Ocho

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La casa de Lena reposaba entre sombras, el único ruido que se oía en varias millas a la redonda provenía de la esquina del salón.

- Es Krypto - explicó Lena, al ver que se detenía después de dar tres pasos - Tiene asma y ronca por eso le hago dormir aquí en lugar de hacerlo en mi habitación.

Kara tomo nota, no volvería a roncar jamás.

- Ni siquiera se ha despertado al oírnos llegar, de no ser porque ronca no sabría que estaba aquí ¿no se supone que este es tu perro guardián?

- Sí, pero no es su turno le toca el conejo Harvey mantener la guardia - encendió la luz y se volvió hacia ella.

Kara la miraba fascinada, la suave luz le daba una belleza etérea y mágica.

- Estás muy callada ¿te ocurre algo?

- Es que tengo la sensación de que esto no puede estar ocurriéndome a mí, que debe de ser un sueño.

- ¿Eso es lo que hay entre nosotras? ¿sólo un sueño?

- No puede ser - Kara se quitó la chaqueta llevaba el botón del cuello de la camisa abierto y las mangas subidas. Lena intuía que no estaba tan relajada como fingía estar. Se aproximó a ella y la agarró de la cintura como si aquello fuera todo lo que había deseado en su vida.

- Lena Luthor, después de esta noche el mundo no te volverá a ver igual.

- Me importa muy poco el mundo - le susurro Lena - Lo único que me importa eres tú.

Kara la beso suavemente moviendo su boca contra la húmeda sensualidad de la de Lena, le encantaban sus labios no se cansaba de ellos, cuando el beso comenzó a convertirse en algo salvaje Kara se apartó de ella y la tomó en sus brazos. Ruborizada y hambrienta de Kara, se dejo que la llevara hasta el dormitorio, se sentaron juntas en la cama y comenzaron acariciarte, se besaron hasta que sus respiraciones se hicieron urgentes y entrecortadas. Se tumbaron y Kara colocó a Lena encima de ella, con ropa o no la postura era provocativa, sus besos fueron creciendo cada vez más, cada vez más desesperados. Lena hundió los dedos en su pelo y apretó los senos contra los suyos ansiosa de tener todo de ella. Kara quería besarla aún más moviendo la cabeza de lado a lado, podría sentir sus cabellos sobre el rostro y el movimiento instintivo de su pelvis, su hambre era el mas potente afrodisiaco, la deseaba con la misma fuerza con que Kara deseaba a Lena.

- Tengo que advertirte... - le susurro Kara. Lena suspiro al sentir las manos de Kara sobre sus senos a través del satín - Te voy a quitar éste vestido.

Kara le bajó la cremallera y le quitó el vestido, Kara la miro de arriba abajo y Lena se quitó la ropa interior. Le desabrocho el cinturón del pantalón y los botones de la camisa, necesitaba verla necesitaba sentirla y lo que vio y sintió fue mucho mejor de lo que había imaginado, su piel estaba bronceada y tenía una musculatura fuerte, era realmente hermosa. Kara la deseada con una urgencia completamente desconocida para ella.

La única luz que había procedía de la luna llena que se coloca por la ventana, las bañaba en frías sombras y iluminaba sus rostros y sus cuerpos justo lo que era necesario. Lena solo llevaba la gargantilla plateada y su piel relucía bajo los rayos como si fuera marfil, tenía una sonrisa amorosa y feliz en los labios el pelo le caía como un velo hasta los hombros, no había duda ni miedo en ella lo quería todo y confiaba plenamente en Kara.

El pasado de una mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora