Desde que nos reconciliamos en el cumpleaños de Soobin, he estado tratando de ser muchísimo más claro con Yeonjun, obviamente no recayendo en lo explícito, pero sí en lo evidente. Aún le tenía cierto temor al rechazo, sin embargo, supongo que es mejor que sólo actuar de forma pasiva, tal y como llevaba haciendo desde el inicio. Desde mi punto de vista, mis acciones eran algo fáciles de entender, más si mi conducta había cambiado a una más avasallante. Los últimos días se resumen en yo buscando hasta la más mínima oportunidad de tener contacto físico con el de cabello azul, intentos de emular esos inocentes roces de mano que —completamente a propósito— me preocupaba de hacer perdurar por un buen tiempo. Pero, ¿realmente había conseguido algo a cambio de mi esfuerzo en mejorar? La verdad, por más deprimente que fuera, es que no, porque, o Yeonjun se alejaba, o no terminaba de reaccionar como me hubiese gustado. Creo que, a estas alturas del partido, la única cosa que me motivaba a seguir era ver que el más alto ya no parecida un enamorado empedernido cuando estaba a centímetros de su mejor amigo.
Ver a Kai y Soobin abrazarse, hablar mirándose a los ojos, robarse besos cuando uno de los dos estaba distraído, usar apodos patéticamente tiernos, acurrucarse, darse cariño, alimentar al otro, o en resumen, cada mísera interacción entre ellos, nunca me importó tener algo así, pero ahora casi que sentía que moriría si Yeonjun se demoraba un segundo en contestar mis mensajes. Cosa que sí hacía, incluso demorándose más de una hora.
—¡Llegaron! Pasen —la voz de Taehyun interrumpió mis auto-destructivos pensamientos.
De pronto mi visión volvió, estábamos en la sala de mi departamento, éramos el pelirrojo, el castaño y yo, los tres jugábamos en la consola del segundo menor, jugábamos, porque no recuerdo hace cuanto fue que dejé de prestar real atención a lo que me rodeaba, pero sí lo que me trajo a la realidad.
Se suponía que sería una noche de juegos, esas donde solamente solíamos ser tres, mas no esta vez, ya que, al otro lado de la puerta, aquella que Taehyun se encargó de abrir, dos figuras de gran altura se ocupaban de entrar pidiendo permiso. Por supuesto que mi corazón pasó de casi ni dar un latido, a aparentar el pulso de alguien que sufría de taquicardia crónica, aunque no me importaba, no si podía verlo por más tiempo del que teníamos coincidiendo en la universidad.
—Yeonjunnie invitó las cervezas~ —dijo con emoción el pelinegro y se escucharon los aclamos de los dos menores y una risilla del peliazul.
Terminaron de acomodarse entre nosotros. En todo momento en el que lo seguí con la mirada, él nunca concretó algún contacto visual, ni se molestó en saludarme con un gesto. Sólo había silencio y odiaba que eso fuera convirtiéndose en nuestra normalidad. No quería ser pesimista, no quería creer que se sentó lo más lejos de mí a propósito, pero era difícil encontrar excusas si a mi lado había más espacio del que había donde Yeonjun se instaló.
—¿Quiénes juegan? —preguntó Kai, estando este ya casi acurrucado a un lado de su novio, inconscientemente restregándome en la cara su facilidad para interactuar entre si.
La partida había iniciado, siendo un todos versus todos entre Soobin, Kang y Huening. Sin querer mis ojos recaían sobre la esbelta figura del mayor, pero él estaba tan concentrado apoyando a su mejor amigo como para siquiera notar que mi total atención era sencillamente acaparada por su indiferencia. O al menos fue así hasta que mi teléfono recibió un mensaje, haciendo que este vibrara sobre la pequeña mesa y que por consecuencia un extraño sonido fuese emitido por el contacto del aparato con la superficie de madera.
[Jiminnie]
"Estoy abajo, ¿quieres salir a caminar?" ✓✓
"Los chicos están aquí..." ✓✓
ESTÁS LEYENDO
❝𝒉𝒐𝒓𝒏𝒔, 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒍𝒐𝒔❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾
Fanfiction❝Donde el chico del corazón roto le devuelve su aureola al ángel con cuernos.❞ Choi Yeonjun estaba secretamente enamorado de su mejor amigo, pero, cuando este le presentó a su novio, sus ilusiones se rompieron en mil pedazos, al igual que su corazón...