Nadie habla en nuestro grupo y no seré la primera en hacerlo. Admito que mi secreto es grande, el acosador tiene la foto que le da control sobre mí, pero no quiero parecer desesperada porque mis compañeros sospecharán de mí. "Hey, estuve en un incendio". No es la mejor forma de hacer amigos, lo tengo por seguro.
Al otro día llego a clase de Geometría y tengo que salirme a la mitad porque me llegan los recuerdos de Raquel. Entro al sanitario más cercano entre tambaleos, una opresión fuerte invade mi pecho mientras mi visión se difumina; todo es borroso, todo es oscuro. Abro la puerta y casi me caigo al entrar, tengo que sostenerme de la pared al tiempo que contengo arcadas. Tengo el estómago hecho un nudo y las náuseas incrementan cada vez más. No veo alrededor, no me fijo en detalles, mi objetivo es entrar al cubículo más cercano y encerrarme en el interior.
Los sollozos claman por salir, me lastiman la garganta, me permito externar varias lágrimas, pero acallo mis lamentos con la mano; si alguien me escucha, creerá que me estoy muriendo. Deseo con todas mis fuerzas volver cuatro meses atrás y rechazar la aceptación de la universidad. Cierro los ojos con fuerza mientras respiro fuertemente para apaciguar el ardor que nace en mi estómago; si abro los ojos y resulta que estoy recostada en la comodidad de mi cama en mi casa de Sores, juro que la mitad de mi salario del resto de mi vida lo voy a donar a asociaciones que lo ameriten.
Cuento hasta tres y abro los ojos.
Sigo en el baño de la Universidad de Yesca. La imagen de Raquel con la soga apretando su cuello viaja de un lado al otro dentro de mi mente, sus ojos sin vida me miran con tristeza, con odio, con rencor. "¿Por qué sobreviviste y yo no?". Parece preguntar.
―NO SÉ
El grito cobra fuerza desde lo más profundo de mi pecho y es externado con vigor. Con el puño golpeo la puerta y suelto una exclamación cuando un dolor agudo sube hasta mi codo. Maldita sea, ahora ya me lastimé. Sobo los nudillos enrojecidos y adoloridos, varias lágrimas de impotencia y coraje resbalan por mis mejillas. Tomo asiento en la tapa del retrete mientras respiro profundamente en un intento por calmar las palpitaciones.
Un desenfrenado deseo de marcarle a mi madre me invade de pronto. Necesito más que nunca que me calme con su voz y me diga que todo estará bien. Pero mi madre jamás ha hecho eso y dudo mucho que hablar con ella me sea de ayuda. Ella ya lidia con algunos problemas, no es justo aumentarle la carga.
Siento la vibración de mi teléfono en mi bolsillo, no me atrevo a ver de qué se trata porque temo que el acosador nos sorprenda, en este momento no podría soportarlo.
Escucho que alguien entra, pues sus pasos hacen eco en el sanitario. La persona suelta una tos, escucho un tipo chasquido y entonces escucho el chorro, potente, de orina golpear contra el agua del retrete. Jala la palanca y escucho pasos que se alejan.
Creo que ahora estoy sola.
Le echo un vistazo al reloj y suelto una maldición cuando veo que llevo casi diez minutos ahí metida. Mierda, a ver si el profesor me deja entrar de nuevo a clase. Con un trozo de papel limpio mis lágrimas y mis mocos; seguramente me veo bien destruida. Una vez que me siento preparada para volver, salgo del cubículo.
Jamás imaginé que el siguiente encuentro con Tristán sería en el sanitario. ¿Qué mierda? Va entrando.
Suelto una exclamación al tiempo que pego un brinco y siento a mi corazón saltar hasta casi salirse de mi pecho. Él frunce el ceño y su mirada color esmeralda denota confusión. Sin saber la razón, me cubro el cuerpo con mis brazos, como si me estuviera protegiendo de alguien... ¿De él? ¿Qué hace aquí?
―¿Acaso no sabes leer? ―digo en tono mordaz―. ¿O es que eres un acosador enfermo?
Hablando de acosadores, ayer lo besé y pudiera ser que él estuviera detrás del crimen. Tengo cero pruebas y muchas dudas, pero ver su mirada que ahora ha cambiado a burla y desprecio, me hace pensar que tal vez tenga algo que ver con el acoso. Me cruzo de brazos y lo miro de forma burlona, a mí no me va a intimidar... Oh, mierda, desde aquí puedo ver el mingitorio y no es uno, son dos.
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Perversa obsesión
Misteri / ThrillerRecién llegada a la universidad de Yesca, Kendra Erazo debe enfrentarse a la ruptura de su novio. Con el corazón roto, Kendra decide ir a la fiesta de bienvenida que organizan los hermanos Diener; universitarios de la alta sociedad que no suelen hab...