-¿Ella no esta bien?-
Después de aquel incidente: tres días fueron de completa paz para Nezuko, de cualquier modo ella no bajaba la guardia -no quería tener ningún accidente peor-. Las indirectas de que la querían muerta no se hicieron esperar, desanimada se ocultaba en el mismo sitió que su profesor de educación física, para comer o hacer trabajos, pero esta mañana, Nezuko no imaginaba ver a Sanemi almorzar con su único amigo mayor... Giyuu.
Claramente el ambiente no era algo muy agradable, pues era un silenció desagradable haciendo que Nezuko estuviera inquieta. Los tres, estaban sentados en las escaleras hacía la azotea, Sanemi en el ultimo escalón y Giyuu junto a su alumna que comía algo veloz.
El pelinegro sintiendo su inquietud decidió romper el silenció preguntando —: ¿Qué tal esta mañana? — dirigiéndose a la menor quien lo volteo a ver con una cara algo graciosa por la comida que estaba al rededor de la boca. Ella trago cuidadosamente aquel bocado con el que estaba apunto de ahogarse.
Nezuko cubriéndose la boca le respondió —: Algo pesada. — agarrando una leve porción de su obento para no ahogarse, miró de reojo al albino quien no hacía casi nada de ruido.
Giyuu asintiendo ante la respuesta de la menor, esta vez, volvió a preguntar lo mismo para Sanemi quien resoplando solo respondió "Nada interesante". Nezuko algo molesta por el tono irritado del profesor botones sueltos, ella le preguntó al pelinegro sobre su mañana y el le contó con alegría. Sanemi estaba impresionado por la sonrisa de Giyuu que rara vez se mostraba.
El sonido de la campana que anunciaba el fin del almuerzo, fue suficiente para que la alumana saliera corriendo.
— ¿Le hiciste algo? — preguntó Giyuu, mirando al albino que estaba confundido por la acción de la menor.
— ¿Qué le haría a esa niña? — le cuestiono como respuesta con clara molestia.
— Mmm... deberías vigilar la.
— ¿Eh? ¿A que viene eso Tomioka? — mirando desafiante al pelinegro, este solo pudo desviar la mirada a otro lado, mientras bajaba el cierre de la típica sudadera que traía siempre; haciendo eso para sacar un libro pintado completamente de negro. Extendiendo aquel libro a las manos del albino (quien lo sujeto con desconfianza), se retirándose lentamente del lugar en silencio. Sanemi hojeó un poco el libro para darse cuenta de algo inquietante, para detener con rapidez a Giyuu y preguntarle—: ¡¿Por qué mierda ella tendría esto?!
— No lo sé... lo vi en su casillero. — respondió preocupado. Giyuu pudo sentir a Sanemi inquieto por lo que sujeto su hombro —. Es mejor no decirle sobre esto.
Sintiendo pulsadas en el corazón, no podía actuar a su manera o terminaría lastimándola. Tenía que ser precavido como Giyuu.
.🍃.
En el salón solo estaban Nezuko y su tutor, los grandes ojos rosas de la pelinegra miraban como el viento era lo demasiado fuerte para azotar las ventanas y traer las hojas secas de los árboles. En su mirada perdida, podía sentirse la tristeza de la chica. La tentación fue demasiado para acariciar su cabeza. Sorprendida por el acto, agarro la mano que estaba acariciando su cabeza, mirando hacía el escritorio donde se sitúan los profesores; noto a su tutor revisando los trabajos de sus compañeros de clase.
Alzando la mirada sin soltar la mano del sujeto desconocido -por el momento-, sus ojos brillaron al ver a Sabito con una pequeña bolsa de konpeito (los dulces que más le encantaban) en la mano derecha.
Con ternura pregunto —: ¿Son para mi? — presionando un poquito la mano izquierda de Sabito, esperaba que dijera que sí. El pelirosa asintió, haciendo que ella de la emoción se levantara para tomarlos. Sabito siendo más alto se estiro para que no los alcanzara. Nezuko algo molesta por eso, se cruzo de brazos inflando sus mejillas... era tan adorable.
— Lo siento. — disculpándose rió un poco —. Toma — dijo, sacando dos estrellitas dulces de la bolsa y entregar, lo que más le gustaba a la pelinegra.
— ¡Gracias! — agradeciendo, con rapidez lleno sus mejillas del dulce, haciendo una expresión mucho más dulce que el konpeito. Dando vueltas por todo el aula, por la felicidad de comer lo que más le gustaba.
— Oye — llamó su atención (haciendo que parada de dar vueltas), mientras se recargaba en un pupitre, dijo con suavidad —: Necesito un favor.
— ¿Mmm? — curiosa le miró, saltando la pequeña plataforma donde estaba el escritorio para los maestros, solo para acercarse al albino y dejarle unas estrellitas del respectivo caramelo.
Suspiro con pesadez para decir —. Necesito que participes en la obra para el festival.
Al escuchar eso, no pudo evitar tropezarse al bajar la pequeña plataforma. Sabito sorprendido iba ayudarla, pero el adulto fue más rápido, haciendo que ella se levantara con cuidado, sujetando con firmeza sus manos. La menor al decirle al profesor que estaba bien, agradeció avergonzada. Caminando con velocidad hacía Sabito lo sujeto de la muñeca y arrastrarlo afuera del aula.
Nezuko con la cara roja por el enojo u vergüenza, bufó mirando al pelirosa—. ¡¿Por qué?! ¡¿No se supone que yo iba hacer los trajes de la obra?! — lanzando preguntas trato de no gritar tanto.
— Sí, pero... Mizuki-chan acaba de tener un accidente y claramente no puede participar. — respondió tratando de mantener la calma.
— ¡¿Y por qué yo?! — por la frustración piso con fuerza.
— ¡Por qué tú te sabes de memoria la obra que escribió Makomo! — le gritó sujetándola de los hombros.
Sacudiéndose se alejo de su amigo —. ¡¿Sabes?! ¡No la he pasado bien! ¡Y con esto que dices!... ¡¿Tú crees que yo pueda hacer el papel?! ¡Claro que no! — decía alterada.
— ¡Claro que puedes! ¡Eres linda, alta, fuerte... eres perfecta! ¡Puedes hacer el papel!
Soltando una risa pateo la pared, dejando su pierna izquierda estirada. — ¡Mira! — señaló su pantorrilla y después su muslo —. ¡Mis piernas están gordas! — bajando la pierna, alzo su blusa, para mostrar su estoma e pellizcar lo —. ¡Estoy gorda! — alzando su brazo derecho lo pellizco algo brusco —. ¡Todos me dicen eso, y esta más que claro! ¡Mi cara parece un pan redondo! ¡¿Sabes porque?! ¡Soy la chica loca del pan en la jodida boca! — con los ojos cristalinos y una sonrisa destrozada, pellizcaba sus mejillas.
— Son estupideces...
Un silenció incomodo inundo el pasillo. Con la cabeza agachada Nezuko presionaba los labios al igual que sus manos, aguantando las ganas de llorar. Sabito tratando de abrazarla, ella le dio un empujo entrando al salón azotando la puerta. Al cerrar la puerta se deslizo hasta estar sentada en el suelo, dejando que las lagrimas cayeran y sus labios temblaran evitando sollozar.
Sanemi viendo a su alumna llorando, se acerco a ella, la menor miraba hacia abajo pellizcando sus muslos con desespero. El albino se puso en cuclillas, de esa manera sujeto sus manos - evitando que se hiciera más daño-, sosteniendo sus manos, apoyo la rodilla e el suelo para acercarse un poco más a Nezuko y mirarla a los ojos. La pelinegra seguía evadiendo el contacto visual, por lo que sentándose aun lado de ella, sin soltar sus manos; beso inconscientemente sus nudillos. Con sorpresa volteó a ver a Sanemi, quien mantenía una expresión neutral.
— ¿Por qué? — preguntó entre lagrimas.
— Porque... para mi... eres la más hermosa de esta escuela — respondió con un tono dulce, volviendo a besar las manos de la menor —. Incluso si eres o no eres esbelta, para mi eres hermosa.
Sus ojos se extendieron por la sorpresa de esas palabras, provocando un sonrojo en ella.— ¿Lo dice por lastima? — sollozando trato de quitar sus manos, de las de él.
Sanemi le miraba con tranquilidad, mostrando una sonrisa por ver aquella nariz rojiza, como las mejillas de Nezuko. — Puede que creas que lo digo por lastima, pero... yo soy sincero con mis sentimientos. — con su mano izquierda limpio las lagrimas de la ojirosa, ya que tenía que sostenerle las manos con la derecha.
"¿Por que se siente bien?,
es como si una brisa cálida me abrazara, tratando de acurrucarme...
No quiero cerra los ojos."
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Limite De Tiempo || SaneNezu
Fanfiction¿Alguna vez has pensado en lo que siempre traes puesto, pero casi nadie sabe que es? Las manecillas del reloj no paran jamás, todo va rápido como un tren. Por algo tienes que apresurar te a conseguir lo que quieres, sin arrepentimiento... si eso si...