✾ CAPITULO 6 ✾

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✾ CAPITULO 6 ✾

Krist sería siempre el padre de su hijo. Aquella idea debería haberlo molestado, pero no fue así. Kristtenía muchas cualidades de las que su hijo podría aprender.

Y sin embargo Krist seguía desafiándolo. Iba a ser divertido tratar de domarlo.

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Krist había visto pilas y pilas de cartas de felicitación de todos los rincones del mundo. Había estado en la sala de los regalos y asistido al ensayo en la inmensa catedral.

Pero no estaba preparado para el fastuoso acontecimiento que estaba teniendo lugar en aquellos momentos. Desde el coro de aquella iglesia del siglo XIV surgía la música de órgano.

Los santos de las vidrieras observaban inmóviles a los miles de invitados que asistían a la ceremonia con las manos elevadas. Krist estaba nervioso. Lo único que lo hacía andar era tener a Mild delante moviéndose lentamente al ritmo de la música, mientras caminaban por el pasillo rumbo al altar.

Krisy procuraba seguir sus pasos al tiempo que luchaba contra sus deseos de salir corriendo. Escuchó los murmullos de los invitados cuando lo veían. Por suerte el ramo de flores que llevaba en las manos y que serviría como una ofrenda para decorar el altar caía en cascada hasta las rodillas, ocultando la redondes de su abdomen.

No quería despertar ningún comentario aquel día. Era la boda de New. Krist miró de reojo a Singto. Estaba detrás del Príncipe Khao, el marido de Mild.

Singto no parecía interesado en mirar a la pareja de novios, que acababa de hacer su entrada en la catedral. Lo miraba fijamente a él, como si quisiera poseerlo con los ojos.

Krist luchó contra la sensación de tristeza que lo invadió. Ser posesivo no significaba estar enamorado, y cualquier sentimiento que Singto tuviera por él se debía sólo al bebé.

Se sacudió mentalmente de la cabeza aquellos pensamientos negativos y volvió a concentrarse en su hermano. New parecía todo un Príncipe avanzando por el pasillo escoltado por su padre.

Todo estaba resultando perfecto, tal y como su hermano se merecía.

La sala de baile más amplia de palacio se había transformado en el escenario de un cuento de hadas. Ésa fue la impresión que le causó a Krist. Miles de metros de tul bordado decoraban paredes y columnas.

Las luces brillaban en torno a una cascada de agua que unos días atrás no estaba allí. Habían colocado mesas de bufet en tres paredes con suficiente comida como para alimentar a varias naciones a la vez.

Una gran orquesta tocaba sin cesar. Manaba champán de las fuentes que se habían colocado a cada extremo de la mesa que le correspondía a Krist. Le había tocado sentarse al lado de Singto sin duda por sugerencia del propio Príncipe.

Krist se las arregló para controlar sus emociones mientras brindaba por su hermano, le deseaba lo mejor y hablaba con la gente que le presentaban. Singto se había pasado la mayor parte de la velada a su lado.

Cuando New y Tay desaparecieron para cambiarse y salir de luna de miel, el Príncipe Singto lo tomó entre sus brazos y bailó con él.

—Creo que van a disfrutar mucho de su viaje —le susurró Singto al oído.

— Sí. Yo también lo creo —Krist tenía la boca seca.

Era consciente de que estaba hablando, pero no sentía los labios.

El Rey había arreglado todo para que los recién casados pasaran varias semanas en su yate privado. Cruzarían el Mediterráneo rumbo a la costa de España, luego a la de Francia y después pondrían rumbo a Inglaterra. Krist pasó la mirada por el salón y sintió que se le encogía el estómago.

[Terminado] El Secreto Del PrincipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora