-Esa prometida, sueña con demonios-

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-Elizabeth Midford-

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Enterrada en la oscuridad me encontraba, abajo mio un suelo de cuadros negros y blancos como el ajedrez, estaba con un vestido blanco holgado y sencillo que me llegaba hasta por los suelos y me provocaba moverme con dificultad, mientras el frío se sentía en el lugar, congelarme tanto ni abrazarme para darme calor corporal funcionaba.

¿Un lugar de piso a cuadros, vestida holgadamente y sentirme atrapada?

Tal vez debería despertar...pensé en esos momentos...

"¡No puedo creer que tan pronto te vas a casar!"

Tan solo parpadeó y los destellos de las luces del sol cegaron mi vista al verme en un cuarto sofisticado, el resplandor de la tarde, era eso.

Sentía como ajustaban mi vientre y cintura de manera que morir parecía la opción, a tan solo voltear y ver que era Paula, me sorprendí al respecto. pero luego de ver que al frente mío, un gran y bello espejo enmarcado en bronce, a verme del que clase de vestido usaba.

 pero luego de ver que al frente mío, un gran y bello espejo enmarcado en bronce, a verme del que clase de vestido usaba

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¡Un hermoso vestido portaba!

¿Que clase de sueño era?

¡No era otro que un sueño de mi matrimonio con Ciel!

¿Una pesadilla?

¡Tonterías! ¡Soñar con este día era más que una fantasía cumplida mía, luego de tanto tiempo soñar valió!

Tan esos momentos llorar de alegría era más de una gran cosa que celebrar.

O al menos guardar las sonrisas para luego gastarlas en el momento correcto, por ahora era solo un sueño que provee mi futuro.

Paula me felicitaba hasta con lágrimas, sin dudas debo admitir que me sentía orgullosa de mi misma en esos instantes, eso me elevo el ego. Mucho. Mi madre pronto entro y me vio así de hermosa, se veía tan contenta que por un momento parecía que derramaba sus lágrimas. Jamás la ví llorar de felicidad, rara vez derramaba lágrimas, pero...sé que era un sueño.

Un sueño que se sentía tan real...

Ella...mi madre...

Era por que su única hija que tanto amo y crío estaba por casarse con un noble, quien ella le depositó su confianza, su fé y a mí.

Pronto Paula acabo de cambiarme y ya con unos ojos hinchados de llorar de alegría de mi situación, si de esta manera estaba siendo representada en mis sueños, no me iba a imaginar como sería al momento de cambiarme, de besarme en la frente y gritar a los 4 vientos de que me casaba.

- You are free, my dark fiance - Elizabeth Midford.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora