TN juraba que si tenía a L delante, iba a golpearlo de tal manera que quedara en coma. Así que estaba esperando en el cuartel a que éste llegara. Estaba realmente enfadada con él.
Resulta que hacía una hora, su compañero de equipo, Matsuda, le había dicho casualmente a TN que creía que Ryuzaki se estaba volviendo realmente paranoico. TN estaba un poco de acuerdo, pero igualmente quiso preguntarle por qué. Entonces, éste le contó que Ryuzaki había ideado una trampa donde hacía que su padre, Soichiro Yagami, actuaba como si estuviera a punto de matar a Misa y a Light, su hermano, y luego se iba a suicidar. Naturalmente, a TN le ardió la sangre por una idea así. Estaba segura de que a su padre le resultaría realmente difícil y que Ryuzaki había cruzado una línea. No tenía ni idea de lo que había ocurrido al final como el resultado de semejante plan, pero L no le respondía las llamadas. Finalmente consiguió, al menos, comunicarse con su padre, quien dijo que todo había acabado bien, pero que Light se había quedado algo traumatizado. Desde aquel momento TN había estado esperando impacientemente el regreso del grupo.
Por fin, la puerta del cuartel se abrió, entrando por ella su padre, su hermano, Misa y, a quien más esperaba, L. Fue corriendo a los brazos de su padre y Light, preocupada, dándoles un fuerte abrazo.
—Estáis bien, ¿verdad?— dijo—. Menos mal.
—TN, tranquila— Light le devolvió el abrazo con una mano—. No es para tanto.
—¿Cómo que no?— gritaron Misa y TN a la vez, la última separándose de sus familiares.
—¡Ese plan fue horrible! ¡Me horroricé de pensar que iban a matar a mi Light!— exclamó la rubia, pegándose al joven—. ¡Mi vida sin Light sería terrible!
—Sí, sería un mundo oscuro— habló Ryuzaki finalmente. TN lo miró extremadamente mal cuando sus miradas se encontraron, primero por su plan y segundo por aquel intento de humor.
—Tú. Pasillo. Ahora— ordenó TN. Ryuzaki ladeó la cabeza.
—¿Por qué me das órdenes?
—AHORA— gritó con todas sus fuerzas. A aquel grito lo siguió un tenso silencio. TN intentó calmarse para pensar fríamente. Pero no podía.
—Hija, tranquila...— intervino Yagami. Entonces, Ryuzaki salió de aquel cuarto lenta y calmadamente. TN juraba que iba a matarlo.
—Ahora vengo— tras decir eso, salió de la habitación cerrando la puerta fuertemente tras de sí.
Ryuzaki estaba apoyado en la pared de delante, con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón y su característica postura relajada. Miraba a TN como si la estuviera analizando. TN odiaba que él hiciera eso. Se quedaron mirándose unos segundos hasta que Ryuzaki habló.
—¿Estás enfadada?
—¿Que si... Que si estoy enfadada?— repitió con furia contenida—. ¡¿Tú qué crees?!
—No creo que debas gritar en el pasillo— opinó el detective. A TN estuvo a punto de explotarle la vena de la frente.
—¡Me da igual que me escuchen gritar como una loca! ¡Mejor, así sabrán lo estúpido e irresponsable que eres!— gritó.
—Lo hice por la investigación.
—Todo es por la investigación. ¿Siquiera te importan las vidas de los demás o solo resolver este caso?— Ryuzaki se encogió de hombros.
—Una vida se puede perder si es por el bien de la justicia— dijo.
—¿Por el bien de la justicia?— TN se acercó a Ryuzaki—. Hiciste un espectáculo sobre que mi padre iba a matar a mi hermano. ¿Te parece eso de alguien justiciero? ¿Tienes idea de lo que tuvieron que sufrir en aquel momento?