Coraza de diamante

Capitulo 3

Mamá

Setiembre 05, 2018

Siento como transcurre cada minuto. Aria después de tanto llorar ya esta en los brazos de Morfeo.

En este momento la envidio tanto, cuanto quisiera conciliar el sueño, y que al despertar no ver esas espantosas barreras de metal, y tan solo ver aquella habitación de paredes lilas, repletas de dibujos y frases que, con mucho esfuerzo durante todo el día, logramos terminar. Recompensado de un sueño profundo, y que, al despertar deslumbrarnos con esos colores plasmados, llenos de alegría.

¡Oh dios que recuerdos! Pero valga la redundancia, eso es solo un recuerdo y ella despertará en cualquier momento con la desilusión reflejada en su rostro.

Logro conciliar el sueño, con la esperanza de que, al abrir los ojos, esto solo sea un mal sueño.

- ¡Winnie despierta! - susurra Ariana. Siento como sus manos me rosan mientras tiemblan.

La observo y un sonido de fondo, ensordecedor, me pone de pie al instante.

Es una vara golpeando esos largos metales

- ¿Qué pasa? -respondo aun somnolienta-

- Creo que ya es hora de comer - Aria se toca el estómago, y se escucha el rugir de su pequeña pancita, en otras circunstancias probablemente estaría riendo del fuerte sonido emitido por su estómago- tengo mucha hambre -dice suplicante.

- Tranquila ¿sí? -se que es fácil decirlo, pero intento que mis palabras suenen lo mas calmada posible a pesar de estar tan asustada por ella y por mi- espera un poquito más, mamá seguramente llegará y-y nos traerá comida, la veremos y nos iremos de aquí lo más pronto -miento, intentando convencernos a ambas.

Y como si el cielo escuchará mis palabras ella llega.

- ¡Winnie mira, ahí viene es mamá!

La veo, es ¡mamá! Mis ojos se llenan de lágrimas, al vernos los suyos también. Me saluda con una leve sonrisa -aun que si por ella fuera ya estaríamos en sus brazos ahora-. No puedo si quiera acercarme a su pecho y derretirme en su calor.

Ariana se desespera y lucha contra esos enormes fierros, golpea y llora a su vez. Ella sabe que no podrá vencer, pero no se detiene. Mamá la observa y lo que transmiten sus ojos agrietan mi corazón.

Aria se resigna y se deja caer al suelo llorando y gritando. Esta vez no puedo hacer nada por calmarla, pero sé que mamá sí.

Ella se agacha, toma su mentón para que pueda verla y así tranquilizarla. Aun que no lo demuestre, su alma esta triste, deshecha.

Que madre soportaría ver a sus hijas a través de unas rejas, y que todo su esfuerzo no sea suficiente para lograr sacarlas de ahí. Pero es mamá y aun que todo este patas arriba, intenta sonreír porque sabe con una pequeña sonrisa transmite tanto.

Con sus sudorosas y frágiles manos la levanta de ese gélido suelo, Aria accede y mamá logra su cometido. Mi hermana ya más tranquila toma el plato de comida que mamá nos trajo, y accede a comer un poco de tallarines saltados.

Mamá me mira, se acerca y me susurra al oído: Todo estará bien mi niña, solo te pido cuides bien de tu hermanita. Levanto la mirada hacia ella un poco desconcertada por ese comentario, ella sabe que comprendí sus palabras.

Me toca -no sabia cuanto necesitaba de su tacto- de pronto siento como mi cuerpo reacciona ante su tacto quien pide desesperadamente sus abrazos, no lo aguanto más, quiero romper a llorar, aunque internamente lo estoy haciendo, ella no puede secar estas lagrimas invisibles, pero nota mi desesperanza y me besa. Su beso es tan largo que me sabe a despedida.

De pronto hay mucho movimiento. Dos oficiales se acercan a la celda, sacan unas llaves y las abren. Uno se acerca a Aria y la toma por sorpresa y con brusquedad del brazo.

Mamá no puede evitarlo y solo grita desesperada: ¡No la lastimen! Por favor. Sin pensarlo estoy sobre un oficial arrancando a Ariana de sus brazos, ella me abraza muy fuerte casi asfixiándome.

Mamá, con lagrimas en los ojos pregunta: ¿Po-por qué hacen esto?

Uno de ellos, con una voz que me hiela la sangre, responde con frialdad: "Ya es hora de trasladarlas".

Capitulo emotivo, gracias por leer mi historia. Sufrí mucho escribiendo este capitulo, disfrútenlo mucho.

Abrazos virtuales para todos.