Capítulo 11.🌙

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Jin miraba a Jungkook a través de la mesa, con sus hermosos ojos gris pizarra y la alta, afilada nariz que le recordaba a los soldados de la Roma antigua.

El cabello de Jungkook era más largo ahora de lo que solía mantenerlo, tocando el cuello de su camisa. Un mechón marrón rojizo había caído por su frente.

Jin sintió la urgencia de colocarlo de vuelta, y apretó sus puños para detenerse de hacerlo.

-¿Jin? -dijo Jungkook mientras Jin continuaba mirándolo sin decir una palabra.

Parpadeó, recordando que Jungkook le había hecho una pregunta.

-¿Esperabas que me quedara, Jungkook? ¿Tus otras aventuras de una noche no se van tan pronto como terminas con ellos, o yo fui el primero? ¿Fui el primero en irse sin decir, oh, hey, ya me voy..., y por eso estamos teniendo esta conversación?

Jungkook desvió su mirada de la intensa mirada de Jin.

-Sí, tú fuiste el primero en irte sin decir adiós. -Jungkook rompió la mirada de lo que sea que estaba viendo, sus ojos regresando a Jin-. Pero ¿sabías que también fuiste el primero al que nunca le pedí que se fuera?

Jin estaba sorprendido de oír lo que Jungkook le había admitido.

Pero la parte de él que no creía en finales felices por temor a que sus esperanzas se cayeran rotas al suelo, empujó de nuevo.

-Nada hubiera salido de eso, Jungkook, lo sabes. Era un simple mesero entonces, un don nadie. Y tú eras una estrella de cine. Aún eres una estrella de cine.

-Nunca nos diste una oportunidad -dijo Jungkook, el obstinado tic en su mandíbula haciendo aparición.

-No hubiera funcionado -disparó Jin de vuelta, igual de terco.

Bien. ¿Entonces, qué tal ahora? Ahora que ya no eres un mesero. ¿Qué excusas tienes ahora? -demandó Jungkook.

Jin rio, pero su risa no era una nacida de la alegría.
-¿Estamos haciendo esto ahora?

-Sí -dijo Jungkook entre dientes-. ¿Porque sabes qué, Jin? Te quería entonces. Aún cuando eras un mesero don nadie. -Lanzó las palabras de Jin de vuelta a él -. ¿Crees que conseguí este status de estrella de cine de la noche a la mañana? ¿Qué nací en esto? Por favor, Jin. Atendí mesas alguna vez, también. -Los labios de Jungkook se curvaron medio en burla.

-No es eso. No estoy diciendo que seas un snob, Jungkook. Dios. Estoy haciendo esto todo mal. -Jin corrió una mano a través de su cabello en frustración, despeinando el peinado que había tomado la molestia de crear anteriormente.

-¿Entonces qué estás diciendo? -Jungkook se reclinó en su silla, sus brazos cruzados en una postura defensiva.

-Estoy diciendo que no era lo suficientemente bueno para ti, ¿está bien? -Jin admitió triste, sinceramente-. ¿Qué diría la gente si te vieran con un don nadie que trabajaba como mesero?

-¿Qué diría la gente? ¡Qué diría la gente! -La cara de Jungkook se enrojeció con una mezcla de enojo y decepción-. Nunca creí que te importara tanto lo que la gente pensara de ti, Kim Seokjin.

-Era más lo que pensarían de ti que de mí -dijo Jin silenciosamente. Sí, él tenía problemas de autoestima. Le había tomado mucho superar el sentimiento de que no era lo suficientemente bueno para nada, ni nadie. Y ahora, esos sentimientos resurgieron de nuevo.

-Escúchame. Me gustabas entonces porque hablabas lo que pensabas. Porque no podías mantener lo que verdaderamente sentías de mostrarse en tu cara. Me gustabas porque tocaste ese piano de cola como si fuera la cosa más preciosa en todo el maldito mundo. Y sí, me gustabas porque eras -eres- un hombre muy atractivo, Jin. -Jungkook pausó antes de continuar-, aún me gustas.

Si tan solo nos dieras una maldita oportunidad.

Jin sabía que Jungkook estaba siendo sincero.

Admiraba a Jungkook por ser el valiente de los dos. Y no importaba que inseguridades pudiera llegar a tener en perseguir una relación con una estrella de cine, ellas se desvanecieron al escuchar la confesión de Jungkook.

Sin embargo, fueron las precauciones de Jin las que respondieron: -¿puedo... puedo tener tiempo para pensarlo?

-Sí -dijo Jungkook -. Pero no te tomes demasiado tiempo. Ya hemos desperdiciado tres años separados.

JIn asintió, su pecho sintiéndose ligeramente apretado. Se preguntó si era por la hamburguesa que comió o la conversación emocional que habían tenido. Tal vez era ambos.

Can't forget you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora