Miedo

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La música resonaba por toda la casa junto a la voz de mi princesa haciendo los coros mientras cocinaba, mi pequeño Hugo con sus risas y correteos por la sala.

En dos años tenía toda la calidez de un hogar que anhelé mi vida entera.

Entré a la cocina y la vi contonearse al ritmo de la canción, se veía tan bella como siempre.

—Pero qué veo.—la abracé por detrás—. Toda una delicia.—susurré a su oído.

—Chaton, qué susto me diste.—sonrió—. ¿Quieres probar el postre?

—Me encantaría.—besé su mejilla y fui descendiendo hacía su cuello—. Mmh...tan dulce y exquisita como siempre, señora Agreste.

—No yo, bobo.—rio—. Los brownies.—seguí besándola—. Adrien, Hugo puede vernos.—musitó en medio de una risita—. ¿Podrías esperar hasta la noche?

—Podría...—acaricié la piel descubierta de sus muslos mientras levantaba un poco el vestido que traía—. Pero muero por comerte ahora.

—Yo también gatito, pero Hugo...—su respiración se tornó más agitada—. Se paciente.

—Y si lo dejamos viendo la televisión un rato.—lamí toda la extensión de su cuello—. Además ya pasaron dos años y no pudimos hacerle una hermanita a Hugo.—me apegué más a ella para que sintiera como me ponía—. ¿Qué dices?

—Ad-Adrien.—jadeó—. Me encanta cuando te pones así.—suspiró—. Ay, está bien vamos a...

—¡Mami!—gritó nuestro retoño—. ¡Ya tengo hambe!

«Joder, hijo yo también pero ya interrumpiste mi postre»

—Y-ya voy, cielo—. Mari se dió la vuelta y me besó—. ¿En la noche?

—Y no te dejaré escapar, tenlo en cuenta.—se mordió el labio inferior.

—Tampoco es que quisiera hacerlo, porque hay que trabajar en un...¿bebé?

—Una.—corregí—. Qué me sigues debiendo el nombre.

—Una Emma entonces será.—volvió a besarme—. Pero tiene que trabajar duro para que le salga tan hermosa como usted, señor Agreste.

—Oh, créeme que lo haré.

—Ve por Hugo mientras sirvo la cena.—se dió media vuelta y aproveché para darle una nalgada—. Esas manos traviesas, Agreste.—rio.

—¿Acaso puedes culparme?.—guiñé un ojo.

Me dirigí a la sala a buscar a Hugo que veía la televisión; era tan hermoso, se parecía tanto a Marinette. Tenía sus ojos azules que contrastaban con el cabello negro brillante, su carácter dulce, valiente e inteligente.

—Vamos a comer, campeón.—lo alcé.

—¡No!—se quejó en un leve puchero—. Aún no acaba dibujitos.

—Dijiste que tenías hambre y mamá ya sirvió la cena.

—No quiedo.—pataleó en mis brazos—. Quiedo dibujitos.

«No me dejaste comer a mamá, así que no te dejo ver tus caricaturas.»

—No, porque dijiste que tenías hambre, mamá sirvió la cena y ahora se enfría.

—¡Papá!—gritó y pataleó hasta sentarnos en la mesa.

«Ay señor, dame paciencia.»

—Por qué tanto escándalo.—Marinette nos miró.

—Porque no quería venir a comer hasta que acaben sus caricaturas.—conteste metiendo algo de pasta en mi boca.

Lᴏᴠᴇʀ Oғ Mɪɴᴇ  ❤︎Ladrien/ Adrinette [Semi AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora