Lamar me guió hasta la pequeña terraza de la discoteca, se apoyó en la barandilla de esta y observó el cielo, el cual estaba precioso con todas las estrellas alumbrando esa noche.
- ¿Has conseguido algo? -. Me coloqué a su lado y negué.
- No van a enseñar sus identidades delante vuestro, si lo hicieran saldrían perdiendo, gracias a que nadie sabe quienes son, pueden hacer su trabajo más tranquilos -. Lamar dejó escapar un suspiro y bajó su mirada -. Lamar ¿Por qué haces todo esto? ¿Qué necesidad tienes de estar en una mafia?.
- No tengo a nadie, Adaline -. Esas palabras hicieron que mi corazón se rompiera un poquitos -. El único amigo que tengo es muy diferente a mi, en cambio los verdes me entienden. Además, hace ya dos meses perdí la memoria, los únicos que estuvieron ahí conmigo, fueron ellos.
- ¿Perdiste la memoria? -. Asintió.
- Si, pero por alguna razón recordaba que Armando, John y todos ellos eran los miembro del sistema.
- ¿Quieres que te cuente algo?.
- Claro, dime.
- Cuando tenía diecinueve años yo también perdí la memoria, no recordaba nada de mi vida, incluso al día de hoy sigo sin recordar muchas cosas -. Bajé la mirada, sabía que Viktor me estaba escuchando, y que a él le provocaba demasiado dolor recordar esa época de nuestras vidas -. Lo único que recuerdo de mi vida antes de perder la memoria, es mi hermano, ni siquiera recuerdo el rostro de nuestros padres, o el de nuestros hermanos. Nunca llegué a recuperar la memoria.
- No sabía que tenías un hermano.
- Hay muchas cosas que no sabes de mí -. Sentí que mis manos empezaron a temblar -. La peor sensación de mi vida es que siento que me faltan, que los necesito a mi lado, pero sigo sin recordar absolutamente nada sobre ellos.
-... -. Lamar solo me quedó mirando, en cuestión de segundos yo ya estaba entre sus brazos, llorando.
- ¿Por qué no intentas salir de esto? Antes de que te pase algo peor que solo perder la memoria -. No obtuve respuesta ninguna de su parte -. Lamar... Sal de este mundo, eres muy joven para arruinarte la vida de esta manera.
- Es el único camino que veo, mi única salida.
- Siempre hay más opciones,más caminos -. Me separé de él y ambos nos observamos -. Tienes la oportunidad de salir de esta,hazlo ahora,antes de que no puedas.
- Adeline, no puedo -. Su mirada bajó a sus manos, las cuales se encontraban temblando -. Disfruta la noche, peque.
Besó mi frente y volvió a entrar, yo en cambio decidí quedarme un rato más en la terraza.
Sentí a alguien a mis espaldas, ni siquiera me molesté en mirar de quién se trataba. De reojo puede ver que se trataba de Conway, se apoyó en la barandilla a pocos metros de distancia de mi.
- ¿De verdad no recuerdas a tus padres o solo era para ablandar al tio ese?-. Escuché su voz por el pinganillo pero a la vez también lo escuché en vivo a mi lado .
- Es verdad -. Dejé escapar un gran suspiro -. Nunca pude recordar absolutamente nada de ellos, ni su rostro, ni su forma de ser, ni momentos vivos a su lado. Ni siquiera recuerdo cómo era su voz.
- Yo...
- No hace falta que digas que lo sientes o algo así, claramente no fue tu culpa, asi que no tiene sentido que vayas a disculparte, y mucho menos que vayas a darme el pésame. Pasó hace mucho tiempo -. Lo miré por última vez antes de entrar de nuevo a la discoteca.
Al entrar la música inundó mis oídos, enseguida volví con los chicos y dejé caer mi cuerpo al lado de Juanjo.
- ¿Todo bien? -. Asentí -. Genial.
Centré mi atención en él chico con cresta, por lo visto ya había conseguido enamorar a el Gringo, ya que estaban en una larga sesión de besos apasionados.
- Me largo de aquí -. Escuché la voz de mi hermano por el pinganillo.
- Comisario Volkov -. De lejos pude observar que Diego fue tras mi hermano, el cual salió muy alterado del recinto.
- Juanjo -. Llamé su atención.
- ¿Mhm?.
- Me voy marchando, se está haciendo muy tarde y mañana me toca el turno de mañanas -. Me levanté y agaché un poco mi cuerpo para poder besar sus labios -. Nos vemos mañana.
- ¿No quieres que te acompañe?.
- No tranquilo, nos vemos, disfruta lo que queda de noche.
Me alejé del grupo y me apresure a salir del local, gracias a dios tuve la suerte de encontrar a Diego cogiendo a mi hermano del brazo para impedir que se fuera.
- Por fin alguien se digna a venir a ayudarme, el comisario tiene demasiada fuerza -. Diego soltó a mi hermano y suspiró -. Espero que pueda usted sola, si no es así, entonces llamame.
- Gracias, DIeguito -. Besé su mejilla, enseguida estas tomaron un color rosita. Diego me regaló una última sonrisa y volvió al interior de la discoteca -. ¿Vas a decirme por qué estás tan alterado?
- No importa, además, no puedes hablar conmigo, pueden descubrirte.
- Me da igual, cuéntame de una vez que coño te pasa.
Viktor cogió mi mano y me guió hasta un callejón.
- ¿Te acuerdas que te hablé una vez de un chico al cual yo le gustaba?-. Asentí -. Hace unos cuantos meses, antes de que tu llegaras a la ciudad, se me declaró.
- ¿Y qué pasó?
- Lo rechacé -. Una lagrima resbalo por toda su mejilla, enseguida Viktor bajó su rostros con la intención de que yo no le viera llorar -. Y ahora mi chico es feliz con otro hombre...
- Espera... -. Me acerqué a él y levanté su cara para que me mirara -. ¿Estas hablando del chico con cresta?
- Se llama Horacio -. Viktor volvió a esconder su rostro entre sus manos, escuché sus sollozos y enseguida lo envolví entre mis brazos.
Ver llorar a Viktor me estaba partiendo el alma, llevaba demasiados años sin verlo derramar ni una sola lágrima y ahora estaba totalmente roto, llorando mares entre mis brazos.
(✨)
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Suspiros llenos de tí. (Jack Conway)
FanfictionElla demasiado descontrolada. Él demasiado jodido. Ella demasiado pasota. Él demasiado frío. Al conocerse ambos se hacen cambiar mutuamente a mejor, pero ninguno de los dos sabe que su historia acabará siendo una historia con demasiado sufrimiento d...