Shower

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Llegó el momento en el que les tocaba pelear a los chicos, estaban deseosos de subir al cuadrilátero con sus rivales. Colby ansiaba subirse a las cuerdas y realizar una maniobra aérea, dar una patada, cubrir a un rival para hacerle el pin. Lamentablemente el médico no le dejaba regresar por el momento, pero sí pudo salir para anunciar su regreso y recibir entrevistas. Eso lo contentaba un poco, pero sentía demasiadas ganas de pelear que haría lo que fuera. Jon y Joe le dijeron que fuese con ellos al ringstide en su pelea, cosa que no dudó en aceptar.

El primer combate de la noche sería el de Fergal contra Lionel (Lio Rush), por lo que el Duende Irlandés hizo su entrada coreado por el público y se subió al ring, a esperar a su rival.

Mientras tanto, en la cafetería, Allen se encontraba solo, sentado en una mesa y revolviendo su café con una cucharilla. No le importaba lo más mínimo el café, estaba demasiado ocupado pensando, y es que las palabras de Drew seguían revoloteando en su cabeza.

¡Oye, tú, ¿cómo que parejita?! ¡Parejita sois tú y Colby, no nosotros! ¡Entérate! No te hagas, que hacéis buena pareja y llevas varios días demasiado pendiente de él.

Jones suspiró soltando la cucharilla, para pasarse las manos por la cara. Estaba hecho un lío, la cabeza y el corazón se disputaban y no había un claro ganador.

Tras la victoria de Fergal, Becky sonrió orgullosa de él y salió corriendo para ir a buscarlo. Cuando lo vio, Claudio (Cesaro) y Stephen (Sheamus) le estaban felicitando por la victoria. La pelirroja se subió a la espalda del Club Prinxe cual niña pequeña, provocando la risa de The Bar y de Fergal, quien agarró las piernas de Rebecca para que no se cayese de su espalda.

Ella apoyó su barbilla en el hombro de él, mirándolo a los ojos. The Bar se despidió; Fergal, cargando a Rebecca, empezó a caminar hacia su camerino.

—Enhorabuena por ganar, Fer. —le dijo ella, agarrándose al pecho del irlandés.

Fergal, al sentir las manos de Lynch, sonrió como un tonto y le echó una mirada de reojo, la cabeza naranja de The Man estaba recargada sobre su espalda y ella había cerrado los ojos.

—Gracias, Becky. —ella volvió a abrir los ojos para contemplar la sonrisa de Fer.

Pronto llegaron al camerino del irlandés y en la puerta, la Campeona Femenina de RAW bajó de la espalda y ambos de miraron.

—Gracias por acompañarme hasta aquí.

—Nada. Oye, Fergie, ¿te molesta si te pregunto algo?

—Nada que hagas o digas me molesta, Becks. —le sonrió este, poniendo aún más nerviosa a la irlandesa, quien solo bajó la mirada sonrojada.

—Bueno, pues... —Becks se relamió los labios ante la mirada atenta de Fergal, subió la cabeza y lo miró decidida a los ojos— ¿Por qué me besaste en el cine?

La sorpresa hizo que Devitt abriese los ojos como platos y se sonrojase. La pregunta de Lynch lo había tomado desprevenido y la mente se le quedó en blanco por unos segundos.

—Emm... Esto, yo... —Becky sonrió sacudiendo la cabeza y le plantó un beso en la boca, profundizándolo tomando al Duende Irlandés por la nuca. Él no tardó en posar sus manos en las caderas de Becky, correspondiendo lentamente. Se sentían muy bien los labios contrarios y parecían estar hechos el uno para el otro, encajaban a la perfección y sus lenguas se encontraban entre ambas bocas.

Un estruendoso aplauso los sacó de su cálida atmósfera y se separaron alarmados, encontrándose con Drew, Chad, Trevor (Ricochet), Bryan (Daniel Bryan), Rami (Sami Zayn) y Daria (Sonya Deville), quienes los vitoreaban.

—¡Ya era hora, Devitt!

—¡Enhorabuena, Quinn!

Lynch estaba enormemente escandalizada y roja, no podía creer que les habían visto dándose el lote. Fergal solo los miraba fríamente, imaginándose las mil y una maneras de matarlos a todos y que pareciese un accidente.

El evento de RAW alcanzó su fin en pocas horas. Los luchadores y las luchadoras empezaron a recoger sus cosas, se cambiaron y se dirigieron a sus coches para ir a sus casas a descansar con sus familias.

Allen iba caminando hacia su camerino. En eso vio a lo lejos a Colby caminando con su maleta hacia el parking y no pudo evitar sonreír, y otra vez, ese calor en su pecho se encendió cual luz. Pero subió la intensidad cuando ambos se cruzaron cara a cara y Col miró a Allen a los ojos. Dios, esos ojos azabaches... Bueno, como cualquier otro, tampoco hace falta alardear tanto.

—Hey, Colby, ¿ya te vas? —vamos a ver, Allen, cielo, está ya cambiadito, lleva su maleta, iba hacia el parking y no tengo nada más que obligarlo a hacer. Si te parece va a ir a jugar un Parchís con Vince.

—Sí, yo ya no tengo nada que hacer aquí. —Colby se encogió de hombros, intentando ocultar su nerviosismo. Allen aún estaba con su ropa de recién salido del ring, o sea, sin camiseta e iba quitándose los guantes.

—Vaya... Yo en un rato también me voy.

—Bien.

¡Joder, Colby, qué mono eres! Un momento. ¿¡QUÉ ACABO DE DECIR!?

Un pequeño silencio incómodo se formó entre ambos. Ya no sabían qué decirle al otro, pero una cosa en el ambiente estaba clara: a Colby le gustaba mucho Allen y Allen empezaba a sentir algo por Colby, pero no sabía lo qué; y además ninguno se lanzaba.

—Bueno... Pues... Creo que me voy ya. —el azabache decidió romper ese silencio, con la voz temblándole, y agarró fuerte su maleta.

—Sí, y yo voy a ir a ducharme. —Allen se guardó los guantes en el bolsillo del pantalón.

Colby le sonrió como despedida, este le devolvió la sonrisa, antes de irse hacia su camerino. El azabache también siguió su camino, y ni cuenta se dio de que Allen se detuvo un momento para echarle una mirada furtiva. ¿Qué demonios le pasaba? Le preocupaba demasiado la seguridad y la felicidad de ese chico. Sí, eso era normal en los amigos, pero el calor que se encendía en su pecho cada vez que estaban juntos no era precisamente de amigos. Un momento, ¿era que acaso Allen Jones, el gran Phenomenal, se estaba enamorando de Colby Lopez, el épico Matabestias? No, no, para nada, no podía, simplemente no podía. Pero, ¿y si era así?

Tal vez estoy cansado y empiezo a desvariar, pensó, así que entró a su camerino sin saludar a sus compañeros y se encerró. Necesitaba una ducha, cambiarse y largarse cuanto antes a su casa antes de que se le ocurrieran más locuras.

Pero no le resultó, bajo el agua caliente siguió pensando en todo lo que le estaba pasando con Colby.

Esto no puede ser posible, simplemente no puedo querer a Colby como algo más que a un amigo o un compañero de trabajo, no puedo. Yo sigo queriendo a las mujeres, no a los hombres, pero... ¿Y si me he vuelto loco? Tanta soledad me está afectando a la sesera. O tal vez me están echando algo en la comida. Bahj, no, eso no puede ser, ¿quién intentaría ponerme veneno o cosas alucinógenas en la comida? No sé lo que me pasa, joder. Solo me quedan dos cosas por hacer: tirarme del tejado del Performance Center o hablar con las chicas y que me aconsejen ellas, porque sé que si se lo pido a Drew, Chad o a algún otro de mis compañeros, se van a meter conmigo por los siglos de los siglos, amén.

Todo listo y acabado, Allen puso rumbo a su casa, esperando que las Horsewomen o cualquier otra mujer lo aconsejase desinteresadamente.

Continuará...

Styllins~ A New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora