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Elayne había escuchado todo... O bueno casi todo, un pelícano la veía con curiosidad, le ofreció un pez pequeño que había encontrado muerto flotando por ahí, lo tomó en el pico y se fue, había sido muy raro cargar al pez, pero sabía que lo necesitaría si quería calmar a un pelícano, si hacían mucho ruido podrían descubrirla y era lo que menos quería.

Con su mano quitó las ramas de los arbustos para ver a Akira, pero ya no había nadie ahí. ¿No había notado que estaba ahí? Se sintió molesta, luego decepcionada de su poca observación, aunque bueno, no tenía la obligación de estar con ella ni cerca de ella, era estúpido que se pusiera así porque Akira había decidido irse. Comenzó a guardar sus cosas en la bolsa de playa, sus shorts estaban llenos de arena y sus dos colitas de cabello comenzaban a endurecerse por la sal del mar, acomodó el collar en su cuello dejando el broche atrás y se preparó para saltar aquel risco, sabía que estaba a unos 28 metros del mar, pero si lograba mantener su hechizo intacto y volver a la seguridad de la playa habitada por humanos, estaría bien.

- ¿Cómo le hiciste para conseguir tu papiro? - La voz masculina de Akira la hizo dar un brinco, tras un giro veloz desplegó su daga y adoptó una posición defensiva- Wow, tranquila, sólo soy yo, cielos... Tienes que dejar de apuntarme con tus armas. Quería ver cómo estabas. ¿En serio saltas cuando algo te espanta? No es juzgar, creo que es muy gracioso y tierno, en realidad no sabría cómo definirlo... Pero en definitiva fue tierno. Es raro que tomes desprevenido a alguien que viene de Júpiter... Baja la daga, estás a salvo y no voy a delatarte.

La chica la guardó en su funda: había colocado una funda para dos cuchillos en su muslo derecho, parecía toda una exploradora profesional.

-Creí que te habías ido- Dijo ella aún desconcertada, le alegraba verlo, una cara conocida- Lo lamento, aún no me acostumbro a las sorpresas que no son para matarme. Veo que recibiste una buena tarea, recolectar información y pelear si es necesario, hubo a quienes les tocó papel de administradores y que tendrán que recolectar, filtrar e interpretar todo, aburrido ¿No lo crees?- Se levantó del suelo y colgó su bolsa en su hombro izquierdo, vio a Akira: La brisa movía su cabello suavemente y su flequillo cubría parte de su cara, lucía elegante aunque ella diría que a punto de ser calcinado vivo por esa ropa, lucía bien; llevaba su espada otra vez a la espalda, era extraño cómo vestían ya como seres humanos pero cada uno iba armado hasta los dientes- Así que tu elemento básico es el aire. Me gusta.

Akira notó cómo en el momento de que ella sonrió, sus mejillas formaron dos bolitas perfectas, sus ojitos pequeños ahora formaban dos líneas tupidas por negras pestañas, verla desde su posición desde donde levitaba, se veía muy pequeña, como una muñeca de porcelana. Quizá él no tendría alas pero igual podía volar, aterrizó junto a ella. Ella no retrocedió, se quedó ahí parada viéndolo.

- ¿Cuál es el tuyo? - Notaba algo nerviosa a Elayne, pero la sonrisa no desapareció, levantó las manos y al momento, el mar se levantó con fuerza haciendo diferentes tipos de figuras, estaba asombrado, nunca había visto algo así-Agua. Maravilloso, es precioso.

Aire y agua siempre habían sido los más valorados en el sistema solar, aunque muchos no requieran de ninguno para vivir, los maestros del agua y del viento eran sumamente respetados y valorados en todos los rincones del universo.

-Creí que ya no volvería a verte- Dijo ella de pronto, sin dejar de verlo.

- ¿Lo pensaste? - Elayne asintió y se elevó, sin alas, como en el bosque- Es muy curioso porque me intentaste matar ayer y hoy al parecer también.

La brisa aligeraba el ambiente, ella sonrió ahora enseñando los dientes. Era cierto, qué ridícula, pero era verdad, había creído que no lo vería de nuevo y sin embargo ahí estaba con ella, frente a frente. Algo pasaba en el ambiente sin saberlo, él y ella lo notaban. Pero nadie dijo nada.

-Se nota que eres Teriana, mi papiro es color crema y el tuyo es color oro, seguramente no repararon en materiales- Dijo después de un rato. Akira había volado igual y ahora estaban flotando uno frente al otro- Quiero decir, es genial que siempre les consigan las cosas mejores de todo el cosmos, pero tengo una duda, ¿Cómo piensas lograr tu misión desde aquí? Estás muy lejos de donde se supone deberías estar.

Elayne sopesó la respuesta, aún no sabía qué hacer con exactitud, tenía una vaga idea de un plan... Pero no era suficiente.

-Haré lo que sea que diga mi papiro, pero desde aquí, recibiré los informes de los demás y podré ponerlos en comparación: lo obtenido en sus tierras y lo obtenido en las mías, así de simple.

-Interesante- Ahora Akira era el que estaba pensando qué responder, era obvio que, aunque hubiese pocos Terianos rondando por ahí, le sería imposible trabajar sola, el tiempo comenzó a pasar, el viento a soplar y el oleaje se escuchaba a sus pies, ambos movían lentamente las piernas, como si estuvieran en el agua, supo que Elayne podía volar con o sin alas, ya que el enorme par no se veía por ningún lado, quizá era mejor, podía sacarle un ojo con ellas si quisiera- Escucha, sé que nuestros planetas están en armonía desde prácticamente siempre, me cambiaron los planes para este viaje y la verdad es, que no tengo equipo. Pareja, mejor dicho. Y sé por tus palabras que sólo estoy yo contigo, ¿Quieres ser mi pareja en esta extraña aventura?

Elayne ladeó la cabeza, igual que un pájaro. Era inevitable que lo hiciera cuando algo la tomaba por sorpresa, analizaba algo o simplemente algo había despertado su curiosidad. Extendió su pequeña mano derecha, la segunda la llevó a su corazón; Akira había leído sobre ello, las promesas en Júpiter al igual que proposiciones de cierto orden superior se tomaban muy enserio. Quizá era algo dramático, pero aseguraban su cumplimiento, inquebrantable.

-Entonces estamos juntos en esto- Dijo él dándole la mano también, la sostuvo fuerte pero al mismo tiempo se aseguró de no ser tosco con ella.

- ¿Lo prometes? - Elayne no se tomaba las promesas a la ligera, ser un ser que estaba fuera del alcance del tiempo significaba, aunque sonara redundante, un exceso de tiempo, para ella y para los habitantes de Plutón, no había muerte natural. La muerte llegaba a ellos por varios motivos: asesinato, suicidio o el alcance de algún evento astronómico como la muerte de su Sol, un agujero negro o colisiones dentro del planeta, pero la muerte natural era algo simplemente imaginario- Promete que estaremos juntos en esto.

-Lo prometo.

Akira no dudó, ni titubeó. Estaba seguro, también estaba consciente de su estado atemporal, había estado contento y cómodo con ella. Solían pensar de primera impresión que sus ojos eran tan intensos y con la mirada de un asesino, que dudó por un momento que Elayne no le preguntara por ello.

-Creí que me ibas a decir que mi mirada era tan asesina y mala que no querías estar cerca- Dijo él después de un momento, para aligerar el ambiente.

-No. Lo que consideré es que no te agradara mi presencia, pero ahora veo que sólo estabas dando una buena impresión. Tus ojos son bonitos, aunque por lo visto no dejas que te los vean mucho, ¿Verdad?

-¿Disculpa?

-Ah perdón. Es que desde el bosque has intentado taparlos a toda costa... Suelo ser muy observadora, lo siento. Es casi automático. No quise incomodar- Elayne volvió a los arbustos, tomó la caja de cristal que llevaba con ella y de sus manos brotó un polvo con brillos color malva intenso, la caja desapareció por completo.

-Una princesa de Júpiter debería llevar eso en la cabeza, no desaparecerla.

-No soy una princesa porque quiera... No me mires así, es... Complicado. Pero tendremos mucho tiempo al parecer para conocernos, puedo contártelo después.

Akira se paró junto a ella, se sentaron un momento en la punta de aquel arco, el mar era la ambientación perfecta, ambos estaban tensos viendo su papiro, ninguno lo había abierto aún. Les daba miedo las indicaciones que habrían dentro.

-Si la humanidad no consigue un buen puntaje o suficientes motivos para que el Consejo decida ser empáticos...

-La humanidad desaparecerá.

Dijo él, viendo hacia el horizonte, ambos sabían que si se daba la indicación de erradicar por completo a los Terranos... Ellos tendrían que ser los encargados de la matanza.

Conectando Estrellas *Notas de autora*Where stories live. Discover now