—Mamá me habló hace un rato atrás, dijo que llegara temprano a casa. Realmente no entiendo cual es su prisa, sabe que luego de clases te acompaño a tu entrenamiento -dijo con un puchero asomándose en sus labios el pequeño rubio-
—No sé, yo no tengo problema. Puedes ir a casa, no tienes que acompañarme hoy -contesto un azabache mordiendo una manzana y sin mucho interés en el tema-
—Pero yo quería ir contigo -continúo con su pronunciado puchero. El mayor rodó los ojos y lo miro serio- Está bien. Iré con mamá terminando las clases -el azabache solo asintió y comiendo su manzana y leyendo un libro que había encontrado en la biblioteca hace unos días- ¡¡Ni siquiera me estás prestando atención!! - exclamó y miró a su mayor rodar los ojos y mirarlo de reojo-
A pesar de que Sam estaba acostumbrado a la forma de ser fría de su mayor, no le gustaba. Siempre quería su atención, ser el centro de su atención.
Y lo era, en cierta forma, sin darse cuenta Nicolás siempre lo observaba por el rabillo del ojo y se ahorraba sonrisitas cada que el menor puchereaba, sonreía, reía o jugueteaba con sus pequeños deditos.El menor siempre sería el centro de atención del azabache.
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Cerraba su casillero con frustración. ¿Quién no la tendría cuando el chico que le gusta pasa de él?
Sam estaba frustrado. Nicolás apenas había terminado su última clase, salió de ahí despidiéndose rápidamente de él y deseándole suerte con su madre. Pero el rubio solo quería pasar tiempo con él, ¿era tanto pedir? Probablemente si, ya que últimamente casi no lo conseguía.Apoyo su frente en el casillero, soltó un fuerte suspiro y comenzó a caminar a la salida de la universidad. Se sentía cansado física, emocional y mentalmente, eso sin mencionar que hacía un tiempo atrás Nicolás venía estando muy ocupado y pasando de él más de lo que normalmente lo hacía, creía tenía que ver con los chicos que oyó estaban hablando esa vez con su mayor en el gimnasio aquella vez, pero no había preguntado, ya Nicolás andaba irritable.
Y encima la maldita universidad y sus horribles profesores que no pensaban ni un poco en sus pobres estudiantes.Cuando llegó a casa, dejo la grande chaqueta de mezclilla que le había robado semanas atrás a su mayor, sus llaves en la mesita de la entrada y su mochila a un lado de la puerta. Soltando otro suspiro y tomando aire antes de gritar.
—¡¡MAMAAAAAAAAAAAÁ YA LLEGUÉ!! - soltó antes de comenzar a caminar hacia la cocina, donde siempre se encontraba la agradable mujer cuando él volvía de la universidad-
Detuvo su caminar al oír voces en el interior de está y unas pequeñas risitas.
—Mami, ¿Estás con al....guien? -no llegó a gesticular bien sus palabras cuando encontró a un alto, joven y atractivo rubio sentado en la mesa comiendo fruta picada de un tazón y mirándolo con una sonrisa- No puede ser.....
—Esa no fue exactamente la reacción que esperaba de tu parte....pero quiero suponer que mi belleza sin igual te ha dejado con la boca abierta -pronunció en tono divertido y alzando una ceja mientras sonreía-
—Mierda, ¡No puedo creer que estés aquí! - soltó un pequeño chillido antes de lanzarse hacia el chico frente a él, haciendo que la silla no resistiera y cayeran al piso, escuchó a su madre soltar un grito del susto-
—¡¡Sam Perkins ten más cuidado, por el amor a Dios!! - gritó para luego sonreír al ver a su pequeño hijo soltar lágrimas de alegría y comenzar a besar toda la cara de la persona entre sus brazos-
—Enano me estás llenando de tus babas, me acabo de golpear la espalda de manera increíble y estás sobre mi. No me voy a poder levantar en meses de la cama. Creo que me rompí algo -el menor soltó una pequeña risita y se levantó sonriéndole feliz-
—Dios, es que en serio no puedo creer que estés aquí -volvió a abrazarlo una vez el mayor se levantó- ¿Cómo has estado? ¿Todo bien? ¿Algo nuevo? ¿Tienes novia? ¿Novio? ¿Algo? ¿Cómo te fue?
—Wow, tranquilo pequeño, tu hermano acaba de llegar, déjalo descansar y luego contestará todas tus preguntas cariño -la pequeña mujer acaricio la cabellera de hijo menor y le sonrió al mayor- Tu habitación sigue cómo la dejaste Kaden
—Gracias mamá, pero por ahora estoy bien, quiero que esté pequeño de aquí me ponga al día sobre todo - sonrió y subió las escaleras hacía la habitación de su pequeño hermanito-
Todo al parecer estaba en perfecto orden. Libros y colores ordenados perfectamente sobre el escritorio.
La cama acomodada y limpia. Ropa en su lugar.
Tenía años de no estar en el cuarto de pequeño hermano y varias cosas habían cambiado. Entre esas las sábanas, las paredes, los libros, los estantes, las lámparas, la decoración....las fotos....
Miro la pared junto a la cama repleta de fotos de paisajes, personas, entre esas fotos de Sam de niño, de él, de su madre, de Jamie, la pequeña niña que recordaba vagamente en su mente, y de repente, comenzó a ver mucha, muchísimas fotos de un chico completamente desconocido para él.
En muchas de esas fotos su hermano estaba muy cerca de la cámara y al fondo de lograba ver la silueta del otro muchacho. Había tantas fotos de ese chico. Todas de lejos o sin que se diera cuenta. Hasta que llegó a una donde se lograba ver a aquel muchacho acostado en la cama de su pequeño hermanito, sin una playera que lo cubriera y junto a este, con la mejilla apoyada a su pecho, un sonriente rubio que tomaba la fotografía.Los celos se hicieron presentes en sus venas y la intriga acompañada de está. ¿Quién rayos era ese chico de cabellos negros como la noche y mirada profunda? ¿Quién y qué representaba en la vida de su hermano? No quería saberlo, pero al mismo tiempo si. ¡Por Dios! ¡Era de su pequeño hermano del que estamos hablando!
Unos pasos sonaron a lo largo del pasillo y pronto asomo la cabeza del menor quien sonreía hacía su persona, haciendo así, que él también sonría.
Palpó la cama en signo de que se acercara y se sentará junto a él. El pequeño no tardó en soltar una risita y aventarse a la cama junto a su hermano mayor.—¿Y bien? ¿Qué ha ocurrido para que de pronto regreses? Digo, no me quejo, pero esto es tan repentino - comenzó la plática el menor de los hermanos-
—Si, lo sé. Pues.... repentinamente me cansé de la vida ahí, comencé a extrañar a mi familia. No me mal entiendas, yo siempre los extrañe, pero realmente quería seguir intentando tener mi vida solo, alejado de ustedes, no fue fácil, pero justo cuando creía lograrlo....sucedieron varias cosas que, bueno, me han traído de regreso aquí. Pero no hablemos de mi. ¿Por qué no me hablas de ti? ¿Cómo está Jamie? O tal vez me podrías contar por ese chico que está pegado en tus paredes y en las fotografías junto a tu cama o en tu escritorio, no te habrás vuelto un acosador, ¿O si? -lo último hizo que Sam soltara una ruidosa carcajada y negará-
—Jamie....no he hablado mucho que digamos con ella estas últimas semanas, ella anda en lo suyo, y yo en lo mío. Respecto al chico, en las fotografías de la mayoría de mi habitación -el mayor observo como los ojos de su menor comenzaron a brillar de una hermosa manera nada más comenzar a hablar de aquel chico- ...su nombre es Nicolás, y no, no soy su acosador, Nicolás es un amigo mío. Viene a casa seguido. Mamá lo conoce y lo adora.
—Espero te esté tratando bien
—Lo hace....la mayoría del tiempo....
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One Strange Boy For Me
Teen Fiction¿Cómo mierda acabó un pequeño y lindo rubio pegado al gran chico solitario? Nicolás....la maldita tentación y adicción de el pequeño Sam. Sam....la salvación. La vida. Los colores entre la oscuridad..... La perdición. Eso es lo que significaba Sam p...