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- Buena compra

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- Buena compra... - mencionó Victoria sonriente.

- Gracias mi niña... - respondió Misha levantándose de su asiento. - Ahora si, vamonos.

Victoria asintió, levantandose atrás de ella. Pero al momento que lo hizo, vio claramente cómo un hombre se acercaba hacia su dirección trotando.

Parecía que iba a pasar de largo, así que lo ignoró. Pero al acercarse, pudo percatarse de quien era...

- ¡Elizabeth! - gritó Daymon en suplico, llegando frente a ella.

Sin desperdiciar un segundo, la agarró de los hombros. Lo cuál tomó desprevenida a Victoria. Para no tarda ni un segundo en aprisionarla en un fuerte y necesitado abrazo.

- ¡Oh... Elizabeth! - exclamó suspirando, estrujandola fuertemente. - No sabes como te extrañe...

Daymon susurró esas palabras para que solamente ella las escuchase, mientras dejaba salir toda su desesperación en ese necesitado tacto de solo tenerla cerca. Aspiró ese único aroma que solamente ella desprendía...

- <<Si... Es mi Elizabeth...>>

Victoria aún estaba sorprendida, sin ni siquiera moverse ni un músculo. Pero en cambio Misha se alarmó, yendo hacia ellos.

- ¿Lo conoces...? - se cruzó de brazos, mirando con desdén a el desconocido.

Victoria la miró, quedándose un momento en silencio para luego negar con su cabeza. Empujandolo lentamente.

- No, discúlpeme. - intentó liberarse del fornido abrazo.

Daymon al escuchar estas palabras, sintió claramente su mundo derrumbarse después de la pequeña esperanza que tuvo al verla. Sus ojos no podían evitar nublarse por las lágrimas.

- ¡¿E-es por la barba, no?! - preguntó frenético. - ¡Soy Daymon! ¡Daymon! ¡Estuviste...

- Lo lamento. - interrumpió Victoria, alejándose. - Se confundió de persona.

Daymon no sabía que le había dolido más. Su ignorancia o el rechazo de su afecto por ella.

Con el alma dolida, sacó fuerzas internas para evitar quebrarse. La tomó antes que se alejase, aprisionandola hacia su pecho. No la iba a soltar por ni un motivo.

- ¡Suelteme! - reclamó Victoria, forcejeando.

- ¡No! ¡Nos vamos a ir ahora! - gritó Daymon, cargandola, dejando sus pies colgantes en el aire.

Victoria al ver lo que hacía, dio un gran empujón haciendo que la soltara con éxito, pero ocasionando que cayera sentada en el piso. Mientras que Daymon solo retrocedió unos pasos por la fuerza.

Su rostro de pasar a una confundida mirada, se quebró convirtiéndose en una mirada de rencor en su máxima expresión.

- ¡Hey dicho que nos vamos! - gritó, yendo hacia ella tomándola del brazo.

Atrápame, si puedes... | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora