[ 𝟎𝟏 ; 𝟎𝟑 ]

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Siete en punto de un desocupado día domingo. El sol no era tan agresivo como hace algunas horas atrás, si no que este se comportaba con una amigable intensidad dorada, algo que he ocupado a mi favor repetidas veces cuando de actualizar mi feed se trataba. El reflejo de el astro rey se plasmaba sobre el agua salada del mar, en el que unas cuantas familias y parejas se veían embobadas o sumergidas, dependiendo del caso. Yo observaba el hermoso paisaje mientras seguía por detrás a un peliazul, quien parecía caminar por su propia cuenta, sin preocuparse de lo que se pasara por mi cabeza. Ninguno decía nada, sólo paseabamos nuestros ojos por lo que ocurría más allá del camino, cuya playa estaba a sus pies.

No sé en cuanto tiempo más, ese cielo azul que decrecía en naranja se teñiría de purpura por completo, pero las nubes ya comenzaban a tintarse de rosa en dirección al sol, y eso sólo podía decirme que lo que esperaba ya estaba por cumplirse. Continuábamos sin cruzar ninguna palabra desde que el mayor estacionó su auto y nos bajamos de este.

—¿Por qué estás tan callado? —me animé en preguntar, a lo que Yeonjun se volteó hacia mí.

—Me gusta mucho este lugar —sonrió mirando a la derecha, así recibiendo la cálida luz del sol —. Solía venir acompañado, pero esa persona encontró a alguien más, entonces... Creo que me acostumbré tanto a venir solo, que olvidé que estabas allí detrás —ladeó la cabeza, mirándome con una expresión divertida en su rostro.

—Bueno, ahora sabes que sigo aquí, ¿no? —rodé los ojos.

—Mmph —asintió, ahogando una risa, pero sus ojos seguían viéndose opacos.

—Eh... —me apresuré en decir —¿Tienes algo en mente, o sólo viniste a caminar? —relajé mi tono. Quizás soné algo molesto antes, y eso no ayudaría en mi progreso, menos si los chicos me dijeron que fuera más suave.

—Quería conocerte —aligeró el paso, así quedando uno al lado del otro —. Además, te debo unas disculpas... Creo que fui algo cruel contigo ayer en mi casa.

—Ya lo había olvidado, da igual —apreté los labios, alzando las comisuras de estos.

Otro silencio incómodo nos envolvió. No sabía que más decir, y por lo general eran los otros los que me hablaban o intentaban sacarme conversación, pero obviamente Choi Yeonjun no se me acercó porque le gustara, ni porque quisiera ser mi novio. Tal vez sólo buscaba sexo, pero Soobin dijo que él no era de ese tipo de personas. Entonces, ¿qué quería? No nos llevamos de maravilla, y lo único que nos acercó —demasiado— fue el alcohol.

—Creí que te verías más guapo a la luz, pero te ves feo —alcé mi cabeza, asimilando lo que acababa de decir.

—Entonces no me mires, imbécil —espeté, olvidando todo el rollo de ser amable —. Te dije que dejaras de verme, ¿por qué eres tan odioso? —lo empujé cuando su cara se acercó a la mía, mirándome con intensidad —Ahora entiendo porque esa persona se consiguió a alguien más —tan rápido como dije aquello, Yeonjun devolvió sus ojos al final del camino, tensando su mandíbula. Sin duda le di en el clavo, pero ese no era el maldito punto de todo esto —. Lo siento, creo que me pasé.

—No te equivocaste, así que no tienes nada por lo que disculparte, Beomgyu —se irguió, viéndose aun más alto que yo.

—Tú me molestaste primero, yo sólo respondí —me defendí, obviando lo que el mayor dijo —. No lo decía en serio, ¿sabes?

—Pero es cierto —se encogió de hombros.

—Entonces esa persona fue una tonta —no pensé en lo que decía, simplemente lo dejé salir. Claramente su vista volvió a posarse sobre mí —. Sé que sólo eres un bastardo conmigo, entonces no creo que haya razón por la que esa persona te haya dejado.

❝𝒉𝒐𝒓𝒏𝒔, 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒍𝒐𝒔❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora