Bucle

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Advertencia: Este capítulo contiene spoilers del manga

Despertó en lugar que no conocía.

Las imágenes comenzaron a llegar a su mente, una a una, mostrándole un futuro y su hogar colapsando. Una y otra vez se repetían, torturándolo. Haciéndolo sentir inútil ante aquella situación.

Un titán más grande que la misma muralla. Un titán atravesando la puerta interior. Un titán peleando contra otros titanes. Un titán con apariencia femenina y el cabello rubio peleando con él. Un titán con apariencia similar a un simio, convirtiendo a otros en titanes y masacrando a la Legión. La última imagen, su padre, el mar y alguien diciendo "si quieres salvar a Mikasa y a Armin". Luego, despertó.

Intentó adaptarse a la poca luz que había en ese lugar, intentaba buscar algún indicio que le diera una pista sobre el lugar donde se encontraba. Siguió buscando hasta que vio a alguien sentado, observando una fuente de luz. Un escalofrío recorrió su espalda cuando reconoció a la persona que estaba frente a él. Tenía el cabello atado en un moño, con extrañas marcas recorriendo sus ojos y su mirada estaba perdida. No, angustiada. Desesperada, suplicando en silencio.

¿Cómo había llegado a verse a sí mismo de una forma tan derrotada? ¿Cómo habían llegado hasta ese punto? Continuó con sus pensamientos, formando una y mil teorías sobre lo que estaba sucediendo; lo cierto es, que ninguno de sus pensamientos le pudo dar una pista. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no se dio cuenta que él lo estaba mirando.

-Eren, escucha—dijo con una voz tranquila su mayor llamando su atención. No podía creer lo que estaba pasando.

-Sé que tienes miedo, que no entiendes lo que esta pasando—continuó hablando con un tono tranquilo, no admitiría que su voz le daba un poco de miedo—He estado buscando mil formas para no terminar haciendo lo que hice. Para no lastimar a las personas que lastimé cuando tomé mi decisión. He buscado a más no poder una forma de alcanzar la libertad que tanto anhelamos. Pero he fracasado una y otra vez. No importa cuántas veces siga regresando aquí, siempre se repite la misma historia.

Eren no sabía de que estaba hablando su versión más adulta, no tenía la más remota idea de lo que se encontraba haciendo ahí. Solo podía limitarse a escuchar, aceptando los recuerdos del mayor.

-Todo lo que viste, seguramente no lo vas a recordar una vez que despiertes. Eren, nunca pedimos esta carga sobre nuestros hombros, pero alguien alguna vez me dijo que solo aquellos dispuestos a abandonar su humanidad podrían lograr un cambio. Eren, viendo mis memorias, ¿crees que logramos hacer un cambio, aún cuando abandonamos nuestra humanidad? ¿Aún cuando tomamos tantas vidas por perseguir lo que creíamos correcto? ¿Por intentar ser libres?

No supo qué decir. Las imágenes seguían invadiéndolo, arrastrándolo al profundo dolor en el que su mayor estaba sumergido. Vio a su madre morir, a sus amigos morir. Se vio a sí mismo golpeando a su mejor amigo y diciéndole a la mujer que siempre había estado a su lado, a la que quería más que a nada en el mundo, la mentira más grande de su vida: su odio profundo desde que era un niño.

-Hiciste llorar a Mikasa—susurró cuando por fin pudo formular una oración. Eren sonrió amargamente cuando escuchó al menor recordarle el peor momento de su vida.

-Sí, pero era necesario—respondió fríamente. Seguía intentando convencerse de que había hecho lo correcto en ese momento.

-No, no lo era. Fuiste un cobarde intentando hacerlo todo tú solo. ¿Qué libertad estas buscando si eres esclavo de tus propios pensamientos? No eres libre, no estamos ni cerca de serlo. Sigues intentando que alguien termine con toda la cadena de desastres que tu egoísmo nos ha traído. ¿Cómo esperas que crea que lo que has hecho es lo correcto?—exclamó el menor sin poder contener sus impulsos.

Había olvidado la voluntad incontenible que poseía. La voluntad que lo mantuvo vivo y a la que se aferró hasta que comenzó a tener razón de las memorias que cargaba al haber devorado a su padre y obtener al titán de ataque y al fundador. Los eventos que le fueron revelados al besar la mano de Historia. Su naturaleza indomable que lo llevó a convertirse en un soldado y parte de la legión. Ahí estaba él, viéndose a sus nueve años. Viendo sus ojos contener la furia que estaba por desatar.

-En su momento, pensé igual que tú en estos momentos. Pero como dije, solo alguien dispuesto a abandonar su humanidad puede lograr un cambio.

Eren, con lo que has visto, te pido, te suplico, que enmiendes los errores que cometí y encuentres la forma de salvar a Mikasa, Armin y a todos los que viste en mis memorias y las de los demás portadores de lo titanes que poseo. Eren, aún no llevas la carga que yo tengo sobre mis hombros ahora. Cuando ese momento llegue, por favor, llega hasta este recuerdo, cambia el destino. No seas esclavo de las memorias como lo he sido yo todo este tiempo. Aférrate, pelea. Pelea hasta que puedas evitar el retumbar. Hasta que veas otra salida, otra alternativa al final que yo puse. Por favor, Eren; he perdido la cuenta de las veces que he llegado hasta este punto. Sé que es egoísta pedírtelo y dejar toda la mierda para que la limpies tú. Pero sé que esta vez será diferente.—exclamó el mayor al borde de las lágrimas, con la desesperación desbordando por sus ojos.

El menor no podía creer todo lo que le estaba pidiendo, no quería cumplir su voluntad. Sin embargo, de no hacerlo, todo terminaría de una forma tan terrible que sentía la necesidad de hacer las cosas diferente.

-Si pudiste manipular a nuestro padre para robar un poder titán, ¿cómo sé que no me estas manipulando a mí también?—dijo con desconfianza—¿Cómo se que no me estas manipulando como a las demás personas que confiaron en ti y que traicionaste por seguir un plan descabellado?

-Puedes creerlo o no, es una decisión que no sabemos como pueda terminar. Es irónico, pero, a pesar de conocer el futuro, aún hay cosas que logran sorprenderme. Es una decisión que tú deberás tomar el algún momento. Cuando llegue, sabrás que hacer.—terminó el mayor levantándose y comenzando a caminar, sin darle tiempo al menor para replicar. Dejándolo ahí con mil dudas y miles de escenarios trágicos de lo que su mayor hizo en algún momento.

Cuando despertó, estaba acostado bajo la sombra de un árbol. Mikasa lo veía curiosa.

-Será mejor que regresemos.

El pequeño de nueve años no entendía que estaba pasando ni dónde estaba.

-¿Dónde estamos?—preguntó confundido

-Te quedaste dormido—respondió la asiática

-Siento que tuve un sueño demasiado largo, pero no recuerdo nada.—Las lágrimas comenzaron a caer por sus ojos.

Y nuevamente la historia iba a repetirse, aún cuando un Eren de diecinueve años había intentado que las cosas fueran diferentes. Solo esperaba que el pequeño, una vez que se hiciera con los poderes del titán de ataque y el fundador, pudiera acceder a las memorias desesperadas pidiendo ayuda para cambiar el fatídico destino al que los estaba guiando.

ººº

Hola, es mi primer historia sobre Shingeki no kyojin. Aunque es una teoría muy conocida, se me hizo una buena idea publicar mi perspectiva. 

Gracias por leer, nos vemos en la próxima :3

En cualquier universo [One-Shots Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora