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La hilera de autos se estacionó frente a la mansión de Daymon

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La hilera de autos se estacionó frente a la mansión de Daymon.
Pero este ni siquiera espero a que su auto frenara correctamente, cuando bajó rápidamente de la mano de Victoria. Halandola hasta dentro de la casa.

- ¡En verdad estoy bien! - espetó Victoria rodando los ojos, mientras la llevaba de la mano.

Daymon hizo caso omiso para continuar su camino. Ethan y Evan iban detrás de ellos, pisandoles los talones.

Frenando en la sala, Daymon giro su vista hacia Evan, quien dio un pequeño brinco por la repentina mirada seria.

- Evan, el botiquín. - ordenó, sin soltar ni un segundo a Victoria.

- Claro. - sonrió. - Lo llevaré a tu oficina, anda adelantandote.

Daymon asintió en respuesta, llevándose a Victoria rumbo a su oficina, cruzando toda la sala.

Ethan y Evan sólo veían a lo lejos como Daymon entraba junto con Victoria, cerrando de un portazo la puerta.

- ¿Qué le pasa...? - preguntó Ethan extrañado, mirando en dirección a la oficina.

Evan lo miró incrédulo cruzandose de brazos.

- ¿En verdad, no sabes qué le ocurre? - preguntó sonriente.

- ¿Acaso crees que se todo lo que pasa?

Evan soltó una pequeña risa, dándole unos leves golpes en su espalda.

- Oh hermanito... - soltó, yéndose de ahí en dirección a la cocina. - Estás muy joven para entender lo que ocurre frente a ti. Solo ayúdame a buscar el botiquín.

Ethan rodó lo ojos, yendo detrás de él.

- <<Todos están extraños.>> - pensó.

Daymon al entrar a la oficina, no desaprovechó, halando a Victoria hacía su escritorio

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Daymon al entrar a la oficina, no desaprovechó, halando a Victoria hacía su escritorio.

- Oye... Al menos dime...

Victoria no pudo terminar su oración, cuando repentinamente Daymon la sujeto de su cintura.
Prácticamente la cargó, apartó un poco su computadora, dejándola sentada en el escritorio.
Era un poco alto, ya que los pies de Victoria no lograban tocar el suelo. Aún a esa altura, Daymon le ganaba por mucho.

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