[ 𝟎𝟏 ; 𝟏𝟒 ; 𝟏/𝟐 ]

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Ocho de la noche y los puestos ya llevaban una hora en funcionamiento. Todo se veía atractivo a la vista como siempre ha sido desde que estoy en esta universidad, la entrada tenía ese gran cartel que alternaba sus luces de colores, acaparando las miradas de los curiosos que no pertenecieran a la institución, invitándolos a adentrarse en el campus y explorar la variedad de entretenimiento y comidas que podrían encontrar allí dentro. Mucha gente había entrado desde que estoy aquí parado junto a Soobin y su castaño novio. Llegué junto a la parejita, ya que, ellos vivían en los dormitorios, por lo que al ser el primero en arribar, estos me hicieron compañía mientras esperábamos a los otros tres miembros faltantes.

Quisiera haber venido a solas con Beomgyu, pero la presencia de otro chico entorpeció mis planes, y tampoco era como si estuviera supuesto a rehusarme a que ese tal "Jimin" pudiera asistir con nosotros, porque eso me haría ver y sonar como un imbécil, lo que tampoco significaba que en ese momento no haya querido verme como uno, pero me limité a sonreír y asentir con pesadez en el cuerpo.

—Hola, guapos —saludó Kai y le dio la mano a su novio para empezar a caminar.

—Hola —saludaron todos, pero mis ojos recayeron en el duo de cabello oscuro que estaba demasiado junto uno del otro.

Hice un ademán con la cabeza, ahorrándome las palabras que en ese momento ya no tenía ni ganas de decir. Caminamos en grupo, nombrando en voz alta los puestos que nos interesaba visitar, pero el avistamiento de uno en específico nos arrebató a dos participantes, los cuales pasaron de verse como jóvenes de veinte a lucir como un par de críos ruidosos.

—¡Kai, el karaoke está ahí! —gritó Taehyun. Nos volteamos con tranquilidad al escucharlo hablar tan fuerte, pero igualmente nos giramos al nombrado cuando también gritó despreocupado de la atención que nos hicieron ganar.

—¡¿Que?! ¡Entremos, Tae! —agitó sus manos, señalándole al pelirrojo la fila, y este apenas la vio se fue corriendo a hacer fila —Llámame cuando les de hambre. ¡Adiós! —le pidió a Soobin y luego se despidió de nosotros.

—Espero que todo el dinero que gastan en ese juego los haga llegar al estrellato —comentó el azabache y una risa salió de los tres —. Realmente gastan mucho, no era broma —sonrió divertido.

—Sí, cuando encontramos uno en la ciudad, Kai estaba vuelto loco y quería llamar a Taehyun para que viniera a nuestro primer aniversario —comentó el pelinegro, rascándose la nuca mientras veía como su novio saltaba junto a su pelirrojo mejor amigo.

—¿Por qué no me sorprende? —respondió Beomgyu, agitando su dedo indice.

—Bueno, ya los dejamos, ¿a dónde podríamos ir? —se unió el castaño.

—Sigamos buscando —opinó el menor.

Así fue que seguimos caminando a lo largo de la feria. El olor a fritura y comida salteada atacaba nuestras fosas nasales, pero quedamos en comer más tarde, por lo que preferimos continuar con nuestra búsqueda de juegos. Habían muchos de tirar dardos a globos, blancos o siluetas, al igual que algunos para derribar latas apiladas, otros de lanzar argollas, levantar botellas de vidrio acostadas con una caña, pero el que realmente nos ganó a todos fue el que tenía mesas de futbolito. No eran tan grandes, lo que nos obligaba a jugar en parejas, evidentemente Beomgyu se fue con Jimin, y eso estaba bien, porque no iba a dejarlo conmigo ni con Soobin. Lo que verdaderamente me irritó fue que estaban prácticamente muriéndose de la risa, tocándose y jugando alegremente entre ellos, casi que olvidando que habíamos dos más en la puta mesa de al lado. Si diez minutos los hacían nulamente conscientes de su alrededor, ¿qué pasaría en media hora más? 

—¡Yeonjun, cuidado! —exclamó el pelinegro, dándome un susto —Con esos celos~ —múltiples carcajadas salían de su boca, pero se acabaron cuando moví una hilera de personajes, haciendo que el mango lo golpeara.

❝𝒉𝒐𝒓𝒏𝒔, 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒍𝒐𝒔❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora