El prisionero

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- Estábamos llendo de vuelta al castillo, cuando por fin dije.-

— Por favor, por favor, por favor. No quiero casarme con esa criatura —...- suplique a mi madre.-

— Y no lo harás, todo es parte de un plan perfecto —...- contestó sin mírame.-

- Me pregunto, ¿Qué es lo que estará pensando realmente?, nunca me entero del plan inicial, siempre estoy presente únicamente cuando se planea la estrategia de formación, o sea la posición que tendré dentro del campo de batalla.-

Ninguna mencionó nada más acerca de lo ocurrido con el Hijo de Adán. Una vez dentro del castillo, ella se fue con Maugrim y el resto de los lobos, yo no tuve más opción que ir a mí habitación. Me eché en la cama y sin siquiera sentirlo quedé profundamente dormida.-

- Después de esa vez, han pasado al menos 3 días, Mamá tiene como prisionero a un Fauno de nombre Tumnus, el mismo de aquella vez en el bosque. La reina lo usaba para obtener información, pero éste nunca dijo una sola palabra, se mantuvo firme ante su lealtad con el gran León.-

- Pasaron varios días más, creo que al menos una semana. Fuí con mi madre, estaba decidida a preguntar qué es lo que estaba pasando, por qué estaba tan ansiosa, ocupada y muy molesta.-

¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!
- Llamé a la gran puerta de hielo, desde dentro escuché un "Adelante", así que pasé.-

— Madre...—...- dije, pero fui interrumpida.-

— Ahora no, cielo. Estoy ocupada —...- contestó sin mírame.-

— Pero yo...—

— ¡Eh dicho que estoy ocupada! —...- exclamó ella furiosa, en ese momento entro Maugrim, interrumpiendo nuestra pacífica charla.-

— El hijo de Adán quiere verla, Majestad —...- dijo y volvió a irse, mi madre me miró seriamente, en otras palabras es un "largo de aquí", sin reprochar simplemente me fui, con la cabeza en alto y buena postura.-

- Mí camino se cruzaba con la sala del trono, iba a cruzar, pero ví a esa criatura sentarse en el, me acerqué sin que me escuchara.-

— ¿Te gusta? —...- pregunté, el dió un pequeño brinco del susto, me miró como la primera vez, de pies a cabeza.-

— S-si, majestad —...- respondió con nerviosismo, pero no dejaba de mírame, una y otra vez, es como si me inspeccionara, viendo cada detalle de mi ser.-

— ¿Tengo algo en la cara? —

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— ¿Tengo algo en la cara? —...- pregunté confundida mientras caminaba lentamente cerca de el.

— N-no...es, bueno...eres...linda —...- se sonrojó y bajo la mirada, yo lo miré levantando una ceja.-

— Nunca me habían dicho eso, supongo que... Gracias —...- levanté su mentón con mi mano, haciendo que me mirara.-...— ¿Por qué volviste? Hijo de Adán —...- lo solté lentamente mientras volvía a caminar a su alrededor, llegué a un lado del trono y me quedé ahí parada.-

ꕥ꧁L̆̈ᴀ H̆̈ɪᴊᴀ D̆̈ᴇ L̆̈ᴀ B̆̈ʀᴜᴊᴀ꧂ꕥ."ˡᵃˢ ᶜʳᵒⁿⁱᶜᵃˢ ᵈᵉ ⁿᵃʳⁿⁱᵃ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora