ELOÍSA MORTERA CUENTA SU HISTORIA.

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LAS MUÑECAS DE LALITH.

El jardín de las almas perdidas.

CAPÍTULO   09

Martes veinticinco de septiembre.

El tiempo sigue su curso, sin detenerse en esta vida o en la de los seres de la obscuridad. Pip… pip… pip… muy temprano una alarma suena en la casa de Michael, quien entre dormida, con su mano derecha apaga el zumbido del despertador, con los ojos entre abiertos está mirando la hora, son seis treinta de la mañana, voltea despacio hacia el otro lado de la cama viendo a Bryan, que también se está despertando por
el zumbido de la alarma, desorientado está mirando el techo
de la habitación en la que se despierta, gira un poco viendo las paredes, enseguida pregunta:
— ¿Dónde estoy? ¿Ya es hora? —
Bryan giró su cara entreabriendo los ojos, se sorprende al mirar a Michael amanecer en la cama a un lado de él. Ella con una sonrisa le dice:
—Te dije que me iría a mi cuarto, y me quede bien dormida a tu lado, pero dormí bien calientita, eso no pasa todos los días… te amo Bryan. —
Le da un beso en los labios a Bryan, quien después de disfrutar de esos deliciosos labios, le sonríe sintiéndose feliz, diciéndole:
—Levántate Michael, antes que se despierte Heidi y nos encuentre aquí juntos, lo peor es que estamos aún desnudos. —
— ¡Oh! Es verdad no traigo nada, despertaré a Heidi para que vaya a la escuela, vamos levántate, Bryan te haré algo para desayunar. —
Él le sonríe contestando:
—Yo creo que solo me llevo un café y lo beberé en la oficina. —
Bryan admira ese hermoso cuerpo desnudo, cuando Michael se quita la sábana blanca, se levanta buscando su ropa, ella sonríe moviendo su cabeza de un lado a otro, lo mira con
mucho amor diciéndole:
—Es mejor cuando no lo planeamos. ¿Verdad amor? —
—Sí que es mejor… te amo Michael. —
Michael regresa sus pasos, mirando Bryan los hermosos senos, recibiendo un beso en sus labios, enseguida la chica se da la vuelta y busca su ropa interior, comienza a vestirse poniéndose su bata de color rosa, con una sonrisa Michael coloca una rodilla en el colchón inclinándose, está dándole otro beso en los labios a Bryan diciéndole:
—Te amo Bryan… me la pase muy bien, fue una gran noche, te amo y quisiera que así fuera cada noche. —
Él saborea de nuevo esos deliciosos labios, mira a esa mujer que tanto lo ama, contestándole:
—Me encanta estar contigo Michael, vamos ya sal del cuarto antes que venga Heidi, en un momento me visto y salgo. —
Michael con una sonrisa sale de la habitación, enseguida camina por el pasillo, abre la puerta de la recámara de Heidi diciéndole:
—Despiértate mi amorcito, ya es hora de ir a la
escuela, vamos. —
Heidi al escuchar la voz, muy lentamente abre los ojos mirando a su madre que está en la entrada de la habitación, diciéndole:
—Buenos días, mamá, ya me levantó, pero… tengo
mucha flojera. —
—No olvides tender tu cama. —
Después de decir esto, Michael cerró la puerta de la habitación, se fue directo a la cocina para preparar el desayuno, minutos después está mirando a Bryan entrar, ya vestido para ir a su trabajo, su cuñada lo miró preguntándole:
— ¿Tú crees que te sea difícil poder encontrar un trabajo en otro lugar? —
Ante la pregunta, él gira su cabeza como negando, contestándole:
—No creo, cuando sabes hacer las cosas, en cualquier lugar consigues trabajo. ¿Por qué me lo preguntas? —
—Porque… porque… ¿Quieres que venda esta casa? Sigo pensando en ir a vivir a otro lugar, en donde podamos vivir en paz como familia, solamente tú, yo y Heidi, muy lejos de mi hermana Arely. —
Ahora recordó que en la noche Michael le propuso irse con él a otro lugar. Bryan sonriendo la miró directo a los ojos, miraba esa sonrisa que tanto lo cautiva, ella sí que era muy diferente a Arely, asintió con la cabeza diciéndole:
—Lo pensaré muy bien y… veremos qué podemos hacer, es buena idea vender esta casa, y comprar en otro lugar muy lejos de aquí, en este trabajo tengo que estar desde las siete y media de la mañana y salir a las cuatro treinta de la tarde, a veces más de las cinco. —
Escuchándolo, Michael le dio un café caliente en una taza térmica con tapadera, poniéndosela en su mano derecha diciéndole:
—Te puedo esperar, piénsalo… siempre te he esperado, pero no te tardes tanto, quiero estar contigo, amanecer cada día contigo. —
Ante estas palabras él sonrió contestando:
—A lo mejor esto sea lo mejor para todos, irnos lejos y que Arely resuelva sus problemas sola, ella es capaz de hacer todo sola, siempre me ofende, me desprecia y me humilla, creo que ya no puedo aguantar tanto, y de seguro hoy no va a querer que llegue a la casa. Quiero que sepas que me cacheteo por ir al hospital a ver a Jonathan, estaba muy furiosa, vez que rápido me lleve a las niñas, pero se molestó mucho conmigo. —
—Pues anoche, Arely enojada me dijo que te tenías que quedar a dormir en la oficina, que seguías castigado por haberte ido todo el día con una zorra, ja jajá perdón, pero es gracioso los celos tan enfermizos que ella tiene, pero te pido, por si no te dejara entrar a tu casa, por favor, te pido por favor, que vengas a esta casa, quédate a dormir otra vez conmigo. —
Bryan dibujo una sonrisa en su cara, contestándole:
—Está bien, Arely me hablará a la oficina para saber que estoy trabajando. —
—No solo es eso, me dijo que te hablaría durante toda la noche, cada hora para asegurarse de que estuvieras en la oficina, sabes… sus celos la harán quedarse sola. —
—Te puedo asegurar, que ella me querrá cachetear por haberme ido a trabajar con la licenciada, estaba bien molesta, bueno ya me voy al trabajo, casi son las siete apenas llegaré a las siete y media, cuídate mucho Michael. —
—Te espero en la noche, y por favor, no te quedes en la oficina, iré a ver porque no sale Heidi de su recámara, todavía tiene que desayunarse para llevarla a la escuela. —
—Bueno, gracias por el café. —
—Llévate esa bolsa de plástico, tiene dos tortas que te hice, espero que las disfrutes. —
—Gracias que tengas un buen día. —
Bryan salió de la casa, abrió la puerta de su carro y se fue con rumbo a su oficina, mientras Michael muy contenta caminaba a la recámara, encontrándose a su hija Heidi con su
uniforme ya puesto, con ambas manos se peinaba su cabello con un cepillo, con una gran sonrisa Michael le ayudaba para apurarse para que se desayunara. —
Media hora después. Arely esta acostada en la cama durmiendo, abre despacio los ojos girándose sobre la cama, entre dormida mira el reloj que esta sobre el buró, dándose cuenta
de que ya son las siete treinta y seis de la mañana, no creyéndolo, vuelve a mirar el reloj observando los números rojos, dándose cuenta de que ya es muy tarde. Entreabriendo la boca diciendo: —No puede ser, no… no puede ser, ya se me hizo muy tarde, la escuela de las niñas, oh mi dios. ¿Porque es tan tarde? ¿Por qué? —
Entre dormida se levanta de su cama, camina tambaleándose un poco, enseguida abre la puerta mirando el pasillo, levanta la vista mirando la puerta del ático, esta se encuentra
cerrada, después de observarla, sale de su recámara yendo directo a la recámara de Mitzi, ante el silencio de la casa despacio abre la puerta.
Arely está encontrando a su hija en la cama muy dormida, callando su protesta para levantarla, sabiendo bien que ya es muy tarde para llevarlas a la escuela, despacio para no hacer ruido cierra la puerta, y enseguida va hacia la habitación de
Carón, quien está bien cobijada en su cama perdida de sueño.
Arely en silencio mira todo el cuarto no haciendo el menor ruido, ahora abre la puerta de Careen, quien igualmente está en la cama bien dormida, notando que su niña también tiene una cara de cansancio, se sale muy despacio de la habitación, está cerrando la puerta con mucho cuidado, para no hacer ruido dejándola descansar.
Enseguida Arely está bajando los escalones, escuchándolos rechinar a cada paso que da, llegando hasta la planta baja, no creyendo que se le ha hecho tan tarde, molesta está pensando:
—Ese inútil de Bryan es el que siempre pone la alarma, pero. ¿Cómo se me olvido ponerla? Ahora las niñas faltaran a la escuela otra vez. ¿Qué hago? Le hablaré a Michael para ver si ella llevó a Heidi a la escuela. —
Entró Arely a la cocina, de inmediato está descolgando el teléfono, apurada marca a la casa de su hermana, sonando el timbre del teléfono en la casa de Michael. Rin… rin… rin.
No contestando nadie en la casa. Arely enseguida pensó:
—A de estar camino a la escuela. —
Mientras pensaba preocupada. Arely prepara el desayuno, con su mano derecha agarró un cuchillo para rebanar el pan y untarle mantequilla. Ya era ya imposible salir corriendo con sus hijas, de su casa a la escuela, pero muy molesta decía:
—Ese estúpido de Bryan, me deja toda la responsabilidad de las niñas, pero ni crea que hoy lo recibiré, por su culpa hoy se me hizo tarde. ¡Ah! Pero eso sí, quiere andar con esas pinches zorras, en lugar de ponerse a trabajar el maldito inútil, todo lo tengo que hacer yo… y esta maldita casa que esta tan fría, me estoy congelando, nunca puede darme nada mejor, ese pinche inútil bueno para nada. —
Enojada y con frio, volteó a mirar el termostato gritando:
— ¡Ah! ¡Me corté con este estúpido cuchillo! ¡Ah! —
Le empezó a salir sangre de su herida, escuchándose un golpe en la parte de arriba. ¡¡Pack!! Ella enseguida levantó su cara quedándose callada, ahora miraba hacia la escalera, pensando que ya estaban jugando sus tres hijas, enojada les grita:
— ¡Ya que no irán a la escuela ya se despiertan! ¡Ahora bajen para desayunar! ¿Me escucharon? ¡Que ya bajen para desayunar! ¡Les estoy ordenando! ¡Quiero verlas aquí! —
Con un papel higiénico envolvió su dedo, que seguía sangrando por su cortada, muy enojada volvió a gritarles: 
— ¡Ya bajen! ¡Careen! ¡Carón! ¡Mitzi! —
Al no obtener respuesta alguna, y toda la casa seguía en absoluto silencio, Arely muy enojada camino hacia las escaleras, furiosa está subiendo al segundo piso, fue directo a la recámara de Careen, enseguida abrió la puerta, mirándola en
su cama bien dormida, ahora con voz baja expresó:
—Careen… ¿Estas bien? Careen. —
Se acercó Arely a la niña, poniéndole la mano en la frente sintiéndola fría muy fría, le acomodo las cobijas saliendo de la habitación yendo al cuarto de Carón, entró a la recámara de la gemela, mirándola dormir profundamente, muy despacio se
acercó poniendo su mano derecha en la frente, su cara estaba helada, dormía con mucha serenidad, estaba bien cubierta por sus cobijas, nunca pensó que estaría muerta.
Arely ahora miró hacia el suelo, buscando la rendija de aire, se inclinó poniendo la mano en la salida del aire, sintiendo el calor que salía de este, desconcertada fue a la habitación de Mitzi, con cuidado abrió la puerta de la recámara entrando en esta, mirándola dormir de una manera tan perdida, se acercó muy despacio, tocando con su mano derecha su frente, era como tocar un hielo, la niña estaba fría muy fría, su madre la miró por un momento, dormía profundamente como si fuera apenas la media noche, podía escuchar su respiración, miraba como el pequeño cuerpo inhalaba y exhalaba el aire que respiraba.
Arely salió de la habitación caminando en el pasillo, estaba
mirando el termostato que marcaba treinta y dos grados, ella con su mano lo ajusto a cuarenta grados, porque también tenía frio en su cuerpo, así que entró a su recámara buscando
un pants, colocándose sus tenis para estar más caliente su cuerpo, enseguida se sentó en la cama y con el sol que entraba por su persiana, podía mirar el vaho que salía de su boca por el frio que había en la casa, entre dientes con coraje dijo:
—Ese estúpido e inútil de Bryan, dijo que compondría el maldito aire, y nos estamos congelando, mientras él muy contento calentándose con alguna maldita zorra, es un maldito puerco hijo de puta, nosotras aquí estamos muriéndonos de frio, maldita casa que nos consiguió. —

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