Puesto de Besos [Emiliaco]

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¡Sorpresa! Disfrútenlo mucho, lo merecen. ❤️

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Joaquín

Después de aquella declaración enfrente de toda la escuela la personas comenzaron a notarme más, varias chicas del grupo de Emilio comenzaron a hablarme, incluso sus amigos cada que los veía en la cafetería me hacían señas para ir con ellos, Emilio siempre se encontraba en una de las mesas sentado con ellos a su alrededor poniéndole atención mientras yo me acercaba lentamente, como una película.

Hoy exactamente fue así, Emilio contaba una de sus tantas historias con sus amigos prestándole toda la atención del mundo, Roy me hizo una seña - como siempre - para sentarme a su lado, así lo hice.

Emilio cuando contaba alguna historia tenía la manía de mover demasiado sus manos, yo me perdía en esos gestos por más mínimos que fueran.

Sus historias eran emociones constantes.

Podrías estar riendo para después pasar a ponerte serio, pasabas de sonreír a incluso llorar. Pero hoy fue un relato diferente, lo supe desde que me pidió sentarme a su lado.

—Así fue como lo conocí, gracias a mi madre que me obligó a llevar a Romina a la primaria tuve la oportunidad de prestarle más atención, de por si a eso me dedicaba en esta cafetería —bromea mientras me regala una sonría y todos sus amigos ríen.

—Siempre lo supe —Roy bufa —Pero preferí no preguntarte nada, supuse que nos contarías —se encoge de hombros—. Me alegro que lo hayas hecho.

—¿Ustedes lo sabían? —le cuestionó incrédulo pero sorprendido.

—Siempre —afirmó Andrew, otro de sus amigos—. Desde que te vio la primera vez en aquella biblioteca ¿Te acuerdas? —le pregunta a Emilio divertido.

—¡Cierto! —afirmó sintiendo a mis mejillas arder ante el recuerdo.

—Yo te pregunté la hora —Emilio dice y me sonríe apenado—. La típica excusa.

—Se me hizo demasiado raro con tu reloj en tu muñeca —niego divertido.

—¿Qué te puedo decir? Este loco enamorado haría todo por ti —me toma del mentón y me roba un beso fugaz, sus amigos hacen ruidos extraños en forma de burla y se disparsen por el lugar.

Nos quedamos solos.

—¿Qué tal las clases nene? —cuestiona rodeando con uno de sus brazos mi cintura y mordiendo una manzana.

—Algo agotadas —le resto importancia.

Ambos nos miramos y sonreímos cómplices. No cabe duda que estar con Emilio siempre sera algo nuevo, cuando Renata y Romina se enteraron casi mueren de la emoción.

Romina comenzó a decir que sus chocolates funcionaban lo cual quería decir que le harían efecto a Renata también.

También nuestras madres tenían que saberlo y cuando les dimos la noticia ambas trataron de actuar sorprendidas.

Fue lindo que lo supieran desde un principio y nos aceptarán tal cual somos así puedo actuar de cualquier forma frente a ellas con Emilio, haciendo mi actividad favorita la cual me encanta y es caminar de la mano con él restándole importancia a las malas miradas o los susurros mal intencionados.