Capítulo 1.

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Narrador.

La gente que entraba a comisaría y fijaba su mirada en la chica que esperaba justo al lado de la entrada.

La chica solo les echaba una mirada de asco y enseguida la gente dejaba de verla.

Adaline llamaba la atención por sus  múltiples tatuajes en sus brazos, pero también por la seriedad que mostraba su rostro.

Él superintendente entró a comisaría, fijándose en toda la gente que se había acumulado en el interior de esta.

Estresado empezó a sacar a la gente sin importarle a lo que estos vinieran a la comisaría, cuando llegó al lado de Adaline, miró con su típica cara de mala ostia a la chica y intentó echarla.

— Venga muñeca, a tomar por culo de mi comisaría.

Adaline ni siquiera se movió, casi ni se molestó en mirarlo.
Conway la miró con superioridad y la cogió del brazo.

— ¿Pero que haces? — Se quejó ella.

Conway no contestó, la llevó fuera de comisaría y la dejó ahí.

— Conway ¿pero que hace?.

Volkov llegó justo al lado de los dos sujetos y miró preocupado a la chica.

— ¿Estas bien? — Le preguntó a Adaline.

— Estoy bien.

— La he tenido que sacar a la fuerza, no me hacia ni caso la puta anormal esta.

— Conway, le agradecería que dejará de insultar a mi hermana — Conway miró sorprendido a ambos hermanos — Acaba de llegar a la ciudad para quedarse.

— Muy bien, yo me largo.

Sin despedirse ni disculparse con la chica, se volvió a adentrar en comisaría.

— ¿Ese es tu jefe?.

— Si, él superintendente Jack Conway.

— Pues él superdetergente ya me cae mal.

Adaline.

Dejando a un lado mi mal humor, me abalanze sobre mi hermano.

— Puto idiota, no llamas, no escribes, no nada — Fingí estar molesta.

— Pero si te llamo todos los días.

— Ostia es verdad — Viktor negó divertido — Bueno dime ¿Qué se hace aquí para divertirse?.

— Lo siento, no puedo acompañarte — Lo miré enfadada — Lo siento enserio, pensaba que llegarías más tarde, aún me faltan dos horas para salir.

— ¿Puedes al menos llevarme a tu piso?.

— Claro, vamos.

Lo seguí hasta el parking, ambos subimos a un coche policial y Viktor arrancó.

— Veo que no traes mucho equipaje — Viktor fue el primero que rompió el silencio — ¿No vas a quedarte?.

— Si, pero sabes que soy una chica que cambia mucho de look — Dije obvia — Así que solo he traido unos pocos trapos y cuando vuelva a cambiar de estilo, iré de compras.

— Sigues siendo una obsesa de las compras.

— Mentira, solo que soy muy indecisa.

— Bueno, y cambiando de tema — Me miró de reojo — ¿Qué tal por Bélgica?.

— Amo el país, enserio — Dije con una sonrisa en la cara — Pero odio a la gente de ahí.

— Odias a todo el mundo.

Suspiros llenos de tí. (Jack Conway) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora