Capítulo 10.🌙

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Jin usó unos jeans negros y una camiseta verde oscuro… en un restaurante cuatro estrellas. Al menos el pensó que era un restaurante cuatro estrellas después de darle una rápida mirada al salón a los elegantemente ataviados invitados comiendo silenciosamente sus comidas.

Afortunadamente para él, había traído consigo su chaqueta de cuero, la cual al menos cubriría su triste excusa de camisa. En la defensa de Jin, era una realmente, realmente cómoda camisa. Probablemente se hubiera negado a entrar si Jeon Jungkook no hubiera estado a su lado. Su cerebro no podía comprender la idea de alguien alguna vez rechazando a Jeon Jungkook.

Por supuesto, eso podría parcialmente ser porque el hombre en sí mismo estaba vestido con un traje caro… para almorzar. Y también que, sí, él era JeonJungkook, estrella favorita de Hollywood.

Jin abrió el menú para ojear los artículos alimenticios y sus cejas se elevaron hasta casi su línea del pelo.

Jungkook sonrió disculpándose, adivinando la causa detrás de la expresión alarmada de Jin.

—Perdón. Este es el único lugar al que puedo ir sin ser acosado. Y estoy pagando por esta comida.

—Sheesh, Jungkook, Sé que eres una estrella de cine, pero ¿has visto los precios? Mejor que la comida sea malditamente buena —gruñó Jin—. Y, sí, por supuesto que tú vas a pagar.

Jungkook rio, el sonido atrayendo la atención de otros comensales en el demasiado tranquilo salón. —Esto es por lo que me gustas. Eres único en tu tipo, ¿sabes eso, Kim Seokjin?

Jin resopló. —Todos somos el único en nuestro tipo, Jungkook.

—Sí, pero tú eres más especial que otros. Me gusta tu honestidad —dijo Jungkook, su voz sincera.

—Gra-gracias —replicó Jin, rápidamente bajando la mirada al menú cuando sintió el cálido calor florecer en sus mejillas.

—De verdad debes aprender a aceptar los cumplidos graciosamente. —Jungkook sofocó una sonrisa—. ¿Estás listo para ordenar?

Jin asintió.

                                 ⭐

Jin miró el despliegue de comida en el plato blanco frente a él. Creyó que había ordenado una hamburguesa con queso y papas fritas. En su lugar, su plato sostenía una más bien grande, hamburguesa de ternera a la parrilla con dos gruesas, mitades de pan tostado colocados en un arreglo evidentemente destinado a joder su mente.

Las papas fritas estaban probablemente hechas por los mismísimos chefs del restaurante. Ellas giraban, formando largas, figuras espirales, no como las papas fritas curveadas que uno encontraría en un restaurante de comida rápida.

Jin esperaba que supieran diferente, sin embargo, cuando colocó una en su boca, sabía cómo ninguna otra papa frita que hubiera probado excepto por un ligero matiz de hierbas. Sintió la ensalada rociada con algún aderezo hecho en casa, probablemente bajo en calorías. A Jin nunca le gustaron mucho los vegetales.

Cuidadosamente colocó la carne de ternera a la parrilla entre los dos panes antes de tomar un largo mordisco al artículo que ahora podía llamar hamburguesa. —¡Oh, Jesús! —medio gritó, medio gruñó.

El jefe de meseros inmediatamente apareció a su lado, preguntando si estaba bien y diciendo una completa cadena de oraciones que Jin no se molestó en descifrar.
Estaba demasiado ocupado enamorándose de su hamburguesa.

Jungkook miró la fotografía de éxtasis que era Kim Seokjin. Sonrió suavemente antes de confirmar al mesero que no, Jin no requería ayuda médica, y no, la comida no estaba mal.

Le tomó unos minutos más a Jungkook para convencer al mesero de que Jin actualmente, en realidad, estaba disfrutando la comida.

Para entonces, Jin había terminado tres cuartas partes de su gran hamburguesa, y los otros comensales, que inicialmente estaban mirando cuando Ian dejó salir su grito, ahora estaban volviendo a sus comidas.

—¿Entonces, la amas, no es así? A juzgar por tu reacción. —Jungkook sonrió ampliamente a Jin quien no lo estaba mirando a él, toda su atención concentrada en la hamburguesa que sostenía casi reverentemente en sus manos.

Jin murmuró una incoherente respuesta mientras demolía el resto de su hamburguesa en rápidos mordiscos. Cuando finalmente tragó el último bocado, se sentó mirando al espacio como si no supiera que hacer consigo mismo.

—Esa fue la mejor hamburguesa que alguna vez he tenido —declaró entusiastamente—. Demonios. Eso valía cada centavo, hombre.

—¿Así que vendrás aquí la próxima vez para almorzar, entonces?

—¡Infiernos, no! —Dijo Jin antes de continuar en una voz más pequeña—. Tal vez una vez al mes… o dos.

Jungkook rio, dejando que Jin tomara su vaso de agua antes de traer a colación el tema de hace tres años que aún lo molestaba hasta este día.

Cuando Jin había tragado hasta la última gota, poniendo su vaso sobre la mesa, Jungkook preguntó: — ¿estás listo para decirme ahora porque, Jin?



Si que es insistente el JK...




Can't forget you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora