaba solo... -
-Te digo que no había a nadie más, por ahora, él está en muy malas condiciones en el hospital del pueblo, si luego lo quieres ir a ver, solo quería que te enterarás, seguiré trabajan-
do con los muchachos, ya estamos pintando la casa, trataremos de terminar la primera mano, y a ver si hoy mismo comenzamos la segunda mano de pintura. -
-Gracias por avisarme Sergio, veré si hoy tengo tiempo, o trataré de visitarlo mañana muy temprano al hospital. -
Después de platicar. Bryan comenzó a caminar agobiado por la situación de su amigo Jonathan. Entraba en la casa para continuar limpiándola, llego hasta el comedor, en ese momento escuchó a Michael decirle: -Bryan por favor pásame el agua caliente que está en la estufa, para ponérsela a la limpiadora de alfombras. -
-Si en un momento te la paso. -
Contestó Bryan, mientras volteaba su cara mirando hacia la chimenea, ahora llamándole la atención lo que había sobre esta.
Bryan muy despacio se acercó para ver las fotografías, que dejaron la última familia que vivió en esta casa, con un pequeño trapo le limpió el polvo del vidrio que la cubría, miraba a tres personas que mostraban una sonrisa, al padre abrazado de la madre y en medio estaba su hija.
Ella era una niña de como unos cinco años, de tez blanca, con cabello de color güero que era largo, de nariz fina, cejas semi pobladas, sus ojos de color verde, de labios delgados que
mostraban su sonrisa de alegría. Mientras miraba con atención la fotografía, escuchaba a Michael decirle:
-Vamos, ya pásame el agua caliente Bryan, si no se calentará mucho y no me servirá. -
Él reaccionó moviendo su cabeza, dirigiéndose directo a la cocina, agarró el traste que tenía el agua caliente llevándosela a Michael. Quien de inmediato vacío el agua en la máquina de lavar alfombras, junto con un jabón y unos líquidos limpiadores, mientras Arely con sus utensilios limpiaba la sala, estaba
todavía muy molesta por lo que le dijo su madre.
Bryan en silencio, solo pensaba en su amigo Jonathan, quien le dijo que era mejor salirse de esa casa, que estaba embrujada y maldita, también pensaba. ¿Por qué se fue la última
familia dejándolo todo? En ese momento no encontraba ninguna respuesta en su cabeza.
Trabajaron todo el día amenizándolos con música un radio, algunas veces en total silencio hasta lograr su objetivo, para las ocho de la noche, se encontraban los tres sentados a la
mesa, comiendo pizza caliente en la mesa de la cocina. Arely saboreando su porción les comentó: -Esta deliciosa la pizza que trajiste Michael. -
-Bendita sea la comida rápida, cuando fui por la comida sentía que me desmayaría de hambre, pero ya terminamos toda la limpieza del lugar. -
Bryan miró a las dos mujeres, mordió una porción de pizza, se limpiaba la boca con una servilleta, con una sonrisa en su rostro enseguida les comentaba:
-En verdad ya estoy muy cansado. -
Arely lo miró poniendo una sonrisa en su cara, sabía que se esforzaba en todo lo que hacía, ella le expresó:
-No te rindas Bryan, prenderé el calentador mientras vas por las niñas, podemos quedarnos aquí, ya está limpio el lugar, las recámaras desde ayer quedaron limpias. -
Después de decir la palabra niñas, de inmediato se escuchó un fuerte golpe en la parte de arriba. ¡Pack! Ellas por un momento alzaron la vista, pero trataron de ignorar el golpe, siguieron conversando.
Michael al escuchar la propuesta de su hermana, de querer ir a recoger a las niñas, le comentó:
-Arely, por favor deja a las niñas en la casa. ¿Para qué dar tantas vueltas ahorita? Ya son las ocho de la noche, será más tarde cuando Bryan regrese de mi casa con tus hijas. -
En ese momento de nuevo en la parte de arriba se escuchó un fuerte golpe. ¡Pack! Las hermanas de inmediato se miraron a la cara una a la otra, guardando un silencio, no tratando de alarmar a Bryan por esto. Arely le comentó:
-La verdad hermana, ya dimos muchas molestias, y te agradezco todo el apoyo que nos has brindado, ayer tampoco fuimos al chiquero donde vivimos, por quedarnos a darte las molestias en tu casa. -
Para no discutir este asunto con ella. Michael le contestó: -Bueno está bien, me llevaré mi camioneta para irme a casa, que Bryan se lleve su carro para que traiga a las niñas de regreso.
Pero antes de irnos, quiero que le muestres a Bryan las muñecas del ático, a ver qué piensa de estas, ya vez que ayer ya no hubo tiempo para poder mirarlas. -
- ¡Si es cierto! Ya por el hambre y el cansancio se me estaban olvidando, son las ocho de la noche, nos da tiempo Bryan, solo subamos al ático para que mires a las muñecas.
- ¿Qué muñecas? ¿De qué me hablan? -
Les preguntó sin saber a qué se referían las mujeres, Arely le explicó: -Son unas muñecas que encontramos en el ático, no lo podrás creer, tal vez eran de algún coleccionista de cosas impresionantes, porque se ven las muñecas muy reales. Vamos no nos tardaremos, solo las miramos y nos salimos del ático para que te vayas por las niñas. -
-Está bien, ya casi termino de comer. -
Contestó Bryan. Arely con sus manos se frotaba sus brazos tratándose de calentar su cuerpo, muy fijamente miraba hacia la pared en donde se encontraba el termostato, le comentó:
-En cuanto puedas Bryan revisas los termostatos o los motores, tengo mucho frio en esta casa, no sé qué está mal, pero mientras limpiaba, sentía este frio todo el día ni moviéndome se me quita. -
Michael tratando de sonreír se froto las manos para tratar de calentarse un poco, también le comentaba: -Tienes razón Arely, mientras limpiaba la casa a pesar de estar en movimiento, también he tenido mucho frio todo el día. -
-Pues en cuanto puedas trata de checarlo Bryan... ¿Me escuchaste Bryan? -
Bryan escuchaba las palabras de su esposa, pero en ese momento miraba con atención hacia la chimenea, no perdiendo de vista la fotografía de la última familia que ahí vivió,
llamando la atención de Arely, quien giró su cara viendo hacia el mismo lugar buscando lo que él veía, preguntándole:
- ¿Qué ves Bryan? ¿Qué tanto le miras a la chimenea? ¿Me escuchaste lo que te dije? Necesito que cheques el termostato. -
Bryan sin quitar la vista de la chimenea, le contestó: -Sí, en cuanto pueda checaré el aire acondicionado, y ver porque no calienta la casa, estoy mirando la fotografía que dejó la
familia, me llamó la atención la niña, porque según me comentaron, es la que se perdió a sé cómo.... unos seis meses, cuando vivió en esta casa. -
- ¿Qué fotografía Bryan? -
Ante la pregunta, el estiró su brazo derecho, señalando con su dedo índice la fotografía que había sobre la chimenea, contestándole a su esposa: -Mira, es ese retrato. -
Arely prestó más atención diciendo: -Mira Michael, limpiaste el piso y por dentro de la chimenea, pero te faltó limpiar la repisa de la chimenea, quitaré esas dos fotografías, las tiraré y pondré mejor alguna fotografía de nuestra familia. -
De inmediato Bryan comentó: -Pero no las tires Arely, quiero saber. ¿Qué pasó con esa familia? -
- ¿Para que la quieres? Ni siquiera sabes cómo se llaman o ¿Quiénes son? -
Al escuchar la pregunta de su esposa. Bryan enseguida se buscó en su bolsillo de su pantalón, sacando su cartera buscando adentro de esta un papel, que enseguida lo extendió en
sus manos, comenzando a leerlo en voz alta diciendo: -El padre se llama Enrique González, la mujer es Jimena Cobos, y su hija se llamaba Yadira González Cobos. -
- ¿Cómo lo sabes? -
- ¿Quién te dio esos nombres? -
Preguntaron ambas mujeres, sorprendidas por la información. Bryan muy serio enseguida les contestó: -Me lo dijo mi amigo Jonathan, precisamente ayer cuando hablé con él. -
- ¿Jonathan las conoció? -
-No, pero me dijo que la hija de esa familia fue la que misteriosamente se desapareció, todavía la policía no la encuentran en el pueblo. -
Michel lentamente movió la cabeza de izquierda a derecha, como negando y pestañeando preguntó:
- ¿Cómo que desapareció? ¿Se la robaron? ¿La secuestraron? ¿Qué le pasó a la niña? -
Al pronunciar la palabra niña, se escuchó en la parte de arriba un golpe. ¡Pack! Tratando de ignorarlo Bryan les comentó:
-No lo sé, solo me dijo que se desapareció, yo tampoco entiendo a lo que se refiere, y apropósito de Jonathan, su trabajador Sergio, me informó esta mañana, que anoche Jonathan tuvo un accidente en la carretera cuando regresaba a su casa, su automóvil se salió de la carretera, quedo completamente volteado el carro, y él está muy mal herido, que se encuentra en el hospital del pueblo. -
Arely escuchaba atenta contestando: -Que mal, con razón hoy no lo vi trabajar en la casa, para trabajar. -
-Bueno, en la mañana su trabajador Sergio me comentó algo muy extraño... -
- ¿Extraño? ¿Cómo qué? -
Preguntó intrigada su cuñada Michael, quien también prestaba mucha atención a las palabras que él decía. Bryan mirando a las dos mujeres, enseguida les contaba:
-Que, estando su carro volteado por el accidente, desesperado a los policías
les decía: que "sacaran a las niñas". -
-Que mal. ¿Iba él acompañado de sus hijas cuando tuvo el accidente? -
Preguntó su cuñada muy intrigada. Bryan contestó:
-Dice Sergio que no, los paramédicos y los policías no saben a qué se refería con estas palabras, porque ellos buscaron en el interior del vehículo y él viajaba solo, no había nadie más adentro del vehículo. -
Michel al escuchar esto, nerviosa trató de sonreír diciéndoles: -Esto ya parece un cuento de terror, donde todo se enreda y alguien tiene que morir. -
Arely nerviosa también trató de sonreír diciendo: -Hablando de terror, démosle un poco de misterio a nuestra noche, y vayamos al ático para mostrarle las muñecas a Bryan, te aseguro que te sorprenderán. -
Después de decir estas palabras. Arely se levantaba de la mesa, enseguida caminaba pasando la sala con rumbo a la escalera, para ir al segundo piso. Michel trató de sonreír mirando a la cara a Bryan, quien con su mano derecha le hizo un ademán de cortesía, para que ella avanzara primero, caminando él detrás de ella, se escuchaba rechinar algunos de los escalones, alcanzando a su esposa en el segundo piso.
Arely detuvo sus pasos en el pasillo, en donde colgaba la cuerda blanca que era para bajar la puerta del ático.
-Ayúdame abrir la puerta Bryan para bajar la escalera. -
Bryan enseguida levantó su brazo derecho, y con su mano agarró fuerte la cuerda bajando la puerta, mirándose la luz de los focos que dejaron encendidos, enseguida Bryan con las dos manos agarró los escalones desplegándolos, tocando la punta de la escalera el piso del pasillo. Las mujeres se le quedaron mirando hacia la entrada del ático, hasta que Arely mostró una sonrisa diciéndole: -Adelante, sube Bryan, todo el piso es de madera firme no hay riesgo de lastimarse. -
Él miró a las dos mujeres tratando también de sonreír, comenzando a subir por la escalera entrando al ático, enseguida subía Michael y detrás de ella Arely.
Bryan miraba muy atentamente todo el lugar, que era de buen tamaño, veía las ventanas de cada lado, en el techo había dos ventiladores con los focos que iluminaban el lugar, enfrente estaba ubicada la repisa con las diez divisiones, para poner algo sobre estas, había en una esquina del ático dos cajas grandes de cartón del tamaño de un refrigerador.
Viendo más cajas de diferentes tamaños, en el otro rincón se miraba una silla de color blanca y una pequeña mesa, después de escanear todo el lugar estaba diciendo: -Dejaron muchas cajas en este lugar, quizá guarden más cosas en estas,
pero. ¿Ya lo notaron? Adaptaron este lugar como para poder vivir. Tiene una muy buena insulación en las paredes, para que no se traspase tanto el frio o el calor. -
Ahora Bryan ponía su vista detenidamente en el piso de madera, encontrando una rejilla de aire de color café, pensó un poco y después comentaba:
-Miren este lugar, también lo enfría y lo calienta el sistema del termostato, que de seguro es del segundo piso, aquí debe de haber más rejas entre todas estas cajas. -
Al escuchar esta deducción. Michael enseguida le comentó:
-Por lo que hay, tal parece que alguien podría vivir en este ático. -
-No digas tonterías. ¿Quien quisiera pasar mucho tiempo aquí encerrada? -
Le preguntó Arely observando nuevamente todo el lugar, ahora mirando hacia donde se encontraban las cajas de las muñecas, extendió su brazo derecho señalando con su dedo índice de su mano diciendo:
-Mira Bryan, esas cajas tienen unas muñecas, queríamos que las vieras, para saber qué piensas de estas. -
Al decir esto, se fueron acercando a las cajas, enseguida Michael se arrodilló en el piso, con sus dos manos fue quitando la tapa, pudiendo mirar a la muñeca. Bryan abrió los
ojos al no creer el realismo con que estaba hecha, él podría jurar que lo que se abrían, era un ataúd con una pequeña difunta adentro de este, atemorizado les preguntaba:
- ¿Qué es esto? ¿Está muerta la niña? -
Ante las preguntas, Arely sacando una sonrisa de sus labios, enseguida le respondió:
- ¡Claro que no está muerta! Es una muñeca muy real, hasta su piel se siente suave, vamos tócala. -
Bryan lo dudo mirando el rostro de la muñeca, que era de piel morena, miraba detenidamente sus finas facciones, las cejas, las pestañas, la nariz chata, las mejillas, la boca de labios delgados, se veía tan real su cabello, que era de color negro,
largo y lacio. Las dos mujeres calladas lo veían mirarla muy atento, como ellas la miraron la primera vez que la encontraron en ese lugar.
Arely con sus dos manos con cuidado levantó a la muñeca,arremangándole el suéter dejando ver el brazo, tocando con sus dedos la suave piel que la muñeca tenía.
Puso su vista en su esposo diciéndole:
-Siente la piel Bryan, esta suave...
pero es muy fría. -
Bryan giró su cara mirando a su esposa, después vio los dedos de ella apretar suavemente el ante brazo de la muñeca, abriendo él los ojos asombrado le decía:
-No puede ser, parece perfecta... luce tan... tan real... -
-Tócala, vamos pon tus dedos en el brazo, no seas cobarde y tócala. -
Le expresó nuevamente Arely, él con un poco de miedo, le colocó sus dedos de su mano derecha en el antebrazo de la muñeca, sintiendo la carne suave y fría, mirando en ese mo-
mento a Michel abrir la otra caja en donde estaba la muñeca güera, sacándola de su caja diciéndole:
-Mira esta muñeca Bryan, es muy diferente a la otra muñeca. -
Bryan le soltó el antebrazo a la primera muñeca, alzó su vista mirando a la cara de su cuñada, enseguida bajaba la vista viendo el rostro de la muñeca, la miraba muy sorprendido, esta era de tez blanca, con cabello de color güero, se veía largo, de nariz fina, cejas semi pobladas, labios delgados.
Recordándole por un momento a la niña que estaba retratada en la fotografía de la chimenea, en ese momento Bryan se quedaba con la boca abierta, guardándose cualquier comentario sobre esto, que semejanza tan increíble tenían con esa niña, percatándose de que Arely y Michael no lo habían notado.
Michel muy seria acercó su mano derecha, enseguida con su dedo índice con cuidado estaba abriéndole el párpado a la muñeca, pudiéndole mirar el ojo que era de color verde, era tan real y escalofriante.
Bryan con la boca abierta, no creyéndolo enseguida exclamó: - ¡Dios mío! ¿Qué clase de muñecas son estas? ¡Son Diabólicamente reales! -
Michel en silencio, giró su cabeza mirándolo directo a la cara, se veía muy asustado, le contestaba: -No lo sé, pero, ahora ve esto Bryan... mira muy bien sus dientes. -
Al decir esto, enseguida ella le puso el dedo índice en los pequeños labios de piel fría, abriéndoselos un poco pudiéndole mirar los pequeños dientes de enfrente, que eran de color blanco. Arely le comentó:
-Nos gustaría saber quién las fabricó. -
-Son... escalofriantemente reales. -
Expresó Bryan, ahora por curiosidad, con mucho cuidado le colocaba su dedo índice en los labios de la muñeca, se acercó un poco más, muy atento le miraba los dientes, logrando separarlos mirándole la punta de la lengua, sintiendo recorrer un escalofrió en su espalda, al ver que era tan humana, ahora puso la yema del dedo índice en su párpado derecho, abriéndolo con cuidado, mirándole el color verde, recordando nuevamente a la pequeña niña de la fotografía que se encontraba sobre la chimenea.
En ese momento escuchaba a Arely con una voz suave decir:
-Yo también tuve una gran confusión, por estas muñecas, son tan humanas. -
Sin ninguno de ellos poder percatarse. Desde un rincón muy obscuro del ático, el Demonio Lalith con sus ojos rojos muy atentamente los observaba, tratando de meterse en sus mentes. Ahora Michael con ambas manos abría una tercera caja, al quitar la tapa miraba a la muñeca que ahí guardaban, esta era su piel de color café clarito, su cabello de color negro
estaba cortito y chino, las cejas eran abundantes.
Las pestañas largas, su nariz chata, en su boca tenía sus labios delgados, también era impresionantemente humana, tenía puesto un vestido de color blanco, con los brazos al
descubierto, se podía mirar las rodillas y sus espinillas, tenía
puestos unos guaraches de color café, mirándosele sus pequeños dedos, y las uñas que parecían perfectamente humanas.
Estaban los tres muy sorprendidos por lo que veían, así que en ese momento decidieron abrir las siete cajas, observando detenidamente a cada una de las muñecas, encontrando que cada muñeca era muy diferente en sus rasgos físicos,
podía decirse que eran de colección y edición única.
Ahora Bryan no creyéndolo se puso de pie, mirando muy atento a las siete muñecas adentro de las cajas, sin ninguna explicación, ahora veía las siete cajas en forma de pequeños
ataúdes negros.
Lalith entraba en su mente, enseguida muy lentamente Bryan giraba su cara de un lado para el otro, vio con cuidado todo el ático y lo que contenía este, después puso su vista en la cara de las dos mujeres, como una visión, veía claramente todo lo que ocurría en la vida de las muñecas, diciéndoles:
-Tal vez, este solo era el cuarto de juegos de alguien. -
Arely lo miraba fijamente a la cara contestándole:
-Estás loco, ¿Quién puede estar aquí por mucho tiempo?
Eso es absurdo-
Bryan no le respondió, por un momento miraba a una joven mujer de ropa negra, con su cabello largo lacio, de color güero, tenía su piel blanca, pudiendo ver claramente su cara, era ella de ojos verdes, nariz afilada, de labios delgados, con una sonrisa jugaba muy contenta con sus muñecas, después ella una por una colocaba a las muñecas en la repisa que había en el ático.
Mirando Bryan que de los pies de las muñecas muy lentamente comenzaba a resbalar sangre, que bajaba por
la repisa hasta tocar el piso del ático.
Enseguida la mujer se paró en medio del ático, adentro de un círculo de color blanco, en donde había dibujados varios signos dentro de este, que Bryan no podía entender. Muy lentamente se arrodillaba ahí la joven, quedándose muy quieta,
como si estuviera rezando, ahora las siete muñecas de una forma increíble tomaban la forma de lo que fueron en vida, ya eran unas niñas.
En ese momento, ellas con una sonrisa se agarraban de las
manos, contentas giraban alrededor de la mujer, mirando Bryan mover sus bocas, sin poder escuchar lo que las niñas decían o cantaban. En ese momento Bryan abrió sus labios
indicando:
-Era una niña como de doce años. Tal vez ella no era la que quería estar aquí, viviendo en este ático, sino que, la obligaban a estar aquí, porque entonces, ustedes díganme. ¿Para qué querían la insulación y el aire acondicionado en el ático? -
Michael muy atenta escuchaba las palabras de Bryan. Enseguida le comentó:
-Tú ya te encuentras más paranoico y alucinado, que nosotras. -
Él no tomando en cuenta el comentario de su cuñada, muy
lentamente extendía su brazo derecho con el dedo índice de su mano, señalaba hacia la repisa, diciéndoles: -En esa repisa de enfrente, la joven mujer fue acomodando a sus muñecas, una por una las fue coleccionando... mientras las niñas
dormían profundamente, absorbió su aliento y bebió de su sangre, haciéndolas suyas. -
Ante estas palabras tan tétricas, que él les mencionaba. Ellas muy atentamente lo escuchaban, mirándolo muy detenidamente, con una cara de extrañas. Michel le preguntó:
- ¿Cómo lo sabes? -
Él sin contestarle, enseguida se inclinó en donde estaban las cajas, con mucho cuidado con ambas manos agarró a una muñeca, enseguida muy despacio caminaba unos pasos, fue a
colocarla en la repisa, enseguida colocaba una cinta transparente, que estaba clavada una orilla de esta, como para proteger que la muñeca no se callera al piso, después de unos minutos.
Bryan colocaba a la muñeca que era güera, que, sin saberlo bien, ella fue la última niña desaparecida de esta casa, en poco tiempo ya se encontraban las siete muñecas colocadas en la repisa.
Bryan señalando con su dedo índice de su mano derecha le explicaba:
-Así colocaba sus muñecas la joven, mientras ella muy tranquila se sentaba aquí a observarlas por horas y horas, imaginando correr en un área verde y muy hermosa. -
Michael escuchándolo muy atenta, se daba cuenta que la mirada de Bryan ya se encontraba un poco perdida. Extrañada por lo que les decía, ella le preguntó:
- ¿A quién te refieres? ¿Quién ella? -
-A la mujer que aquí estaba cautiva... era casi una niña
que vivió aquí en el ático sola... -
Contestó sintiendo la energía de soledad, que la joven vivió, de los ojos de Bryan le salían lágrimas que escurrían por sus mejillas.
Enseguida inclinaba su cabeza miraba al piso, observándolo detenidamente, viendo el círculo con los símbolos que no podía entender.
Pero muy claramente veía a las siete niñas, quienes seguían muy contentas agarradas de la mano, movían su boca como cantando y caminando en círculos, giraban alrededor de la joven mujer, como jugando con ella.
En ese momento Arely sintió a alguien abrazarle por su espalda, recorriéndole un escalofrió a través de todo su cuerpo, diciéndoles:
-Bajemos, vámonos, ya tengo mucho frio, todavía hay que ir a la casa de Michael por las niñas. -
Al decir estas palabras, los focos del ático enseguida se comenzaron a apagar y prender, la luz volvía a "parpadear" como la primera vez que ingresaron, quedando unos momentos totalmente a obscuras, sintiendo las dos mujeres en ese instante, como si alguien o algo de la obscuridad las abrazaba, ese frio les recorría sus cuerpos de pies a cabeza, no viendo los ojos rojos de Lalith, quien los observaba y tocaba sus cuerpos provocándoles los escalofríos.
Bryan en ese momento, más claramente miraba a las siete
niñas, que jugaban muy divertidas alrededor de la mujer, quien permanecía de rodillas justo en medio del ático, ahora miraba notoriamente el jardín de la parte de atrás de su casa, viendo a la mujer adentro del árbol, que ahora se miraba frondoso y muy bello, pudiendo él escuchar hasta la canción que entre risas cantaban todas las niñas juntas:
Esa hermosa niña la tengo que encontrar, cuando yo la tenga en mis brazos la voy a cuidar
al caer la noche me la voy a llevar, a un lugar que es tan lindo, donde nunca pueda regresar
de su aliento absorberé la vida, su sangre beberé, conmigo jugará por toda una eternidad
por mucho tiempo sus padres la buscarán, en los cuartos y en el armario pensarán que escondida está
pero no la encontrarán, porque en mi mundo ahora vivirá, esa hermosa niña una linda muñeca ya será
esa hermosa niña la tengo que encontrar, cuando yo la tenga en mis brazos la voy a cuidar...
Mientras las escuchaba cantar, Bryan miraba muy atento a la muñeca de cabello de color güero, viendo claramente la cara de la niña de la fotografía, que estaba en la chimenea, si, ella era la niña de nombre Yadira, quien sonreía al lado de la mujer que la correteaba para alcanzarla,cayendo juntas sobre el pasto riendo a carcajadas por este juego.
Hasta que Bryan miró que de sus ojos verdes de la niña, comenzaban a salirle lágrimas de sangre, escurriéndole por sus mejillas de blanca tez, viendo su piel resecarse muy rápido y comprimirse, hasta volver a ver a la muñeca sin ninguna expresión en su cara, muy lejos escuchaba unos gritos decir su
nombre:
- ¡Bryan! ¡Bryan! -
- ¡Bryan! ¡Bryan! -
Bryan al escuchar las voces parpadeaba un poco, pudiendo
enfocar y mirar a Michael enfrente de él, en ese momento sentía un incontrolable frio recorrer todo su cuerpo, entre temblores ahora miraba a Arely caminar de prisa, trayéndole
un vaso con agua en su mano derecha, preocupada le decía:
-Bebe el agua. ¿Estas bien Bryan? Vamos bébete el agua. ¡Contéstame!... ¿Estas bien Bryan? -
Él abría la boca sintiendo el fresco líquido pasar por su garganta, entre borroso miraba a las dos mujeres con caras de alarmadas, estando él ya sentado en la cama de la recámara
matrimonial, no sabiendo ni cómo llegó hasta ese lugar. Arely
asustada le decía:
-Bébela toda el agua Bryan... ¿Estas bien? Contéstame. -
Bryan abrió sus labios tomándose toda el agua del vaso, sintiendo más temblores en su cuerpo por el frio líquido que sentía quitarle la sed.
- ¿Cómo llegue hasta aquí? -
Preguntó con una voz ronca y espeluznante, parpadeando,
todo despistado giraba su cabeza, mirando las paredes de la
habitación, las dos mujeres se vieron una a la otra ante la pregunta, después pusieron su vista viéndolo fijamente a la cara.
Michael muy despacio se sentó a un lado de él, enseguida le contestó: -No nos asustes, te bajamos con cuidado del ático, tenías tus ojos
completamente blancos, no sé qué te pasó, te cargamos en los hombros una de cada lado, decías:
"saquen a
las niñas... saquen a las niñas", te empezabas a desesperar gritando "saquen a las niñas". No sé a qué te referías, si estamos solo los tres en la casa. -
Arely con estas palabras, ahora recordaba su plática en la mesa de la cocina, precisamente cuando comían, trató de controlar sus emociones y les preguntó:
- ¿No son las mismas palabras que nos mencionaste, que dijo Jonathan en el lugar del accidente? "saquen a las niñas", "saquen a las niñas". -
Michael tratando de recordar esa plática, sorprendida miró a la cara de su hermana, trató de pensar en unas palabras, entreabrió su boca pensando un poco más, entonces les comentó:
-Sí, son esas palabras, tú dijiste que Jonathan en el accidente mencionaba, "saquen a las niñas". -
Después de decirlo Michael se quedó muy pensativa, ahora giró su cara, miraba el reloj que estaba sobre el buró, tenía sus números rojos fosforescentes, al ver la hora enseguida puso la vista en Arely, entonces sin creerlo le expresó:
-Son las once de la noche Arely, ya son las once y seis de la noche. ¿Cómo
pasó esto? Dime Arely. ¿A qué hora subimos al ático? Eran las ocho. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas la hora exacta? -
-No puede ser... no, no puede ser Michael. ¿Cómo pasó esto?
Comentó muy sorprendida Arely, quien asustada miró enseguida hacia el reloj, con la boca entreabierta miraba con atención los números rojos, que marcaban las once y seis minutos de la noche, de inmediato agregaba: -Si, nos subimos como a las ocho de la noche, eran las ocho lo recuerdo muy bien, pero. ¿Tantas horas pasamos en el ático? ¿Tres horas? Eso es imposible. -
Michael ahora confundida le preguntó:
- ¿Cuánto tiempo estuvimos ayer? Recuerdas Arely, que cuando bajamos ya los trabajadores de Jonathan, hasta habían limpiado el refrigerador. -
Arely ante la pregunta se quedó pensativa, después de un momento le respondió:
-Subimos como a las once de la mañana y después nos bajamos a las dos de la tarde, si no me equivocó, creo que también fueron tres horas, pero es mucho tiempo, no sé qué pasó. ¿Cómo perdimos esas tres horas? -
Michael no encontrando explicación a la pérdida de tres horas, miró fijamente a Bryan, viendo su cara de cansancio, con voz dócil le explicó: -Bryan escúchame, quédate a bañar
y ya descansa, yo iré a la casa y te traeré a las niñas, no me tardo mucho. Pero por favor no salgas ya de la casa, no quiero que te pase algún accidente en el camino, ya no estás en condiciones para manejar. -
Al escuchar esta propuesta. Arely enseguida miró a la cara de su hermana, agitando su cabeza como negando le señaló:
- Claro que no Michael, tú tampoco iras a ningún lado, ya es muy tarde, y no iras a esta hora de un lado para otro, no sé porque se nos fue el tiempo tan rápido, no encuentro una
explicación lógica a todo esto, pero creo que lo mejor es que ya te bañes, vamos, usa el baño del pasillo y ocupa una de las recámaras para dormir. -
Michael con su mano izquierda le tocó el hombro de su hermana, contestándole:
-Pero, tú querías ya tener a tus hijas esta noche en tu casa.
-Eso dije cuando era temprano, ahora inexplicablemente ya perdimos tres horas, te digo que no se ni como pasó esto, tú tienes razón, que se bañe Bryan y que ya descanse, es lo
mejor que podemos hacer, como dices, no me gustaría que tuvieran un accidente por ir y venir tan noche, y con este cansancio que ya nos cargamos todos. -
Michael por un momento vio a Arely, quien muy atenta miraba la cara de cansancio de Bryan, habiendo un silencio en la recámara, ahora giró Arely su cara poniendo su vista en su hermana, la veía directo al rostro, viendo sus ojos con sus párpados con cansancio, ahora le decía:
-Gracias por ayudarnos Michael, gracias por toda tu ayuda, por favor habla con mamá por el teléfono de la cocina, y dile... dile que mañana recogeremos a las niñas, salúdamela por favor, dile que estamos bien aquí, si, dile que todo aquí está bien, yo ayudaré a Bryan para preparar su ropa de dormir. -
-Está bien Arely, y no agradezcas, para eso somos las hermanas, por favor, ya no te enojes con mamá ni con Bryan, necesitamos unirnos como familia. -
Al escuchar estas palabras. Arely sonrió mirando a su hermana darse la vuelta, y salir de la recámara cerrando la puerta detrás de ella, bajó las escaleras llegando hasta la cocina, en donde estaba ubicado el teléfono, enseguida lo descolgó marcando con el disco el número telefónico de su casa, este timbró tres veces rin... rin... rin... contestando su madre:
-Casa de Michael Márquez Alvarado, si diga. -
-Mamá ¿Cómo estás? -
- ¿Por qué apenas llaman? Les estoy marcando varias veces, desde las nueve de la noche y después a las diez de la noche, y nadie me contesta el teléfono, ya estaba a punto de volver a llamarles. -
-Discúlpanos, estábamos ocupados en el ático, nunca escuchamos el teléfono, a pesar de que hay otro teléfono arriba en la recámara de Arely. -
-No se preocupen por las niñas, ellas ya están durmiendo, tenía pendiente de que no contestarán o me llamaran, ya no vengas aquí, es muy tarde para andar en la calle Michael, dile a
tu hermana que las niñas están bien, que cenaron y ya duermen. -
-Está bien mamá, agradecemos de toda tu ayuda, aquí me quedaré a dormir, ya terminamos de limpiar toda la casa, bueno solo falta la lavandería, pero toda la casa ya es habitable, por favor duérmete, y ya no te preocupes, estamos los tres muy bien... gracias por tu ayuda. -
-Cuídense mucho por favor, ya me iré a dormir me siento tranquila. -
-Mamá, Arely te manda saludos, dice que ya se portará bien, en este momento está poniendo la ropa para que Bryan se bañe. -
-Ella se enoja por que la corrijo, nunca quiere aceptar sus errores, parece una niña malcriada. -
-Bueno, que descanses mamá, te quiero mucho y Arely también. -
-Tú también ya duerme tranquila, Heidi y las niñas están bien. -
Michael colgó el teléfono, enseguida se subió las escaleras al segundo piso, dejando apagadas todas las luces del primer piso, al subir a la planta alta de la casa, en el pasillo se encontró a su hermana, quien salía de la recámara. Michael de inmediato le informaba lo que habló con su madre: -Dice mamá que Mitzi y las gemelas están bien, que ya duermen. -
- ¿Y Heidi? -
-Por supuesto que también ella ya está durmiendo, que no nos preocupemos, que ya descansemos, que es muy tarde para salir de casa. -
-Me bañaré, ya casi sale Bryan del baño. -
-Te veo mañana Arely, también me bañaré, ya deseo estar en la cama, me siento bien molida, me quedaré en esta recámara. -
Le comentó señalando con su dedo índice de su mano derecha, la recámara que estaba ubicada a un lado del baño.
Arely con una sonrisa le contestó:
-Está bien que uses cualquiera de las tres recámaras, esta también es tu casa hermanita. -
-Gracias te veré mañana, que descanses. -
-Duerme tranquila. -
Después de despedirse. Arely abrió la puerta y se metió a su recámara. Michael se metió directo al baño del pasillo para bañarse, una hora después por el cansancio los tres dormían profundamente, no escuchando las pisadas que hacían al rechinar la escalera, al estar subiendo sobre estas un Demonio.
Lalith con su atuendo negro, ahora caminaba en el segundo piso, entrando a la alcoba matrimonial, deteniéndose a un lado de la cama, muy atenta con sus ojos rojos miraba a Bryan y a Arely como dormían profundamente, se acercó Lalith a
ella, mirándola a la cara haciéndose más intenso el color de sus ojos rojos, sintiéndose en ese momento más fría la habitación. Lalith colocó su mano derecha, casi tocando la frente de
Arely haciéndola soñar.
Arely esa mañana llegaba a la casa de su hermana Michael, abrió la puerta de la entrada y siguió sus pasos, caminaba despacio y en silencio viendo la cocina, miraba a una pareja abrazarse, continuó caminando, entrando hasta la cocina, sin poder creerlo vio que era su esposo Bryan, que con mucha pasión besaba los labios de Michael, sintió una cubetada de agua helada caerle sobre sus hombros.
Mientras los dos de una manera muy apasionada se abrazaban, dándose de caricias en sus cuerpos mientras continuaban con sus largos besos, al separar sus bocas miraba Arely
solo felicidad en sus rostros, seguía sin creer esa escena amorosa, quedándose ella parada, casi petrificada, los veía muy atentamente, en sus celos quería abrir la boca para reclamar, pero no podía, sentía trabada su quijada por el coraje. Ahora escuchaba a su hermana decirle:
-Te amo Bryan, siempre te he amado, me gustan tanto tus hermosos ojos azules, que me miran con tanta pasión, amor mío. -
-Yo también te amo, mi pequeña Michael. -
Respondió con una sonrisa, besándose nuevamente en los labios, mirando Arely las manos de Bryan acariciar el trasero de Michael, quien al separar sus bocas con una sonrisa le dijo:
-Me gustan tus caricias, me haces sentir mujer en tus brazos, solo deseo estar contigo y que me hagas tuya. -
Michel alzó su mano derecha colocándosela en los labios
de él. Con su voz muy melosa continuó diciéndole:
-Sabes... desde hace tiempo estaba pensando. ¿Por qué no vendemos esta casa y nos vamos lejos? Muy lejos. Arely ya tiene su casa que es grande, ahora ella es feliz en donde está, tiene a sus hijas para vivir, que te demuestre que ella sola puede mantener a sus hijas, francamente Arely no te necesita, por algo siempre te insulta en tu cara, te humilla cada que puede, quizá y hasta le estorbas en su vida. -
- ¿Tú crees que sea una buena idea mi amor? -
-Claro que es buena idea, y seamos sinceros Bryan, Mitzi ni siquiera es tu hija, y eso tú ya lo sabes. ¿Quién te asegura que las gemelas son tuyas? Podrán ellas llevar tu apellido,
porque Arely así las registró, pero no son de tu sangre. Aquí está tu verdadera familia, lo sabes.
Heidi está creciendo sin ti, no te ve tanto, ella si es tu hija Bryan, te necesita. Heidi es tu hija y tú eso lo sabes Bryan, ella si lleva tu sangre en sus venas, tu color de piel, tu cabello. Yo nunca deje que Kevin me tocara mi cuerpo, yo solo soy tuya mi amor. -
Con lo celosa que era Arely, con lo que escuchó de este sueño, en ese momento sintió que temblaba de coraje de pies a cabeza, pero seguía sin poder hablar, tal parecía que ellos no la podían mirar en el lugar. En ese momento brincaba su cuerpo en la cama sin poderse despertar, dándose cuenta en el sueño del parecido que tenía la niña Heidi a él.
Ahora Arely recordaba las palabras de su hermana Michael, que esa mañana cuando desayunaban le mencionó:
-Entérate hermanita, que fui tan cabrona que esa criatura es de un bello pecado, que cometí a sus espaldas, Kevin solo me sirvió para tapar las apariencias de mi embarazo. Ja jajá ja jajá ja jajá... Bryan es el padre de Heidi, y es mi amante Ja
jajá... ¡Siempre él ha sido mi amante! Ja jajá ja jajá.
Escuchaba reír a su hermana, quien giró su cara mirándola directo a los ojos, entre risas la señalaba con su dedo índice de su mano derecha, mientras Bryan le besaba con ternura el cuello y la abrazaba por su cintura. Después Arely en su sueño seguía sin poderse mover, no siendo nuevamente vista por ellos.
Miraba a Michael y a Bryan besarse en los labios una y otra vez, de una forma apasionada, al soltar sus labios reían ambos con una inmensa alegría.
-Ja jajá ja jajá. Ja jajá. -
-Ja jajá ja jajá-
Arely asombrada miraba como en la cocina, de una forma sensual uno al otro, muy despacio se iban quitando las prendas de vestir, llenando sus cuerpos de más besos y de ardientes caricias. Mientras soñaba, en la habitación en el reloj ya eran las tres y quince de la madrugada, escuchaba una voz macabra decirle:
-Tus tres hijas morirán aquí, ellas me pertenecen, serán mis muñecas por siempre, tú... Tú te matarás en el ático y con tu sangre derramada en el
círculo sagrado, yo seguiré existiendo en esta casa, así Bryan y Michael por fin podrán ser felices con su hija Heidi, tú bien sabes, que él tampoco es el padre de las gemelas... le mentiste a Bryan y lo engañaste, eres una mentirosa embustera, ahora por tus malditos celos, tú morirás aquí en esta casa, tu sangre me dará más vida maldita ramera. -
Después que el Demonio Lalith le mencionó estas palabras. Arely miró el árbol en el jardín de la casa, el cual se veía hermoso y frondoso, empezó a escuchar la canción, que cantaban las siete niñas y la joven mujer, que jugaba con ellas:
Esa hermosa niña la tengo que encontrar, cuando yo la tenga en mis brazos la voy a cuidar
al caer la noche me la voy a llevar, a un lugar que es tan lindo, donde nunca pueda regresar
de su aliento absorberé la vida, su sangre beberé, conmigo jugará por toda una eternidad
por mucho tiempo sus padres la buscarán, en los cuartos y en el armario pensarán que escondida está
pero no la encontrarán, porque en mi mundo ahora vivirá, esa hermosa niña una linda muñeca ya será
esa hermosa niña la tengo que encontrar, cuando yo la tenga en mis brazos la voy a cuidar...
Arely miraba una niña de cabello largo lacio de color güero, la piel blanca, sus ojos verdes, la nariz afilada, de los labios delgados esbozaba una sonrisa.
Lalith con la apariencia de la niña Sheila Bedford Ferris, en el jardín salía del árbol correteando a las siete niñas, quienes reían a carcajadas corriendo todas ellas para que la joven no las alcanzara.
En ese momento Arely en su cama se empieza a calmar, tratando de despertarse de ese sueño, muy despacio abría sus párpados, mirándosele totalmente blancos sus ojos, enseguida cerraba sus párpados viéndose todo obscuro, quedándose de nuevo totalmente dormida, olvidando todo lo que soñó esa noche.Está historia continuará....
Gracias por seguirme.
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Soy Humberto David Arellano Vázquez. Aries.
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LAS MUÑECAS DE LALITH el jardín de las almas perdidas.
Misterio / SuspensoSheila Bedford Ferris es una joven de doce años, su padre Paul Bedford abusa de ella y trata de aislarla de la gente, siendo tan grande sus celos por su hija que la encierra en el ático de su casa, en donde él ingresa para demostrarle cuanto la...