Too Badass

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Colby cerró la libreta, soltando un suspiro. Debía dejar ya de escribir todas esas poesías inútiles hacia el hombre de sus sueños. Era un poeta, pero eso no le serviría de nada para conquistar a Allen.

—¡Ey! —la cara de Cassie (Peyton Royce) lo sacó de su trance, asustándolo tanto que Colby dio un respingo en su silla— ¿Qué escondes ahí, Col? —la Icónica preguntó señalando la libreta que Colby apegaba a su cuerpo de una manera avariciosa.

El Matabestias se sintió enrojecer mientras Jessica (Billie Kay) llegaba junto a su hermana del alma y ambas esperaban una respuesta por su parte.

—Nada, no escondo nada. —trató de mentirle él.

—¡Menudo mentiroso! ¿Qué es? —Jessica se apoyó en las rodillas de Colby, inocente y ansiosamente— ¿Una carta de amor? ¿Un libro? ¿Un poema? —Colby negó a todo, pero se notó que en lo del poema estaba nervioso, lo cual hizo que las Icónicas se taparan la boca con las manos, emocionadas— ¡Es un poema! ¿Nos lo lees, por fi?

—Nah, chicas, otro día. —¡sí, por favor, líbrate de Jessica y de Cassandra! ¡Que soy quien decide quién hace qué y estas ya me están poniendo la cabeza loca!— Ahora tengo que ir a pelear.

No les dejó abrir la boca, Colby se levantó y se fue a preparar para su combate. Ya listo, hizo su entrada, haciendo que el público se viniese arriba a ovacionar al Matabestias que caminaba por la rampa hacia el ring.

En el camino, se lo encontró, se encontró cara a cara con AJ Styles. Y si los haters se esperaban que estos se liasen a golpes, pues lo siento, porque Allen y Colby se sonrieron de forma cómplice y alzaron las manos, juntando las manos con el Too Sweet, antes de que el Phenomenal se marchara por la rampa, riendo, sudado, cargando con su camiseta y su chaleco en las manos. Antes de entrar a backstage, Allen le echó a Colby una última miradita, el azabache entró al ring, y el ojiazul le sonrió (aunque Colby ni cuenta se dio) para marcharse.

Poquito después, sonó la melodía de Humberto (Humberto Carrillo), y este apareció entre vitoreos del público. Colby estaba listo para pelear contra el nuevo.

Mientras tanto, en el camerino de Becky, ella y el resto de las Four Horsewomen estaba de charleta mientras no tenían que pelear.

En eso, alguien golpeó la puerta.

—¡Adelante! —clamó Becky, pero como nadie entró, Mercedes decidió levantarse de su cómodo asiento para ir a abrir la puerta.

No se esperó encontrarse con el que se encontró al otro lado.

—¡Allen! ¡Cuánto tiempo! ¿Qué te trae por aquí? Pasa.

Efectivamente, Allen estaba entrando al camerino femenino, después de cercionarse de que Pamela, Ashley, Becky y Mercedes estaban vestidas o al menos presentables.

—Hola, chicas. —las saludó él— ¿Puedo hablar con vosotras? —Ash le ofreció su asiento al de melena castaña y este aceptó sentarse— Es que Drew y Chad no dan muy buenos consejos.

—Has venido al lugar indicado para hablar. —Pam se le acercó— Cuéntanos, ¿qué te ronda?

Allen tomó algo de aire antes de hablar, tragó saliva mientras se miraba las manos que se sobaba, no le parecía fácil hablar sobre ese tema.

—Es... Sobre mi familia...

Pero nada más soltar esas cuatro palabras las Horsewomen saltaron:

—¡Oh, venga ya! ¡No me digas que aún te sigues preocupando por ellos! —Rebecca.

—¡Pero si te usaron como una marioneta y luego te abandonaron! —Pamela.

—¡Hazte un favor y no te sigas comiendo el coco con ellos! ¡Que les den tanto como te lastimaron! —Ashley.

—Lo mejor que te puede pasar es quitarte de encima a esa gente. —Mercedes.

Allen, que había bajado la cabeza nada más hablar Lynch, la alzó para mirar a las mujeres a sus hermosos ojos. Se sentía un tanto triste, nervioso e incómodo, volvió a sobarse las manos, pero Pamela se agachó a su lado para agarrarle una. Le ponía de los nervios que Allen hiciese eso, el cual la miró sin comprender.

—Haznos caso. —le dijo ella, simplemente— Tu mujer te abandonó de mala manera y tus hijos prefieren al otro. Has hecho todo lo posible por no perderlos, pero pasó. Ya está. —él la miraba atento pero con ganas de llorar— Por favor, tranquilo, ¿sí?

El único hombre de la habitación se sorbió las lágrimas y, levantándose de la silla, les sonrió a todas.

—Gracias, chicas, me habéis ayudado muchísimo. —les dijo.

—De nada, hombre, para lo que quieras. —le contestó Pamela.

Entonces afuera se escuchó una voz contentísima que las Four Horsewomen y Allen lograron distinguir:

—¡Chicas, he vencido a Carrillo! —Colby entró de golpe en el camerino, sonriendo como niño pequeño y sus ojos emitieron un brillo paranormal al ver entre las chicas al hombre que lo cautivó.

Ellas no dudaron en felicitar al Matabestias, y hasta él las quiso invitar a una caña, a ellas y a Allen, el cual lo rechazó, diciéndole que otro día, que tenía cosas que hacer. Allen se marchó, dejando que los cinco se divirtiersen.

Ya duchado y con otra ropa, cogió su maleta y se fue caminando hacia el aparcamiento, mientras llamaba a una de las personas que más lo lastimaron en toda su vida.

—Wendy... Tenemos que hablar...

Continuará...

Styllins~ A New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora