[ 𝟎𝟏 ; 𝟎𝟗 ; 𝟏/𝟐 ]

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La última clase del día había dado inicio y no me sentía tan ansioso de que se acabara el día, ni mucho menos me entusiasmaba el hecho de saber que Beomgyu estaría esperándome en dentro de una hora —sus clases terminaban media hora antes que la mía—, y todo por culpa de un chico pelirrojo de nombre Kang Taehyun, quien ha interferido en la vida del azabache, pero no era como si él hubiese desaparecido, porque no, es sólo que antes estábamos más centrados en nosotros dos, pero ahora se había sumado el de ojos grandes, interrumpiendo esos cortos lapsos en nuestros días donde la cercanía aumentada a la vez que la fraternidad disminuía.

Mi teléfono estaba sobre la larga mesa donde sólo estábamos sentados Choi Soobin y yo, atendiendo a la aburridísima clase de ese anciano que debería retirarse y hacerle un favor a media facultad. El dispositivo vibró, prendiéndose la pantalla y dejando a la vista un mensaje del menor que se suponía también debería prestar atención a su profesor de turno, pero ahí estaba mensajeándome. No diría que eso me molestaba, pero han sido cinco días desde el incidente en la reunión de los cinco, y me sentía relevado, lo que me creaba la estúpida sensación de que ya no era lo mismo, aunque supiera que llevábamos un mes y semanas de habernos hecho cercanos, no podía controlar lo que mente quería creer.

Los mensajes siguieron llegando, pero no me molesté en darlos un vistazo, situación completamente diferente a la que estaba viviendo mi mejor amigo, quien alternaba su mirada entre mi celular y mi persona. Lo estaba ignorando, pero era Soobin, y a veces podía ser algo irritante.

—Lo perderás si no le contestas, Yeonjun —se acercó a mí, observándome mientras asentía.

Me retracto.

Él podía ser demasiado irritante.

—¿Esto tiene que ver contigo? —giré mi cabeza en su dirección, alzando las cejas —No, no tienes nada que ver contigo, entrometido.

—Beomgyu es mi amigo, y tú eres mi hermano —soltó estratégicamente —. Por supuesto que tiene que ver conmigo.

Sé que eso no me obligaba a responder, y también era consciente de que podía negarme hasta que él se rindiera y dejara de insistir, pero mi cabeza estaba saturada con el nombre del chico que creí que me traería la solución al problema. 

Irónico, ¿no?

Hablar con mi problema inicial para que me ayude a resolver la supuesta solución.

 —Sólo me siento agobiado... No sé que responderle —apoyé mi mejilla sobre mi palma, mirándole con cansancio.

—Pero primero tenemos que verlos, Yeonjunnie —no hubo cosquilleo en mi estómago, ni una presión en mi pecho, sólo una voz grave que usó un apodo que no causó nada en mi cuerpo. Realmente debía estar estresado —. Dámelo, desactivaré el internet y así no figurará como que lo leíste —guiñó un ojo, pero sus habilidades motoras no eran tan buenas, así que lo único que vi fue un gesto estúpido, pero que aun así no me causó gracia. Le entregué el dispositivo móvil, y sus ojos se abrieron de par en par, medio riendo —¿Quieres que te los lea? —su expresión fue suficiente como para que yo quisiera leerlos por mi cuenta, entonces le arrebaté el teléfono de sus manos.

[Gyunnie]

"Hola."

"¿Qué tal tu clase? La mía apesta, es una charla :(."

"Quiero quedar contigo hoy, ¿estás libre?"

"Extraño que vengas a mi piso."

[...]

Mi corazón se avivó, comenzando a latir velozmente mientras que un leve calor se posicionaba sobre lo alto de mis pómulos. Esos cortos mensajes tuvieron un gran efecto en mí, pero estaba tan emocionado que no me pregunté el porqué de aquella felicidad, sólo me esmeré en disfrutar el sentimiento.

—Reaccionando así, me quedó claro que te gusta Beomgyu —apuntó a mi boca, entonces fui consciente de la estúpida sonrisa que debía de estar portando mi rostro ligeramente colorado.

—Detente —cambié mi ilusionadas facciones a unas serias —. Él es sólo un amigo.

—Nunca te he visto ponerte así por mí —reclamó a la vez que hacía un puchero falso.

Y espero que tu desconocimiento sea eterno.

Volví a agachar la mirada al teléfono, desbloqueándolo para poder encender el internet y acceder a la mensajería, pero hasta el más mínimo atisbo de que me sentí feliz desapareció al mismo tiempo en que noté que los dos últimos mensajes habían sido eliminados por el remitente. Soobin que también tenía los ojos sobre la pantalla, se llevó una sorpresa al ver esa notificación que quedaba en el chat cuando se borraba un texto.

—¿Se habrá enojado porque no respondí? —pregunté, intercambiando miradas con el pelinegro a mi lado.

—Dile que sí leíste los mensajes y pregúntale porqué los borró, apúrate —golpeteó mi hombro, metiéndome presión.

[Gyunnie]

"Hola."✓✓

"¿Qué tal tu clase? La mía apesta, es una charla :(."✓✓

"Este mensaje ha sido eliminado."

"Este mensaje ha sido eliminado."

"Hola, Gyu."✓✓

"Mi clase también es una basura."✓✓

"Por cierto, sí vi los mensajes que borraste, ¿qué ocurrió?"✓✓

"Oh, es que recién Taehyun me invitó al cine."✓✓

"Nunca podría rechazarlo :(."✓✓

"Vale."✓✓

"Está bien."✓✓

[...]

Cosas así podían pasar, creo que en el pasado yo también hubiera hecho lo mismo si Soobin me invitaba a algo. La única diferencia entre nuestras situaciones es que Beomgyu no está enamorado de Taehyun, eso pensé hasta que el más alto abrió la boca.

—Kai siempre me ha dicho que tiene la impresión de que algún día ellos dos terminarían liándose de verdad —soltó inseguro ante mi cara —. Digo, él decía que ellos antes se han besado, pero no en broma... Entonces, cree que es factible que terminen de novios.

—Un beso es sólo un beso, no tiene peso —respondí con mis ánimos por el piso otra vez.

—Por supuesto que lo tiene —insistió —. Yo que tú averiguaría con Beomgyu sobre lo que pasa entre ellos dos, si no llevaras demasiado tiempo detrás de alguien que no te corresponderá —eso debería dolerme, pero al menos esta vez no fue así.

—Tienes prohibido decírselo a tu novio, Soobin —conecté nuestros ojos, desbordando seriedad en los míos.

—Nunca te sabotearía, tranquilo, Yeonjunnie —sonrió, sacando a la luz sus dichosos hoyuelos —. Pero... ¿Y si salimos juntos? Podríamos ir al arcade, ¿eh? —extendió sus manos, apoyándolas sobre mis hombros, agitándome de atrás hacia adelante.

—¡Sí! —sonreímos emocionados. 

Él y yo solíamos ir mucho al arcade cuando íbamos en secundaria, luego en preparatoria fuimos disminuyendo nuestras visitas, hasta el punto en que dejamos de ir por completo, pero hoy recordaríamos viejos tiempos, aquellos donde todo era tranquilo y nada más que mis calificaciones era capaz de atormentarme.









































































❝𝒉𝒐𝒓𝒏𝒔, 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒍𝒐𝒔❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora