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- ¡Claro

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- ¡Claro...! ¡Hazte la santa, maldita arpía...! - escupió Tristan entre dientes. - Tenías que llegar y arruinar todo mi esfuerzo que hice con él ...

Victoria miraba a ambos lados para verificar si en verdad se lo estaba diciendo a ella.

- ¡No te preocupes...! - continuó Tristan. - ¡Qué yo te quítate esa cara de mosca muerta...!

Tristan se acercó a ella, propinándole una cachetada en toda su mejilla izquierda, haciendo que Victoria ladeé su rostro por el golpe.

La encargada se llevó ambas manos a su boca del asombro.

Victoria aún con la impresión, se llevó su mano hacía su mejilla que estaba ardiendo por el golpe.

- ¿Puedo preguntar al menos el por qué?

- ¡Oh Claro que sí! ¡Sólo por ser la gran  zorra que eres!

Tristan intentó darle otra cachetada, pero esta no llego a la mejilla de Victoria, ya que ella se alejó. Haciendo que Tristan casi pierda el equilibrio.

- Te estás confundiendo de persona, así que lárgate antes que responda. - respondió Victoria controlándose.

Tristan apretó sus manos, formándolas en puños. Intentó acercarse a ella, pero la encargada se puso frente a él para bloquear su paso.

- ¡Por favor debo pedirle que se retire!

Tristan ni siquiera escuchó sus palabras, cuando la empujó a un lado, haciendo que está se cayese sobre un estante.

Victoria se enfureció, mirándolo sumamente enojada.

- Ahora si, ya pagaste boleto...

Se acercó a él, propinándole un fuerte puñetazo en su rostro.

Tristan se balanceo aturdido, a punto de caerse de no ser por un estante. Su ira era tanta, que se incorporó nuevamente, acercándose a ella para agarrarla de sus cabellos, empezando a jalonearlos fuertemente.

Victoria no se quedó atrás, que comenzó a arañarle el rostro mientras le daba fuertes golpes donde podía.
Se empujaban entre sí, golpeándose entre los estantes y paredes, haciendo que algunos de estos cayesen.

Era una verdadera pelea de extrañas amantes al ver todo tan descontrolado.

La primera recepcionista se acercó al escuchar los estruendos de la sala, llevándose una verdadera sorpresa al ver la escena frente a ella. Ni siquiera le dio tiempo a expresar algo, cuando vio a su compañera tendida a un lado en el piso.
Fue rápidamente en su ayuda, intentando averiguar que había pasado.

- ¡Georgett, ¿qué pasó?!

- ¡Ese hijo de puta me empujó! - exclamó, parándose.

- ¡Demonios, ¿qué hacemos?! - expresó su compañera con nerviosismo.

Atrápame, si puedes... | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora