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PASADO

Jueves 12 DE Junio de 2014

Es nuestra primera cita y descubrimos que llueve cuando bajamos del metro.

—¿Quieres la buena o la mala noticia? —pregunta Steve.

—Siempre di primero la mala. Esto es Nueva York, ¿recuerdas? ¿Dónde te criaron?

—No tengo paraguas —dice Steve.

—¿Y la buena?

—Te la estoy diciendo.

—Tu buena noticia apesta.

Si tuviéramos tiempo que perder, esperaríamos aquí en la estación a que la tormenta pasara. Pero es noche de trivia sobre cultura pop en el Bonus Diner, ese bar/sala de juegos cerca de Union Square, y comienza a las seis.

Comenzamos a correr y odiamos cada rincón expuesto en el que nos vemos obligados a esperar antes de que sea nuestro turno de cruzar la calle, y estoy muy feliz de que el año escolar esté a punto de terminar porque es imposible que los libros de texto que llevamos en la mochila sirvan de algo después de esta tormenta.

Maldición. El lugar está invadido por el rugido de las conversaciones, pero aún hay mesas libres. Me siento traicionado por el frío que hace aquí dentro.
Los espacios cerrados siempre deben ser el opuesto al clima de afuera. Nunca nadie ha ingresado a un restaurante un día de verano abrasador y se ha enfurecido porque había aire acondicionado.

Pero no permitiré que nada arruine mi primera cita con Steve. Lucho contra mis escalofríos y pido un lugar para nuestro dúo. Nos acomodan en la mesa dieciséis: un buen número. Voy rápido al baño para intentar secarme con toallas de papel. Regreso e insto para que Steve haga lo mismo. Observo el lugar y solo en ese momento siento más calidez. Somos más jóvenes que cualquiera de los presentes, pero de inmediato decido que todos mis oponentes son prácticamente las personas más geniales del universo.

Steve regresa, frotando sus manos.

—Los destruiremos.

Mira el menú. Este es otro de esos momentos en los que quiero inclinarme hacia él y por fin besarlo. No estoy tratando de hacerlo para quitármelo de encima, pero creo que no habernos besado durante los pocos días que hemos comenzado a salir está creando cierta expectativa.
Pero quizás un primer beso sin ningún gran acto hablará por sí solo. Quizás dirá: «oye, me gustas cuando no estás haciendo nada en especial».

Antes de que siquiera pueda considerar acercarme a él, una anfitriona silba y todos los comensales hacen silencio, incluso algunos rezagados en las mesas de pool y en las máquinas de pinball cercanas. La anfitriona repasa las reglas.

Habrá veinte preguntas, todas para completar. Habrá un minuto para responder cada una. Los voluntarios circularán por la sala para asegurarse de que nadie haga trampa. El premio del tercer puesto es un folleto con cupones para una tienda de regalos en línea. El premio del segundo puesto es una réplica de la espada y el escudo de The Legend of Zelda: Twilight Princess. El gran premio es un box set de las primeras seis películas de La guerra de las galaxias, versión del director.

De pronto, quiero desesperadamente ganar, porque quizás me obsesionaré tanto como él con esas películas y podremos hacer cosas, como organizar fiestas de Halloween temáticas de La guerra de las galaxias para nuestros colegas.

Vale, necesito calmarme y llevar esta relación semana a semana.

Las camareras y los camareros entregan papeles y plumas mientras recogen los pedidos de comida. Cuando terminan, la anfitriona anuncia que comenzaremos en un minuto.

𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐲 𝐢𝐬 𝐚𝐥𝐥 𝐲𝐨𝐮 𝐥𝐞𝐟𝐭 𝐦𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora