.Dude, I Don't Even Know You.

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Ah, el embriagante aroma del café y el pan recién horneado.

Como lo odiaba.

Para Derek Hale, casi todos los días eran exactamente iguales, a tal punto que aquel olor había pasado de ser muy agradable a ser un gran dolor de cabeza.

Le valía un bledo que era un típico día de primavera, con decenas de pájaros cantando afuera y niños riendo por las calles.

Renunciaría si podía, pero bueno, él no era un simple empleado, era el dueño y aquel lugar alimentaba su bolsillo, así que prácticamente renunciar no estaba dentro de sus opciones.

Full Moon Coffee & Books era un lugar increíblemente popular, más por el hecho de que el 99% de sus locales (10 para ser exactos) se encontraban cerca de áreas concurridas por estudiantes; Café y libros, el imán perfecto para jóvenes y adultos.

Parte de su trabajo como el dueño, implicaba que cada dos semanas debía visitar diariamente alguno de sus locales por todo un mes, para evaluar a sus empleados y ver qué todo esté marchando en orden. Para ello pasaba todo el día trabajando junto a ellos como si fuese un solo un empleado, algo increíblemente desagradable, pues tenía que lidiar con gente no muy agradable la mayoría del tiempo.

— Este café está helado -se quejó una mujer mayor, de cabellera rubia y mirada cansada.

— Usted ha ordenado un café helado -respondió el chico que le atendió, frunciendo su rostro ligeramente blanquecino y tragando con pesadez.

El dueño estaba a tan solo dos metros de ellos, aquello realmente no le podía estar pasando.

— He pedido un frappé, no está basura congelada -agregó, colocando el café sobre el mostrador.

— Yo...-tenso ligeramente su mandíbula, arrugando un poco más sus azulados ojos-
— Realmente lamento que no sea de su agrado, lo único que puedo hacer por usted es cambiarlo por otro producto o hacer un reembolso con un cupón por el precio de su café -ofreció amablemente.
— Podrías simplemente hacerlo bien a la próxima -escupió con tosquedad, cruzando los brazos sobre su pecho.

Bien, ahora Derek estaba muy molesto, Quién se creía esa mujer para hablarle así a su pobre empleado?.

— Liam -llamo al chico, quien le observo nerviosamente- — Yo me encargo, pregúntale a Lydia si necesita algo -dijo tranquilamente, acercandose a estos.

— Si señor -respondió con firmeza.

Y en segundos aquel chico de rasgos ligeramente aniñados desapareció nerviosamente de la vista de ambos.

— Esa tal Lydia es la manager de este cuchitril? -preguntó la mujer con una expresión que fastidio al contrario.

— Así es -respondió con simpleza, intentando no perder la compostura.

— Quiero hablar con ella de inmediato -exigió con tosquedad.

— Me temo que no se podrá, esta muy ocupada haciendo el inventario, pero si realmente quiere hablar con ella puede venir dentro de tres días o si lo prefiere enviar un correo con su queja, el tiempo de espera pude ser de una hora a una semana -explicó sonriente.

— Quién te crees para hablarme así? Sabes quien soy? -preguntó, colocando ambas manos en el mostrador, intentando intimidarle.

— La verdad no -frunció la boca en una extraña sonrisa.

— Soy íntima amiga del dueño y con una simple llamada puedo hacer que te despidan -amenazo con una enorme sonrisa en su arrugado rostro.

— De verdad? -dejó escapar una pequeña carcajada, extrañando a la mujer- — Es muy raro  -ligeramente burlón coloco su mano derecha sobre su barbilla y fingió pensar- — Lo lamento, no te recuerdo, de ser amigos tan íntimos creo que lo haría -dejó escapar un pequeño y falso puchero.

— Deme el estupido cupón -murmuró con un gruñido, ligeramente sonrojada.

— Uh... -observo ligeramente al rededor del mostrador- — Creo que se han agotado y la caja no se abre a menos que compre algo, lo lamento, creo que tendrá que venir otro día -le sonrió con "amabilidad".

Y sin más la mujer se dio media vuelta y se fue del lugar, azotando la puerta.

Y no más de 10 segundos después la campanilla en la puerta le alertó de un nuevo cliente y un pequeño bufido abandonó su boca, mientras que su mano se detenía en el punte de su nariz y sus ojos se cerraban con algo de fuerza.

Apenas tenía 27 años, el no debería estar ahí, soportando todo aquello, el debía estar divirtiéndose en alguna parte del mundo, tenia millones en el banco, aquello no valía la pena.

— Lo de siempre, por favor -murmuró el chico distraídamente, observando la pantalla de su celular.

Derek que hasta entonces no había prestado la suficiente atención, despegó la mano de su rostro y observo a la persona frente a él.

Bien, era más que obvio que jamás había visto en toda su vida a aquel chico de llamativo suéter rojo, alto y ligeramente despeinado con un olor exquisito a cigarrillo.

— Amigo, ni siquiera te conozco -respondió, en un tono ligeramente burlón.

Y entonces el contrario despego la mirada de su celular y le observo ligeramente confundido.

— Lo lamento -se disculpo algo apenado- — Suelo venir aquí todo el tiempo y estaba seguro de que me encontraría con Liam -de inmediato guardó su celular en el bolsillo de su suéter- — Un café descafeinado y un panecillo de nuez, a nombre de Stiles, por favor -pidió amablemente, entregando efectivo.

Y por primera vez en mucho tiempo Derek quizo sonreír. Al fin alguien era amable.

— En un minuto -respondió tomando el dinero con suavidad, para luego darle la espalda, sintiéndose de mejor humor.

Stiles no pudo evitar observarle de pies a cabeza, jamás le había visto por el lugar o a sus al rededores, pero sin embargo aquel cabello oscuro, cejas tupidas y expresión sería se le hacían ligeramente familiares.

— Eres nuevo en la zona? -preguntó con curiosidad.

— Algo así -respondió con simpleza, pensándolo un poco, para luego darse la vuelta- — Aquí tienes, espero que lo disfrutes -le sonrió ligeramente, colocando las cosas sobre el mostrador.

— Muchas gracias, fue un gusto conocerte, pareces ser un tipo agradable -agradeció sonriente.

— No hay de que, estamos a tus órdenes -respondió con una sonrisa algo apenada, algo nuevo en él.

Y por un segundo ambas miradas, jade y avellana se toparon y una extraña sensación envolvió a ambos.

— Hasta luego -dijo por última vez, dedicándole una sonrisa inocente, tomando sus cosas para luego sentarse en una mesa cercana.

Bien, quizá el día de Derek ya no era tan malo como al principio.

Hi! Nueva historia.
Qué les parece?

Coffee, Cigarettes & kisses -SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora