Coffee, Cigarettes & kisses -Sterek

.Hotel.

Y tal como prometió Derek, esa noche este llevo a Stiles a su habitación de hotel para cuidarle.

— Bienvenido -dijo el mayor, abriendo la puerta para que el chico pudiese pasar.

— Es bonito...-susurró Stiles, introduciéndose con el mayor a sus espaldas.

— Lamento si esperabas algo más, me estoy hospedando aquí temporalmente -se disculpo, ligeramente apenado.

— No te preocupes, todo esta bien -le sonrió ligeramente.

La habitación era de un tamaño perfecto, linda y elegante, las paredes estaban pintadas de colores cálidos y tranquilos, dos camas divididas por un pequeño escritorio de madera, una enorme televisión de 50 pulgadas frente a estas, una cocina pequeña y dos puertas que parecían ser un armario y el baño.

— Siempre tomó una habitación con dos camas en caso de que mi hermana menor tenga que venir o por cualquier emergencia -respondió, tomándole por los hombros para sentarle en una de ellas- — Ahora, necesitas descansar un poco, pediré servicio a la habitación, tomarás una ducha caliente y revisaré esas heridas de nuevo -ordenó amablemente.

— Uh...Gracias -susurró completamente sonrojado.

— No te preocupes -le sonrió ligeramente.

Una hora y media después Stiles salió del cuarto de baño con una extraña lentitud, envolviendo su torso con la toalla que había usado para secarse y vistiendo solamente un short deportivo que Derek le había prestado.

El mayor tuvo que contenerse para no hacer un agujero en la pared, el asunto era peor de lo que pensaba.

— Hey -susurró con suavidad, como si eso fuese a romper al chico.

Sus rodillas estaban ligeramente moradas e incluso sus tobillos poseían algunas cuantas marcas de dedos como sus caderas.

— Prometo que solo fue superficial...solamente me retuvieron para marcarme -susurró completamente avergonzado.

Derek casi se rompe ante aquella explicación, por un segundo pudo imaginar a aquellos chicos sosteniéndole fuertemente y sin piedad, mientras que alguno cortaba su espalda, lenta y dolorosamente.

Y sin saber como, ya se encontraba abrazando al chico con extremado cuidado, evitando tocar algún punto demasiado sensible.

— Si te tocan de nuevo se van a arrepentir de haber nacido -confesó en un tono ligeramente rabioso.

— Estoy bien, no quiero que te metas en problemas, muy apenas me conoces, no puedo hacerte eso -respondió apenadamente, mientras que sus manos se envolvían en el mayor.

— Yo no puedo permitir que esto siga pasando -y con eso dio por terminado el tema- — Recuéstate boca abajo por favor -soltó suavemente, apartándose lentamente del chico.

Stiles estaba ligeramente confundido por la petición, sin embargo colgó la toalla y obedeció al mayor sin chistar, recostándose por completo y dejando su rostro de lado, con la mejilla derecha contra la almohada para poder ver lo que este hacia. No mucho después pudo observar como el mayor se se sentaba a su lado, cerca de su cadera.

— Va a doler un poco, pero es necesario, no queremos infecciones -explicó y este asintió.

Y lo siguiente que Stiles logró sentir fue un horrible ardor recorrer su espalda.

— Lo siento, lo siento -susurró el mayor, aplicando lentamente una crema antibiótica sobre la enorme "D" en la espalda del chico.

Un par de lágrimas escaparon de los ojos del pobre chico, siendo inevitable recordar cómo los amigos de Scott le habían hecho aquello, como Dante se había sentado sobre su cabeza mientras que Damon alias Demon le sostenía de la cintura y Tj por los tobillos con demasiada fuerza que sentía que en cualquier momento algo se iba a romper. Aunque bueno, algo si se rompió aquella noche.

— Lo siento -repitió Derek, parando por un segundo y llevando su mano al cabello de este para acariciarle suavemente- — Te he lastimado mucho? -susurró preocupadamente.

— No ha sido tu culpa, lo siento -susurró, ocultando su enrojecido rostro sobre la almohada.

— Entiendo -respondió el contrario, dejando escapar un pequeño suspiro- — Terminare de aplicar esto y luego podemos ir a dormir, Te parece? -preguntó con delicadeza, casi como una madre preocupada.

— Si, lo siento -respondió con la voz ligeramente oprimida por la almohada.
— No te disculpes cariño -y sin más siguió con su trabajo.

Diez minutos, media caja de curitas, un metro de vendajes, un tubo de crema antibiótica y un tubo de crema para el dolor y antiinflamatoria después, el chico estaba completamente listo, ahora vistiendo una camiseta deportiva que Derek le había prestado.

— Mañana tengo el día libre y puedo hablar con Lydia para tomarme un par de días, deberías quedarte y así puedo hacer seguimiento a tus heridas, además no debes andar por ahí así, esos inútiles podrían estar en algún lado -sugirió.

Ahora ambos se encontraban sentados tranquilamente sobre la cama, a un par de pulgadas del otro.

— Hable con el director de la universidad -susurró- — Puedo tomar clases en línea por los siguientes tres días...pero mi trabajo...podría perderlo -confesó.

— Un momento, el director sabe de tu situación y no hizo nada? -le observo confundido.

Bueno, quizá un director normal haría algo por su pobre estudiante que ha ido a clases más de una vez ligeramente o gravemente golpeado, sin embargo Rene Guerra no lo era. Porque bueno, alguien más de apellido Guerra estaba implicado, si, el mismísimo Dante Guerra.

El señor Guerra no es tan terrible como su nieto y no le hace la vida imposible a los demás, sin embargo no hace absolutamente nada para detenerle.

Al no recibir respuesta Derek paso a la siguiente idea en su cabeza.

— Sobre el trabajo no te preocupes, incluso yo podría llamarles y hablar con ellos, seguramente entenderán, soy bueno en ello -comentó.

— Gracias -respondió, esbozando una pequeña sonrisa.

Y entonces Derek se inclinó ligeramente sobre el chico, observando su rostro detenidamente.

— Debemos poner un poco de hielo en ese ojo -susurró, extrañamente con la voz ligeramente ronca.

Y sin más se puso de pie y camino hacia el mini refrigerador de la habitación para después quitarse la camiseta y envolver un poco de hielo en esta.

— Espero que no te moleste, no tengo muchas opciones, lo demás se está lavando -dejó escapar una pequeña
carcajada, para después retomar su lugar y colocar aquel paquete de hielo improvisado sobre el rostro del chico.

Y definitivamente Stiles estaba más que avergonzado.