-Esa prometida, confundida-

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Pedía y rogaba por un momento donde la paz fluyera en mí para al menos no tener dolor de cabeza por este día, pero la suerte dejo de cuidarme y mimarme como antes.

Otra música del vals elegante sonó, retumbando los alrededores con el objetivo de sacar parejas enamoradas, o chismes para mal de otros, a la pista a deleite del público.

La Araña de la Reina fue quien me tomó por sorpresa de la mano y con intenciones dignas pero ocultadas en sus extrañas intenciones, de darme una pieza a la pista por ser la anfitriona y afortunada cumpleañera de este día, que me lo merecía dignamente a una mujer bellísima como yo.

No estaba ni creo estar después el gran humor de poder bailar reflejada una sonrisa en mi rostro si he visto cosas más confusas y más que insultantes, para mí, por un día y que sea mi cumpleaños.

Ya quería que acabara toda esta maldita fiesta.

Me duele la cabeza por todo esto, la nariz me ardía levemente por casi estar oliendo a todo tipo de vinos de esta fiesta, los pies me ardían debido a los zapatos que no estaban adaptados para mí (pero peor si era de tacón alto), el vientre por tan apretado el bendito corset y los ojos de ganas de solo llorar. Darle a bofetadas a Paula, a mi madre, a mi padre y a mi hermano Edward, además de todos los invitados incluyendo a los sirvientes de mi mansión.

Pero más de estar dándole de bofetadas a Ciel, fue un grosero todo este tiempo y ni siquiera aprecio mi esfuerzo de más jóvenes. Yo quería que fuera feliz. Yo quería ver su dulce y sincera sonrisa. Yo quería demostrarle que no era una mala mujer y todo lo que podía ofrecerle como su futura esposa; Elizabeth Midford.

Pero ni con un gracias con esa sonrisa tierna pude ver y todas esas veces que veía sus labios curvados en una simétrica sonrisa, era para que no me diera cuenta que no le gustaba. Y él pensando que no me dí cuenta al final...

Todo es una mentira

Vaya que eso pensé tan rápido en tan solo segundos en momentos de aprietos.

-¡Lizzy!- La voz de Ciel me hizo sacarme de esos pensamientos al escucharla de fondo y ver que este se encontraba con su mayordomo al lado, raramente no se encontraba Lady Sullivan. 

Tan solo mirarlo, me daba asco ya que era mentira esa mirada preocupante que viene de sus ojos azules, que disfrazaba ese Aristócrata del Mal que se suponía era mi prometido que me enamore hace tiempo. Pero ahora solo puedo deleitar a un desconocido noble que es Perro de la Reina Victoria, diciendo mi apodo y al lado del mayordomo Sebastian Michaelis. 

Él me odia. Y lo tenía que aceptar.

Pensé tan de repente en ese momento.

Ciel estuvo jugando conmigo este tiempo donde tuve que asimilarlo, pero es hora de un pequeño ajuste de cuentas.

Tome la mano del noble Alois para ir a la pista del vals a bailar aquella pieza que me ofreció a bailar tanto que se puede hasta que llegué a hartarme y cansarme. 

Pronto sentía muchas miradas clavarse a mi como dardos y flechas. Ya se sabían mayoría de mi gran compromiso con Lord Phantomhive, y que ahora lo "engañaba" con Lord Trancy.

Sinceramente prefería en esos momento valerme esos chismosos nobles.

Más me sentía que me colgaba de sus pies en bailar ya que recordando el ultimo vals que tuve con él, fue demasiado excelente sus pasos. Sin dudas un buen hombre para tener vals excelentes y perfectos. Me hacía girar y mover como nunca, por un momento fue tranquilo el ambiente. A pesar que sentía la mirada fija y furiosas de mi madre Frances lanzarme de lejos por lo que estaba haciendo, la de mi hermano Edward sorprendido y de mi padre al parecer decepcionado. Si que mi familia va casi en mi contra. Al menos déjenme disfrutar este cumpleaños a mi manera y por lo menos olvidar los protocolos de la nobleza.

- You are free, my dark fiance - Elizabeth Midford.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora